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miércoles, 26 de abril de 2023

Poesía en el aula de Ángeles Gualde, del IES M. Zaragoza, Villajoyosa. Para alumnos de bachiller.

 

Mariano Estrada, en un momento del acto


Poesía en el aula de Ángeles Gualde, del IES Marcos Zaragoza, Villajoyosa. Para alumnos de bachiller.

Para romper el hielo

Estoy casi seguro de que la poesía os parece aburrida. Y en cierto sentido tenéis razón, porque en realidad no habéis salido nunca con ella, tal vez ni siquiera habéis tenido con ella ligeros contactos. No la habéis llamado por teléfono. No habéis llamado a su puerta, no habéis entrado en su casa. Tampoco le habéis dicho “hola, ¿cómo estás?”, ni le habéis guiñado un ojo ni le habéis propuesto una cita. ¿A que no?


Además, tal vez la poesía que os han puesto delante para leer no era precisamente la más indicada para vuestra edad. Como yo no tengo la obligación de atenerme a ningún plan de estudios, voy a leeros unos pequeños poemas (poeminos) que quizás sean adecuados para romper el hielo. Son poemas situados entre el humor y la gracieta, pero que están bien construidos y tienen el fin de quitarle gravedad a la poesía, porque a veces pensamos que la poesía debe ser muy seria, muy grave, muy trascendente. Y no digo que no lo deba ser, pero a lo mejor no tiene que serlo todo el rato, también puede dedicarse algún momento a ser distendida, jovial, alegre, jocosa, burlona y hasta divertida…


El perrito


A Javier Gurruchaga

Ladrar fue lo primero
que me ocurrió contigo.
Después te vi el ombligo
y sucumbí.

Ahora estoy aquí,
sometido y faldero,
meneando la cola
como un perfecto bobo.
Diciéndote te quiero
como el que dice “hola,
mi amor, yo soy tu lobo”.


La meditación

A Fernando Sabater

Medité en los prados
mi destino incierto.
Sometí mis piensos
a meditación.

¿Y qué obtuve a cambio
de tan noble esfuerzo?
Solo los rigores
de una insolación.

-¿Fue por el verano?
-Fue por gilipó.

Adivinanza

A Rubalcaba y a Chacón

Porque mi nombre es Donoso
y habito una madriguera,
me ronda una compañera
que quiere hacerme su esposo.

Por mí está bien, soy dichoso
y ella es osada y es fiera.


Entre ríos

A Mariano Rajoy

Si se te acaba el trabajo,
escucha bien, rapaciño,
pues necesitas dinero.
Ven a currar en el tajo,
que tengo yo, porque es miño,
y está a la orilla del Duero.


Vientos del sur

A La Duquesa de Alba

A una mujer de Atapuerca
que tengo yo en el recuerdo,
en las pendientes muy pinas
se le escapaban los vientos.

¿Qué puedo a hacer –les decía
a los vecinos riendo-,
si me se salen del alma,
si me se van sin queriendo?

La Alcaldesa

A Rita Barberá

Su forma de andar era tan tiesa
que todos la llamaban la Alcaldesa.

Tercamente, con paciencia,
esperaba una lejana contingencia.

No estaba adscrita a un partido.
Ella no, su marido.

Su marido, sin embargo,
no logró mear tan largo.

Como honrado que era, y bueno,
lo ponían en la lista de relleno.

Y una vez que hemos roto el hielo, vamos a tirarnos a las aguas procelosas del mar, porque la poesía es un mar inagotable de palabras que, en general, no buscan el humor, sino la belleza. (Aunque puede ser que en el humor podamos encontrar a veces la belleza)

¿Os gusta la poesía?

Antes de contestar a esta pregunta, conviene saber lo que entendemos por poesía, porque a veces llamamos poesía a algo que a lo mejor no lo es. Por ejemplo, yo puedo escribir estas líneas:

Salí a comprar tabaco
y me encontré con a un amigo.
¿A dónde vas? -me preguntó.
Y yo le dije: al estanco.

