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miércoles, 4 de julio de 2018

Palomas desprendidas de un alero de barro


Mariano Estrada, en la plaza de san Marcos, Venecia, sep. 1975


Palomas desprendidas de un alero de barro

Iban a volar incontenibles.
Para eso nacieron.
En vano las codiciaba la muerte.

Una de las cosas que quisiera conservar de por vida es la capacidad de sentir: condición que creo suficiente para andar por este mundo con el pecho descubierto, evitando no sólo las abulias e hipocondrías, sino también los estímulos bastardos o artificiales.