Rosa y Mariano, playa del Bol Nou, Villajoyosa, 2013. Foto Patricia Estrada
Posado para una foto
Playa del Bol Nou, Villajoyosa
Playa del Bol Nou, Villajoyosa
Al igual que otras muchas, esta foto fue hecha para
utilizarla en la contraportada del libro “Poeminos de amor”, publicado en el
año 2013. Lo que pasa es que solo podía ser una la elegida, y la elegida fue
otra. Mi amigo y editor Lalo F. Mayo me dijo que la foto era bonita, pero que
nos estábamos dando la espalda. Y yo le dije:
-Claro, es que en esa piedra, si nos sentamos de frente, iba a parecer algo raro.
-Mejor no entrar en detalles.
-Sí, mucho mejor. ¿Cuál ponemos entonces?
-Me gustan las de las palmeras pequeñas. Primero porque estáis de frente y os miráis a los ojos.
-¿Y segundo?
-Segundo porque, además de miraros, lo hacéis con una tierna sonrisa. Y eso siempre es un plus.
-Claro, es que en esa piedra, si nos sentamos de frente, iba a parecer algo raro.
-Mejor no entrar en detalles.
-Sí, mucho mejor. ¿Cuál ponemos entonces?
-Me gustan las de las palmeras pequeñas. Primero porque estáis de frente y os miráis a los ojos.
-¿Y segundo?
-Segundo porque, además de miraros, lo hacéis con una tierna sonrisa. Y eso siempre es un plus.
Las fotos de las palmeras tenían de fondo la playa del
Paraíso. Había al menos cuatro que estaban muy bien. Elegimos una. Las otras,
naturalmente, pasaron a dormir en un archivo, de donde ahora extraigo esta para
que despierte y nos ponga otra vez a volar.
La foto está tomada en la playa del Bol Nou, que, para la
gente de la zona, es absolutamente reconocible. Quiero decir, no obstante, que
muy cerca de ese improvisado banco, había dos hermosas palmeras datileras que,
desgraciadamente, han desaparecido. ¿Por qué? No lo sé, la verdad, pero supongo
que algo habrá tenido que ver el picudo: ese bicho que le picó al tren en el
rabo y convirtió a los pasajeros en una suerte de larvas repelentes.
En los últimos tiempos han desaparecido muchas palmeras en
Villajoyosa. A este paso, en unos cuantos años nos quedaremos sin ellas. Y es
que tardan tanto en crecer que vale más comprarlas crecidas. Pero crecidas valen
un pico. ¿Qué hacer, entonces? No sé, yo
me gastaría el dinero en investigación: hay que coger al toro por los cuernos.
Y, cómo no, al picudo hay que buscarle las vueltas, que las tendrá, sin duda.
En cuanto a la foto… ¡Ah, sí, la había olvidado! Tampoco
tiene mayor importancia. Una foto más. Eso sí, el marco del Bol Nou es
impresionante. La montaña del primer plano, el barco-casa que asoma la puntita
sobre ella, la lontananza del mar, El Campello, San Juan, el Cabo de las
Huertas… Bueno, y esa pareja feliz que un día se sentó en esa piedra para
intentar ser portada en un libro de amor.
Mariano Estrada, 08-08-2016 www.mestrada.net
Paisajes Literarios
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