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miércoles, 28 de abril de 2010

Distancias: un poema indultado

Lidia


Distancias: un poema indultado

Para Lidia,
que ha decretado su indulto

Yo creo que la mayoría de los libros –y desde luego los míos-, tienen sabores de una época determinada. La de “Amores colaterales” está marcada por Mar, que ha recreado todos y cada uno de sus poemas, es decir, un total de cincuenta y uno. Originalmente eran más, pero hubo una rigurosa selección y algunos se fueron directamente al sobrado, donde han permanecido hasta hoy sin emitir mayores protestas ni pedir reaperturas rencorosas del expediente.

Pues bien, he visitado el archivo al que fueron relegados y me he encontrado con uno que acaso merezca el indulto, no porque sea extraordinariamente bueno, sino porque en el libro hay otros que no son mejores.

Se lo he mandado a Mar, naturalmente, que es como la autora del poemario en su versión “imagen y sonido”. Y, por supuesto, su divulgadora más eficaz. También se lo he mandado a Lidia, que ha sido una lectora transparente, una crítica generosa y una amiga ya indispensable.

La lectura de los poemas desechados me ha llevado también a otros recuerdos, como el del foro de Muelas en sus días de gloria y de laurel: Natalia, Ramón, José Miguel, Agustín, Antonia, Joan, Fernando… Y, cómo no, el del día de la presentación, con Ángel Luís Prieto de Paula, Ramón Arcusa, José Luís Ferris y un montón de amigos y familiares.

De ello hace poco tiempo, pero éste ya es ido. Irremediablemente. Sin embargo, será de los que guardemos siempre en la memoria.

Un abrazo


DISTANCIAS

Para Lidia,
que ha decretado su indulto.

Entre nosotros hay
distancias que ni tú ni yo
podemos acortar con nuestros besos.

Promontorios de vida
que rebosan en mí y tú no puedes
sentirlos como propios.
Sueños que no has tenido aún,
llantos que tienen que correr
por tus mejillas,
caricias de otras manos, gozos
que un día sentirás, abrazos
que no son estos míos...

No, no… Escucha:
ni tú ni yo podemos
orillar en el cauce de tus días
tanta ausencia de vida.

Aunque te quiera, amor, aunque me quieras.


Mariano Estrada
Descartado del libro Amores colaterales (2006)

sábado, 24 de abril de 2010

Sí, quiero

Rosa y Mariano en el pantano de Guadalest (abril 2010)


SÍ, QUIERO


Podía haber caído sobre ti
la maldición más espantosa
que una mente pudiera imaginar,
y yo te hubiera amado como antes
de que el dolor
se incorporara a nuestra vida.

Ninguna enfermedad, ningún suceso,
incluyendo el suceso de la muerte,
hubiera roto el hilo intestinal
que, de manera irremediable,
constreñía mi sueño a tu existencia.

Y lo constriñe aún.

Ni siquiera lo ha roto la erosión
que, inexorable y pertinaz,
es la daga mortífera del tiempo.

Mariano Estrada http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios
Blog http://paisajes.blogcindario.com/
Poemas recreados: http://groups.google.com/group/paisajes-literarios

martes, 20 de abril de 2010

Alborada

Patio interior de la casa de Muelas de los Caballeros, Sanabria-La Carballeda, Zamora

Alborada

¿Cómo no recordar aquellos amaneceres de Muelas, en los que la vida afloraba del oscuro agujero de la noche? Los destellos rojizos de la aurora, los humos incontinentes de las chimeneas, propagadores del inicio de la actividad; los alargados flecos del ruido sobre aquel silencio hondo que se resistía a languidecer, el pausado despertar de los ganados con sus esquilas multiplicadas de latón y hueso, el canto de los gallos, pertinaz, insobornable, repetido... Y, sobre todo ello, la voz larga del bronce: los toques familiares de las campanas que, puntualmente, se incorporaban a la vida de los vecinos con la misma naturalidad que los primeros rayos del sol. Tocan a concejo, tocan a la vecera, tocan a misa… Tocan a despertar.

En cuanto a la zorra… Bueno, eso es algo que no pasaba todos los días. De hecho, muy pocas veces caía una zorra en una trampa... Pero si alguna vez caía, su imagen quedaba plasmada para siempre en la retina de la memoria, especialmente si la retina era de la memoria de un niño...

Alborada

Churín, churaba.
Mi cerda tiene cerditos
que no le sueltan las mamas.

Los perros ladran.

La zorra vino de noche
y no se fue de mañana.
Cayó en la trampa.

La vida toda se alerta.
El gallo, cuando despierta,
arranca el velo del alba.

