Zona peaje autopista, Villajoyosa. Fondo Puig Campana. Foto M Estrada
Diálogo en el
peaje de la autopista
Mimosas iridiscentes, Villajoyosa
Un día, no recuerdo exactamente el motivo, andaba por los
entornos del peaje de la autopista. Las mimosas estaban florecidas y,
aprovechando que llevaba la cámara, me dispuse a hacer unas fotos. Anduve
mariposeando por la zona y pronto me di cuenta de que los paisajes más
apetecibles en aquellos momentos quedaban en el recinto interior, es decir, en
el área de influencia del peaje. Así que me adentré furtivamente por la zona de
los accesos, que estaban realmente circundados de flores. Entusiasmado como
estaba con el quehacer fotográfico, no me percaté de que se acercaba alguien
por la retaguardia.
-¿Qué hace usted aquí? –me dijo con una entonación muy correcta.
-Pues ya ve usted, hago fotos.-¿Qué hace usted aquí? –me dijo con una entonación muy correcta.
-¿Para qué? ¿Va usted a poner alguna denuncia?
-¿Denuncia? No, no, yo hago fotos porque me gustan las
mimosas, sean flores o no. ¿A usted no le gustan las flores?
-Eso no tiene nada que ver.
-Claro que tiene, amigo, ¿está usted casado?
-¿Importa mucho?
-Ya veo que sí. ¿Tiene
hijos?
-Pues sí, la parejita.
-¿Ve usted como le gustan le flores?
-Claro que sí, pero estoy en mi trabajo y no tengo tiempo
para fijarme.
-Pues debería…
-¿Usted cree?
-Lo creo firmemente. Si usted mirara las flores de vez en
cuando su trabajo sería más llevadero. Y no digamos ya si las oliera… ¿Por qué
no las huele?
-No le digo que no, pero ahora tengo que irme. Y usted
también. Ya sabe que esto es privado
-Lo sé, lo sé…
-Y que en cierto modo es usted un intruso.
-¿Cómo que en cierto modo? Soy un intruso total. Y,
además, he robado unas fotos.
-Bueno, solo son unas flores.
-Pero están desnudas…
-Jajá... Eso sí que no lo había yo pensado.
-¿Sería un agravante en caso de detención?
-¿Detención? Nadie va a detenerle por esto.
-En ese caso, ¿podemos ser amigos?
-Claro que podemos.
-¿Y podemos tutearnos?
-Si lo prefieres…
-Entonces dame tu email.
-¿Para qué?
-Para mandarte las mimosas que te he robado. ¿Quieres que
te las mande?
-Si no es mucha molestia…
-No es molestia ninguna. ¿Cómo te llamas?
-Jacinto.
-Vaya, ¿cómo no van a gustarte las flores? Yo me llamo
Mariano, y me gusta el mar.
-Gracias, amigo.
-¿Amigo o intruso?
-Con intrusos así, ¿para qué se necesitan amigos? Vuelve
cuando quieras y yo mismo te acompaño a hacer las fotos
-¿Y la propiedad privada?
-Que se joda un poquito, las flores bien lo merecen…
-¿Seguro?
-Y tanto, hoy mismo le llevo un ramo a mi mujer, verás
que contenta se pone.
-Bueno, bueno… Intuyo una larga noche de juerga… Hasta la
próxima.
-Que sea pronto…
Hablando y andando, nos habíamos acercado hasta mi coche.
Cuando lo puse en marcha para irme, la cara de Jacinto parecía un poema. Me
miraba como si estuviera en un sueño. En realidad, creo que quedaba pensando
algo así: ¿de dónde habrá salido este tío?
13-08-2016
Mariano Estrada, publicado en el libro La magia de lo auténtico: una visión lírica de Villajoyosa (2017)
Mariano Estrada, publicado en el libro La magia de lo auténtico: una visión lírica de Villajoyosa (2017)
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