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martes, 21 de octubre de 2025

Un tronco seco

 

Foto tomada junto a un camino de El Charco, Villajoyosa

 
Un tronco seco
El Charco, Villajoyosa

Debo decir que he pasado mil veces junto a este árbol seco, al que podemos llamar también naturaleza muerta. Sin embargo, nunca me había parado a mirarlo con detenimiento. Pero era inevitable que un día u otro lo hiciera. Estaba tan a mano… Me acerqué, pues, y le dije:
-¿Qué pasa, tronco?
-Ya ves, amigo, resistiendo.
- Como el Dúo Dinámico, ¿eh?
-Más o menos, pero el Dúo Dinámico sigue cantando.
-¿Y tú no lo haces ya?
-¿No ves que no tengo ramas? Eran ellas las que cantaban por mí, con el viento.
-Ah, los ululares… Mágicos, líricos… y ahora melancólicos. ¿Estás triste?
-Si así lo quieres decir…
-¿Por qué no lloras un poco y te desahogas?
-Porque no tengo savia, ¿no ves que estoy seco?
-Sí veo, sí, seco como un palo.
-No me rebajes la categoría.
-Vale, tronco.
-Tampoco seas burlón, todavía no se ha acabado mi tiempo.
-¿Ah, no? ¿A qué aspiras ahora? ¿Qué caminos te quedan por recorrer? ¿Qué sueños te quedan por cumplir?
-Espero a que se acerque por aquí un hacha grande, necesitada y misericordiosa.
-¿Un hacha? ¿Para qué quieres un hacha?
-Para que me trocee y haga leña de mí.
-¿Eso quieres?
-Sí, exactamente eso. De este modo podré consumirme en un fuego y trascender. ¿Comprendes? El humo, la brasa, la ceniza…
-¿Tú quoque, fili mi?
-¿Qué insinúas con esa retrospección de mal gusto, hombre de poca fe? ¿Es que no crees en la reencarnación de los árboles? ¿Es que no crees en los bosques de un nuevo paraíso donde todos nos volvamos a ver?
-Pues no sé, yo me inclino a creer que todo se acaba con la incineración o con los gusanos.
-Haces mal, muy mal. Tú mismo puedes ser árbol en una próxima vida. ¿Te imaginas ser roble o  almendro?
-¿Y cómo sabes que esos son mis árboles preferidos?
-Porque hace mucho tiempo que tus pensamientos me rozan. ¿O no eres consciente de que pasas junto a mí todos los días a la caída de la tarde? Además, desde mi muerte consumada estoy viendo ya tu cuerpo sin vida. Pero veo también que tiene un germen dentro que no se conforma con haber sido. En realidad ya hace tiempo que tienes labrado un porvenir en la raíz de esos árboles hermosos, bienaventurados e imperecederos.
-Bueno, tronco: de momento me dejo llevar por estos pies carnales que aún andan de prisa. Nos veremos mañana…
-De acuerdo, amigo. Yo seguiré aquí, esperando a Godot y deseando que venga con el hacha más filosa del mundo. Llegará un día en que no nos veamos, porque ya seremos del fuego, y luego nos volveremos a ver,  pero entonces ya seremos del aire.
-Se me hace raro, a la vez que me enternece, que los muertos puedan tener esperanzas e ilusiones. Yo creí que esas cosas eran patrimonio de los vivos…
-Nunca es tarde para aprender algo nuevo, querido transeúnte. Dentro de un tiempo sabrás que la muerte solo es un punto de inflexión. Dejarás a los vivos entre dudas y tú entrarás en territorios de certidumbre. En ellos nos veremos. Pero no te preocupes demasiado, no va a ser mañana ni pasado mañana, antes tendrá que alzarse el sol por el horizonte muchos días consecutivos…

Mariano Estrada
Publicado en el libro LA MAGIA DE LO AUTÉNTICO. Una visión lírica de Villajoyosa (2017)

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