La zorra pende del lazo,
la lengua afuera, muy larga.
los perros, como no llegan,
le mandan ojos de rabia.

Si pueden la despedazan.

Como ratones, chiquitos,
son mis gatitos.
Parió la gata.

Cuando solté las ovejas
bramó la vaca.
El burro irguió las orejas,
sonó un rebuzno en la cuadra.

En el corral, las gallinas,
por las esquinas
cacareaban.
A un tris estuvo la suerte
de desplumarlas.

La zorra tiene buen pelo
para zamarra.
Cien duros quizás los valga.
La carne para los perros,
que bien la ganan.

En el reloj son en punto
las siete de la mañana.
El sol emerge.
La tierra llama.
El cura anuncia la misa
con las campanas.

Mariano Estrada, Del libro Tierra conmovida (1987)

lunes, 19 de abril de 2010

El soplo

Rosa entre rosas, Kiev, sep 2005

Ver PPS de Mar:
http://cid-b9547652472c3167.skydrive.live.com/self.aspx/.Documents/Mar%5E_Elsoplo.zip#resId/B9547652472C3167!529


El soplo


Si metiéndome en tus venas
germinara el fuego,
¿qué haría yo, sino bucear en tu sangre?

Y si es fuego de sol
lo que tu frente acaricia,
heme aquí, palabra tras palabra,
lamiéndote la piel hasta el incendio.
Pero... ¿qué viento te mueve
y hacia dónde?
¿En qué lugar desnudas tu paloma de agua?
¿Quién se asoma contigo
al soñado balcón de la caricia?

¡¡Nadie!!

¿Nadie?

¿Y qué ha de hacer un fuelle como yo
sino soplar en el vientre de la leña?
¿No es acaso la leña
un fuego encendido en el futuro?

Del libro "Azumbres de la noche"

Mariano Estrada http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios
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Poemas recreados: http://groups.google.com/group/paisajes-literarios

jueves, 15 de abril de 2010

Palomas desprendidas de un alero de barro


M. Estrada. Plaza de San Marcos. Venecia, 1975

Palomas desprendidas de un alero de barro

La palabras que dejo a continuación, en cursiva, pertenecen a un pequeño prólogo del libro “Palomas desprendidas de un alero de barro”, incluido en “Azumbres de la noche”. Fueron escritas en las proximidades del año noventa. No es un texto del que, formalmente, me sienta especialmente orgulloso, sino que tira más bien a normalito. Lo que sí me parece destacable es que, a pesar de haber cruzado yo la barrera de los sesenta años, hoy podría afirmar exactamente lo que en ellas se afirma. Y es que, para bien o para mal, hay cosas que uno no puede elegir, sino que, invocando una vez más a JL Borges, son ellas las que eligen por uno.

sábado, 10 de abril de 2010

Amores colaterales: pórtico y pequeña selección de poemas

Ángel Luís Prieto de Paula, Mariano Estrada y Ramón Arcusa, día presentación de Amores colaterales

PÓRTICO

Una palabra como “amor”, encorvada bajo el peso casi insoportable de su tradición literaria y no literaria, se compadece poco con el adjetivo “colateral”. ¿Pues no es el amor un sentimiento que arrasa, abrasa, abruma, emborracha, anega, destroza, redime, nos eleva al séptimo cielo o nos arrastra a las zonas abisales donde el sufrimiento ya no puede ser dicho? Si el amor es verdaderamente amor, ¿cómo puede, entonces, ser colateral? Colateral; o sea: tangente o secundario, adventicio, circunstancial, accesorio. Cierto que el amor usa de las paradojas para expresarse, y también de su pizca —o su montaña— de exageración. Basta leer a cualquiera de los poetas amorosos (en el caso de que exista algún poeta que no sea poeta del amor). Así, a Lope el amor le provoca efectos contrarios: “Desmayarse, atreverse, estar furioso, / áspero, tierno, liberal, esquivo”..., y aún más, y más paradójicamente: “leal, traidor”, “difunto, vivo”. Quien lo probó lo sabe. Cuando éramos adolescentes prometimos muchas veces, y a receptores distintos, un amor eterno que, al cabo de los días, descubrimos que sólo nos había durado hasta el jueves, o hasta febrero, o hasta el siguiente amor eterno, sólo que entonces no lo sabíamos. “A las palabras de amor / les sienta bien su poquito / de exageración”, escribió Antonio Machado con su punta de sorna. Pero cuando Mariano Estrada titula un libro de poemas Amores colaterales parece estar llevando la contraria a la habitual hipérbole amorosa. Estas palabras de amor, las de los poemas de Mariano Estrada, parecen aceptar la condición fungible de la experiencia amorosa, su sometimiento al desgaste de las emociones, y, consiguientemente, su retórica menor, como hecha para disolverse en el tiempo. Claro que la paradoja lo es menos cuando nos percatamos de que aquí no se habla tanto de “amor” como de “amores”: un plural que, lejos de aumentar la intensidad semántica, la disminuye o empequeñece. El amor, nos decían (¿o lo decíamos nosotros en momentos de inflamación patética?), es un sentimiento que se multiplica cuando se divide; o, más claramente, que se agranda cuando se reparte. Y, al contrario (ni yo mismo sé, a estas alturas, si me sigo), se divide cuando se multiplica; o se hace más pequeño cuando se dice en plural.

