Foto tomada entre las poblaciones de Tátbena (Marina Baixa) y Castell de Castells (Marina Alta), ambas de Alicante.
Desde la flor del almendro, 1995
Prólogo
En las
breves líneas que ilustran la solapa de mi último libro publicado, Azumbres de la noche, manifiesto que fue escrito donde tiene su aposento la luz,
entre las brisas salobres de este undoso Mar llamado Mediterráneo. Lo que
entonces no sabía es que el Mediterráneo lo llevaba yo dentro, al menos en
alguna de sus formas o interpretaciones. Lo supe al esbozar otro libro: el que
ahora está en tus manos, lector, pues aparte de la luz o el mar, tan tópicos
como ineludibles (tan propicios, por tanto, para la impregnación, la
subyugación e incluso la dulía), aparte de "esas cosas", digo, se
deja ver el paisaje: ese que yo he aprendido a amar en los 21 últimos años de
mi vida: pinos y palmeras, hortales y collados, regatones, trochas,
cambroneras... Y especialmente el almendro, con su tronco de vieja soledad, con
su flor de luna.