María Vázquez, mi madre
Hoy es el 30º aniversario de la muerte de mi madre.
Un amoroso recuerdo para ella. Y también para mi padre y mi hermano.
Un amoroso recuerdo para ella. Y también para mi padre y mi hermano.
El poema capta el momento en el que el féretro salía de la Iglesia para
dirigirse al cementerio. El suelo del exterior estaba cubierto de hojas secas
de otoño que se habían desprendido de los nogales. Las campanas sonaban a dolor
y a muerte.
Mementos
Los altos cirios, las
coronas
nimbadas de los
ángeles,
las músicas de Bach y
Palestrina,
los trémulos sollozos,
la oración,
Van cayendo las hojas
sobre el barro vencido
del crepúsculo,
en tanto que el dolor,
entrecortado y lento,
responde a un
interludio de campanas
gravitadas en muerte.
Los mementos se agolpan
en los labios
callados de la piedra,
y en el polvo
desnudo de esta carne
última
que huye de la luz
por torrenteras de
ceniza.
El grillo de las hojas
adelgaza
los cantos gregorianos
y el hisopo rocía los
barnices
asépticos que cubren la
memoria...
Confines del otoño.
"Requiem
aeternam dona eis, Domine".
La cruz, el mármol, los
inciensos...
Misereres de amor,
sobrepellices
de cera derretida,
llantos, penas,
crisantemos de luz y de
granito...
Como gotas de paz,
como estertores ácidos
de lluvia,
van cayendo las hojas
del dolor,
las de la savia
interferida,
las que miran el barro
desde un
velo de luz
desesperada.
Mariano Estrada
Del
libro Hojas lentas de otoño (1997)