¿Es esto poesía? Yo entiendo que no, esto es el lenguaje natural, corriente y moliente, que, mejor o peor, hablamos todos los días. Porque lo normal es que hablemos en prosa, ¿no?, el género literario usurpado por la novela.  ¿O alguien va por ahí hablando en “Prosemas o menos?”. “Prosemas o menos” es el título de un libro de Ángel González, el poeta que habló en un poema de las “almas en pene”.

Por el contrario, puedo escribir estas otras líneas que sí son poesía:

 

Ámame con todo

 

Ámame con todo,
quiéreme con alma,
cúrame la herida
del amor, que sangra.

Ven a las acequias
de mi piel mojada.

Entra con tus barros

a sorber mis ansias.

Según el diccionario de la RAE, la poesía es la expresión artística de la belleza por medio de la palabra. Pero esa definición se refiere solamente a la poesía que se escribe, porque hay otro tipo de poesía, que es la poesía que se vive. Y en ese sentido, la poesía es una forma de entender y de afrontar la vida. Y es que yo creo que hay personas que “hacen” poesía con su profesión, con su arte, con su entrega, con su generosidad, con su sacrificio, con su nobleza, con su equilibrio y su armonía, con su forma de ver, de estar, de ser, de vivir. Y los niños con su inocencia. Os voy a poner un ejemplo. Un día tuvimos una charla en la clase de Martina, a quien yo le había escrito un libro de poemas titulado “La mirada de Martina. Hablamos, leímos algunos poemas y los niños hicieron interminables preguntas. Les gustó tanto que, cuando acabamos la charla, una niña de 6 años se levantó de su asiento, se acercó a mí y, mirándome a los ojos, me dijo: “¿Puedo darle un abrazo?” Pues bien, ¿no es eso poesía? Ya lo creo, y de la buena. La niña me dio el abrazo y la profesora alentó a los demás a que ellos me abrazaran también, cosa que hicieron en pelotón de fusilamiento y me lanzaron aparatosamente contra el encerado.

Pues bien, otro día podemos hablar de ese tipo de poesía, Pero hoy nos vamos a referir a la poesía que se escribe, la de los poetas. Y esa poesía es un don con el que se nace. Por lo tanto, todo poeta debe saber que sus méritos le limitan al cultivo de la misma: a la dedicación, al esfuerzo, al perfeccionamiento. Si no le dedicas tiempo, podrás tener el don, pero nadie lo sabrá porque no saldrá nunca de ti. Imaginaos a alguien que nace con el don del fútbol, por ejemplo. A lo mejor lleva dentro un Maradona o un M,bappé, pero si no lo practica no lo sabremos jamás. Pues es lo mismo, si Machado no hubiera practicado la poesía, jamás hubiéramos sabido quién era Machado. La diferencia entre el fútbol y la poesía es que el fútbol se paga muy bien, incluso escandalosamente bien. Y la poesía es la hermana pobre de la literatura. Los poetas saben que la poesía no solo no se paga bien, sino que a veces cuesta dinero. Digamos que normalmente la poesía se escribe por amor al arte, porque el poeta siente la necesidad de comunicarse con el mundo que le rodea de la mejor forma que sabe.

Borges también dijo que la poesía es un don, y añadió: “Tal o cual verso afortunado no debe envanecernos, porque es un don del azar o del Espíritu. Solo los errores son nuestros”. Yo también creo que la poesía es un don, el don inestimable que nos permite seguir siendo inocentes.

Conviene indicar que, aunque la prosa y la poesía sean géneros diferentes, no se puede decir que uno sea mejor o peor que el otro. Son medios de expresión distintos. Claro que lo normal es que nos expresemos en prosa, porque la prosa es el lenguaje natural, el que empezamos a aprender en la cuna, el que lo abarca todo. La poesía, en cambio, tiene campos de desarrollo específicos, limitados y concretos:  Se dice que los grandes temas de la poesía son El amor, la muerte, la religión, el tiempo y la naturaleza. Lo que no quiere decir que no se le puedan hacer poemas a una mesa de ping-pong o a una taza de porcelana vitrificada llamada wáter.

