Aguablanca, caminos de ida y vuelta: tres apuntes
El pueblo
Muelas de los Caballeros, Carballeda, Zamora, noroeste de
España. Fantasía de robles y de brezo. Miel. Flor primaveral, gozos de otoño.
Sé que no es un pueblo, sino un pálpito, una constante de vida y de memoria,
una proyección, una infancia atrapada, una necesidad, casi un vino, casi un
opio, casi el amor, casi la pureza. Un paraíso perdido, un punto lejano, un
imposible. Muchos derroteros, muchas fuentes, muchos pájaros, un río, una
calle, una familia, un exilio, una emigración, un abandono, una fatalidad, una
raíz, un hilo de tiempo que te ata, que te estimula, que te libera.
El paraje
Velilla: montes situados en el norte de la Carballeda, Zamora, comarca cuyo
hecho diferencial es un extenso roble y un largo aullido de lobo. Sus cotas más
altas se sitúan en la Sierra de la Cabrera, separándola de la comarca leonesa
de este mismo nombre. Sus valles, que acompañan a un agua cristalina hacia el
río Fontirín (que desemboca en el Negro que desemboca en el Tera que desemboca
en el Esla que desemboca en el Duero), están milagrosamente habitados por unos
robles hermosos, cuya robustez centenaria brota a veces de la fría apariencia
de las pedrizas... Al Noroeste la deslinda Sanabria, comarca de Lago legendario y de consecuente Parque
Natural.
El objetivo
Aguablanca es el poso que queda en la memoria después de
andar los caminos de este mundo, los avatares de esta vida. Aguablanca es el impulso
del corazón más allá de los estragos de la convivencia y del tiempo.
Aguablanca es la simbiosis del hombre y
del paisaje, la afirmación del hombre como paisaje y su necesaria comunión con
la oferente y oprimida naturaleza. Aguablanca es la perpetua fe en el camino,
la perpetua fuente, la perpetua emancipación. Aguablanca es un espacio de
eternidad, un fuego inextinguible, una huella que no se borrará mientras el
hombre siga siendo un anhelo, una inquietud, una añoranza, una celebración, una
búsqueda, una creencia, un aleteo fallido y renovado, simultáneamente posible e imposible.
Aguablanca es un hombre que mira hacia la luz por las rendijas de sus íntimas
insatisfacciones, de sus persistentes y numerosas penalidades.
Del libro Aguablanca,
caminos de ida y vuelta (2002), incluido en Los territorios de la inocencia (2014)
Mariano Estrada www.mestrada.net
Paisajes Literarios
Inmediatamente detrás de la Sierra de la Cabrera, a la izquierda de la imagen, se sitúa el lago de Truchillas, que forma un precioso circo y tiene un agua pura y fresca en la que uno se puede bañar en agosto. Yo lo he hecho varias veces.
ResponderEliminarSe puede subir andando, solo hay que cruzar la Sierra y descender un poco. Y desde el lago se puede subir al Vizcodillo, que tiene una altitud de 2.122 m. Desde su cima se puede ver el Teleno (2.188 m) y el legendario lago de Sanabria.
Pero es mucho más fácil subir por detrás: hay que ir en coche por Castrocontrigo hasta Truchas. Allí se aparca el coche y se toma un sendero empinado, pero cómodo, que sube hasta el lago.