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domingo, 22 de marzo de 2020

Día de San José. Que no decaigan las felicitaciones


  Portada de La sonsisa de los erizos (2020)

Día de San José. Que no decaigan las felicitaciones
 
Yo no estoy dispuesto a que el “bichito” este nos amargue el día del todo. Así que me voy a poner la corona por montera y le voy a decir al virus que “torres más altas han caído”. Y aunque nos haga mucho daño, que nos lo hará, quiero decirle que las ganas de reír no nos las quita. ¿Que el virus no se entera de lo que le digo? Bueno, yo me hago el sueco y santas Pascuas. Él se lo pierde. ¿Es procedente una felicitación con humor? Yo creo que sí, que “La risa es necesaria para que el alma respire”. Y que “donde hay personas que ríen, aunque falte el pan, hay vida”. Finalmente, quiero recoger aquí una hermosa frase de Ernesto Sabato: “El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria”. Donde dice mundo podemos decir virus. Cantemos, pues, a pesar del confinamiento. Riámonos a pesar del coronavirus. Y cantemos, cantemos todo lo que podamos. ¡Ea, maestro, que empiece a sonar la música!

Felicidades a los Padres, a los Pepes y a las Josefas
 
Uno:
Los padres que se llamen José deben tener doble ración en la tarta y recibir dos regalos de cada persona querida. Pero esto no se suele cumplir y acostumbramos a defraudarles por lo menos en el cincuenta por ciento.
Los padres que se llamen José deben tener esposas que no hayan conocido varón. Me refiero a otro varón. Pero esto no sé si se cumple en todos los casos.
Si un padre se llama José no tiene más remedio que regentar una carpintería en la que huela a santidad y a virutas de una noble madera.
Quien se llame José y tenga por mujer a alguien que se llame María, debe estar dispuesto a que en su casa se organice de vez en cuando un belén. Ahora bien, si no yogan juntos como esposos y de pronto nace un chiquillo que se llame Jesús, el hombre debe inclinarse por tener al menos una ligera sospecha.
A las mujeres que se llamen Josefa no es necesario exigirles que también sean padres para ofrecerles un doble regalo: el beso y la dirección de la joyería.
 
Dos:
Se oye el ring del teléfono. Pepe descuelga el auricular y dice: ¿Diga?
- Hola, Pepe, soy papá. ¡Felicidades!
- Hola, papá, soy Pepe. ¡Felicidades too!
- ¿Has hecho pipí, cariño?
- Sí, papá, me ha puesto la Pepa, que tiene nombre de Constitución.
- ¿Y no te ha hecho pupa?
- Un poco, con la pipa.
- ¿Con la pipa? ¿Desde cuándo Fuman Chu?
- Desde que hicimos las paces.
- Nintendo.
- Verás, papá, toda paz tiene su pipa. Antes, habíamos tenido una pequeña batalla y yo le había dado a ella en la popa.
- Oye, Pepe, hijo…
- Sí, papi, padre…
- ¿Te has comido las papas?
- Las papas, el solomillo, la tarta de chocolate, el café… Hasta me he servido un whisky y un puro y me ido a la sala de fumadores. Tengo 42 años, señor, no me llamo Pepe, sino José, y me pareció procedente celebrar de una tacada mi santo y tu paternidad. Es más, estoy pensando en irme ya de casa.
-Yo también te felicito, hijo. Antes de irte, no te olvides de beber el vaso de leche que tienes en la mesita de noche, encima del Playboy.
 
 Contraportada de La sonsisa de los erizos (2020)

Un abrazo a todos. Y felicidades de las buenas.
Que me disculpen los ortodoxos, pero es que antes de entrar en profundidades me gusta ejercer el jugueteo.
Mariano Estrada, del libro La sonrisa de los erizos (2020)

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