Finalmente quiero deciros que la poesía es la persecución desaforada de la belleza, que es su fin principal. Y que el amor es el centro en el que suelen confluir los poetas. Porque el amor, lo admitamos o no, es el eje de nuestra vida. Si el amor va bien, todo va sobre ruedas. Si el amor va mal, cuesta mucho más tirar del carro. Vosotros estáis en una edad en la que el amor os afecta de una forma especial. Os apabulla. Os invade. Os penetra, os hace ver la vida en colorines. Es una buena edad para empezar a leer poesía. Y lo que es mejor aún, para empezar a escribirla.

Y ahora que ya sabemos lo que es la poesía, os vuelvo a preguntar: ¿Os gusta la poesía? A ver, que levanten la mano aquellos quienes les gusta la poesía. Si un solo alumno levantara la mano, yo seguiré con gusto leyendo los poemas que siguen a continuación:

Abrazo

Mi mano tiene tomada
la dimensión de tu pecho,
mi boca la de tu boca,
mi cuerpo la de tu cuerpo.

Y vengo a abrirte la arteria
por donde va el pensamiento,
para caer con el alma
alrededor de los sueños.

Que en este abrazo gigante,
alzado en barro y en viento,
mi sangre es tanto tu sangre
como mi aliento tu aliento.

Mi corazón y mi cuerpo

Mi cuerpo va por la calle,
mi corazón por el sueño;
los dos me llevan con prisa,
los dos me llevan corriendo.

 Hay una plaza lejana
con una fuente en el centro;
allí me llevan los pasos,
allí me lleva el recuerdo.

 Allí se pasan las horas
mi corazón y mi cuerpo;
porque una vez en la vida
la plaza toda fue un beso.


Luna de papel


Se sabe que la luna se ha formado
con trozos de papel enamorado.

A veces tosco, a veces arrugado,
a veces ricamente perfumado.

Pero lleno de lágrimas espesas,
de súplicas, de besos, de promesas.

O sea que la luna, amigos míos,
es un campo de tinta y desvaríos.

Un monte de papel y de ilusión
con letras del color del corazón.

Camino hacia las flores

Yo voy andando a la dicha
por un camino de amores:
espinas, rosas, dolores…

La noche tiene los sueños,
el corazón los temblores.

Sonad, tambores,
salid al paso, guijarros,
adversidades, rigores…

Ensangrentad un camino
que tiene el fin en las flores.

Viaje a la soledad

Ya no sé si los besos
que olían a jazmín
y a lluvia remansada
destilaban azúcar o delirio.

Solo sé que eran brotes
del alba, tintineos de la luz
en primaveras
recién amanecidas. 

Ya no sé si los labios
eran pozos de sed o
territorios de luna y de belleza. 

Tampoco estoy seguro
de que un beso de amor
sea en sí mismo una victoria. 

Solo sé que, al marcharte,
escribiste en las lágrimas
un nombre, un tiempo, una frontera.
Y que a mí me dejaste en la memoria
el ansia inagotable del deseo,
el espejismo estéril
de la esperanza y del abrazo. 

Pero te quiero, amor, aunque la vida
me pague con tormentas
de atronadora soledad.


Todo pasa por ti 2

Ni alternativa ni elusión
ni atajo ni rodeo
ni circunloquio.

 Todo pasa por ti.

 Eres el centro y las orillas,
eres la meta y el camino,
eres la forma, el fondo,
la esencia y la apariencia…

Eres el yin y el yan,
eres el norte, eres el sur…
Todo pasa por ti.

La noche, el día,
el instante y la eternidad.