jueves, 8 de abril de 2010

Calcula lo que te quiero

Rosa, en el pantano de Guadalest, 04-04-2010

Calcula lo que te quiero


La serie “poe-canciones” se ha convertido sin querer en un tinto de verano, espumoso, vaporoso, vagaroso y todos aquellos palabros que terminen en oso, como mi padre, de quien yo heredé un parecido por los pelos.

Pero no era de pelos ni de osos ni de tintos de verano de lo que yo quería hablar, sino de recuentos.

-¿Como éste?:

“Contó los palmos de tierra
que en vano araba y araba,
contó los granos de trigo,
contó el maíz y las habas”.

-Muy bucólico, muy lírico, pero tengo que decirte

“Que no, que no, que no es tuyo
mi corazón esta tarde
hay otro cirio que quema
hay otra cera que arde”.

En fin, el recuento que vamos a hacer es de amor, si es que el amor es recontable, para lo que antes hay que saber si se puede cuantificar, y aun cuantificar por parcelas. Es verdad que solemos decir expresiones de este tipo: “Mi amor es inmenso” Pero ¿cuánto de inmenso? También solemos decir: “Te quiero más cada día” Pero ¿cuánto la querías ayer?

En esa tesitura me puse y, claro, no me quedó más remedio que tirar de calculadora. Es decir, mandar que otro tirara de calculadora ¿Que quién? El destinatario del amor, naturalmente ¿Qué otro va a tener la necesaria paciencia, si los amores declarados son a veces eternos? A mí me pareció que el recuento podía hacerse igual que en el supermercado: yo iba poniendo los artículos sobre la mesa y la destinataria de mi amor, mi cajera personal, los iba registrando en la caja. Lo que pasa es que fue tanto el amor que le declaré que aquel día no se pudo hacer el arqueo.

Además, los códigos de barras de los artículos no eran fácilmente identificables por el lector electrónico. “Números cantan –se quejaba éste- pero tú me estás poniendo ante los ojos unos valores etéreos. Cuantifica, por favor, cuantifica”.

No sé si fue entonces cuando pasó por allí “La mujer de rojo”, llamada casualmente Caperucita, y dijo aquello de “¿No te jode? Un lobo que habla”. Y salió sin pagar del restaurante

-¿No era un supermercado?

-Bueno, el amor va dejando huellas en muchos sitios, incluidos los aeropuertos, los hoteles, los automóviles, los parques públicos, las ventanas al mar, las oficinas de cambio… de pareja.

Un abrazo


Calcula lo que te quiero


Calcula lo que ha llovido
desde aquel beso primero
que, a solas, bajo un manzano,
Adán y Eva se dieron.

Calcula lo que ha llovido
y añade el IVA, que es nuevo,
y luego pon, de Julieta,
lo que la quiso Romeo.

Después le agregas, si quieres,
todo el color de los sueños,
y encima pones la luna
con su esplendor y su cerco.

A lo que arroje esa cuenta,
que, poco o mucho, es de peso,
le sumas, una por una,
todas las rosas que fueron.

Y lo que dé finalmente,
que lo dará por defecto,
no es el tamaño del mundo,
sino el amor que te tengo.

Calcula lo que te quiero.

Para alumbrar nuestras sombras
salió la luna del cerco.
Habrá un Big Bang en el alba
cuando juntemos los cuerpos.

Calcula lo que te quiero.

Pero calcúlalo en noches
con largas lenguas de fuego.

Calcula lo que te quiero.
Lo que te quiero y te quiero...


Mariano Estrada 23-02-2004

Paisajes Literarios http://www.mestrada.net/
Blog http://paisajes.blogcindario.com/

viernes, 2 de abril de 2010

La pena original

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

La pena original

Hoy me otorga la noche
su lamento más triste, su balada
de luces condolidas:
la luna, las estrellas, las farolas...