En el hotel de Cracovia haciendo tiempo para ir a tomar el avión que las llevará a Madrid
Antonia Estrada, entregada a las
misiones y perseguida por las guerras
Cuando era niña, dijo que quería ser monja. A los 22 años lo fue. Luego dijo que quería ser misionera y lo ha sido hasta hoy, que tiene 81 años bien cumplidos. Y ahí sigue, entregada en cuerpo y alma a los demás. Nunca ha tenido dudas del camino que quería recorrer en la vida, aunque la hayan perseguido las guerras.