 Eres, en fin, la zanahoria
interminable
de mi pequeño corazón
subordinado.

Todo pasa por ti.

La tristeza

No me dejes aquí,
en esta noche larga,
que ha llenado mis ojos
de oscuridad, de frío, de intemperie.

 No me dejes aquí, en esta sombra,
porque mi frente desconoce
los vastos territorios
de la desolación,
en los que solo intuyo
penas, naufragios y agonías.

No me dejes en esta
aterradora soledad, en esta
brumosa encrucijada de caminos
que son, en realidad, seguras
incursiones en la desesperanza.

 Si tú no estás conmigo, si decides
al fin abandonarme,
el horizonte de mi vida
tiene sólo un espacio: la tristeza.

Ausencia

 Despertar y no verte
es sentir el horror de que te has ido.

 Acostumbrar los ojos
a tanta claridad, a tanto espacio,
percibir la tristeza en el espejo,
¿no es acaso sufrir
tu ausencia insoportable
en el lado desnudo de la cama?

Lo esencial

 Hoy te quiero decir que ni el rocío
fugaz de la mañana, ni la sombra
del tilo al mediodía,
ni el reflejo del mar
bajo la luna blanca de la noche,
se han interpuesto en el camino
que me lleva hacia ti.

 Nada me ha distraído de tus ojos
luminiscentes, de tus labios
mojados y entreabiertos,
de tu pecho agitado por las altas
turbulencias del corazón.

 Esta es la hora, esto lo esencial.
Hoy discurre mi sangre
por arterias que van hacia tus besos.

Me dueles

 Nada les quito a mis rotundas
declaraciones amorosas
si de pronto te digo que me dueles.

 Me duele la certeza
de que tus ojos no podrán ser míos,
de que tus labios
no dejarán jamás
de ser mi tentación de cada día.

Quererte tanto
es la razón insoportable
de mi dolor sin fin y sin remedio.

Y ya, para terminar, voy a leer uno de mis poemas más conocidos. Se titula La Luna, fue escrito en Baeza y rematado en Villajoyosa. Se lo dediqué a Federico García Lorca. Es importante que retengáis este detalle, porque en un momento del poema me dirijo a él, porque él, entre otras cosas, era un poeta “lunero”, fijaos en esta palabra.


La luna

A Federico García Lorca

Ya nadie mira a la luna,
la luna ya no es de nadie;
ya no la cubren de besos,
ya no la bañan con sangre.

Ni ya le escriben poemas,
ni ya le clavan puñales;
ya no hay tragedias de amores,
ya no hay amor, no hay amantes.

Ya pasa sola la luna,
ya pasa sola, sin nadie;
ya no amontona secretos
ni alumbra sueños, como antes.

¿Adónde fuisteis, poetas,
adónde fuisteis, amantes,
que la dejasteis sin versos,
que sin amor la dejasteis?

Ya no es de nadie, ni es luna,
la luna que ahora nos sale;
porque es un círculo solo,
y solo un círculo errante.

Solo un castillo arrumbado,
solo un recuerdo distante;
solo una historia en un libro,
solo una estatua en un parque.

La luna no será luna
sin corazones que amen;
sin pensamientos que vuelen
y sin poetas que canten.

Y es esa luna, lunero,
la misma luna, no obstante,
que tú metiste en los versos
porque era tuya una parte.

Pero los hombres son otros
y otras las cosas que valen;
y otros los ojos que miran
y otras las formas de amarse.

La luna no será luna,
porque la luna es mirarse:
asesinar con los ojos
hasta el dolor de la sangre.

Nota:

Fin de la charla-recital. A partir que aquí siguieron los propios alumnos leyendo poemas, la mayoría míos, pero algunos eran de otros autores. Luego pasamos al turno de preguntas y la hora de 55 minutos se convirtió en una hora de 75 minutos. No está mal para ser miércoles.

Mariano Estrada
Villajoyosa,26-04-2023

 

 

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