Buscar este blog

jueves, 31 de diciembre de 2009

Nochevieja

Foto tomada de internet, sin ánimo de lucro.

Nochevieja

San Silvestre. Santo del fin. Cierre por defunción.

-¿Es que ha muerto alguien?
-Sí, el año
-¿Cómo que el año? ¿Puede morir el tiempo?
-El tiempo, no; el ciclo. Y más que morir, se agota. Vamos, que se acaba.
-¿Y qué pasa, entonces?
-Nada. Nueva etapa. Nuevas miras. Ampliación de los horizontes.
-Pero todo con las mismas figuras, claro, los mismos jefes, las mismas hipotecas.
-Eso sí, sólo cambia el propósito.
-¿También el de los acreedores?
-Hombre, lo que no hay es tabla rasa, pero sí una mejor disposición de la voluntad.
-O sea que lo que cambia es el rictus.
-Pues sí, mayormente.
-Y somos zapateros por unos días.
-Más o menos.
-Pero no presidentes por unas horas.
-No, eso no; ni siquiera ministros de Fomento.
-Pues yo tengo entendido que cuando el ciclo se acaba entramos en una crisis, que puede ser más o menos profunda.
-Y es verdad, pero eso suele ser en términos económicos.
-¿No es lo mismo?
-No, mire: ¿qué pasa cuando se acaba una semana?
-Que empieza otra.
-Pues eso es exactamente lo que ocurre en estos momentos. Ha acabado un ciclo de 52 semanas, 365 días, 12 meses. Y creemos que es un ciclo importante y significativo. Así que cerramos el local, bajamos la persiana y nos damos un respiro para brindar por la vida.
-Por la nueva, supongo.
-Exacto. El día dos de enero, por más aires que soplen o por más rayos que caigan, tendremos un cielo despejado y un amanecer limpio y gozoso.
-El que no se consuela es porque no quiere.
-También es verdad, pero hay que darle una oportunidad al optimismo, ¿no cree? Luego vendrá lo que tenga que venir, pero poco a poco, con moderación, con calma, con mesura. Y así, hasta la derrota final, el 31 de diciembre de todos los años de la vida, en que una pulmonía mata siempre a don Guido y a nosotros nos parece natural y le encontramos justificación: es que se hace viejo, el pobre, ¿no lo veis canoso, abatido, renco e impotente? Un año es mucho tiempo para un mundo en el que hay tantas insatisfacciones acumuladas. Haya, pues, nuevo rey y vaya el muerto al hoyo. Ciérrese la tumba cuando el reloj marque las horas y que sus huesos descansen para siempre en un mullido pasado. Venga el Año Nuevo a darle pelargón a nuestra sonrisa.

Chao, viejo, me voy con quien se yergue sobre ti.

Suenan las campanas
de la Nochevieja.
Se ha acabado el hilo,
dadme otra madeja.

Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
Blog http://paisajes.blogcindario.com
Poemas recreados: http://groups.google.com/group/paisajes-literarios

martes, 29 de diciembre de 2009

Mi vida contigo

Dani y Lisi, en las fuentes de Polop de la Marina

Mi vida contigo

Tal vez fue el año 52 cuando yo empecé a ir a la escuela. Desde esa perspectiva y, como tantos otros hombres que un día fueron niños, podría decir con Machado: mi infancia son recuerdos de un pueblo de Zamora… En mi caso, no obstante, eso es sólo en parte verdad, ya que una verdad más rotunda exigiría la inclusión de tres pueblos distintos, bien es cierto que todos de Zamora: Justel, Muelas de los Caballeros y Quintanilla. Y aún quedaría en el aire una cuestión que no es en absoluto baladí: la de saber exactamente hasta dónde llegaba entonces la niñez y dónde empezaba la adolescencia. Podía darse el caso, como se dio realmente, de que mi niñez terminara de transcurrir en un pueblo León, y, para más INRI, en un internado de dominicos, donde las niñas no podían entrar y sólo estaban vagamente en los sueños.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Amor de enamorado













 Amor de enamorado
De la serie "Poe-canciones"

Bien sé que estoy cargando un poco las tintas con tantos platos de amor ofrecidos en forma de poe-canciones. Y, lo que es peor, sin un mal vino que llevarse a la lengua. Pero también es verdad que, una vez que me he metido en harina, quizás deba seguir hasta que quede limpio el granero, no vaya a ser que, finalmente, me quede la cosecha a medio moler, siendo tan exigüa

viernes, 25 de diciembre de 2009

Un instante, una noche



Un instante, una noche.
Fotografía de Oleg Boyko de Ukraine

A través del recuerdo, recupero una noche no excesivamente lejana. Y sin sentir exactamente lo mismo, he vuelto a tener un sentimiento agradable. Sucedió así:

Es poco más de medianoche. La lluvia ha dejado en el suelo la fragancia de la tierra mojada. El silencio es total, con la salvedad de las olas interiores, que rompen contra los altos acantilados del espíritu. Se diría que son golpes del corazón y que hay mareas de sangre, por fortuna jubilosa. Uno ya tiene recorrido como para saber que de la felicidad a la desdicha apenas median dos pasos, dos minutos, una pequeña variación en el camino del viento... Lo que acaso no pueda adquirirse nunca, a pesar de los intentos, es la fortaleza de espíritu como para “aceptar con ánimo parejo la derrota y las palmas”, por expresarlo con palabras de Borges.

martes, 22 de diciembre de 2009

Luna de Nochebuena



Luna de Nochebuena

La casa de Muelas es grande, muy grande, incluso mayúscula. Pero mi madre era aún más grande y la ocupaba toda. Cuando ella murió, yo la estuve buscando por las habitaciones entristecidas y deshabitadas:

…Detrás, en las profundas
alcobas de la casa,
la leña del hogar, el dulce
aditamento de la risa,
la pátina del beso, la amorosa
caricia de una extensa madre...

¿Madre?
¿Quién habita la casa sino el pálido
reflejo de una triste luna?


Una triste luna. La misma luna que un día se había colado por las chimeneas temblorosas de mi alma para alumbrar unos versos con los que construí este sencillo poema que habla de los tiempos de la emigración: mi padre, mis hermanas, yo mismo. Casi todos desperdigados por el mundo y algunos de nosotros muy lejos.

La casa no llegó a estar nunca sola, pese a todo, pero yo tuve miedo de que pudiera estarlo algún día, como así fue.

Un abrazo

Os deseo una luna íntima y clara que ilumine todos los momentos de vuestra vida.

Ver PPS de Mar:
http://cid-b9547652472c3167.skydrive.live.com/self.aspx/.Documents/Mar%5E_LunadeNochebuena.pps

LUNA DE NOCHEBUENA

Por el hueco estrecho
de la chimenea,
se coló la luna
de la Nochebuena.

Esparció sus rayos
por la casa entera,
pero nadie había
que pudiera verla.

Recaló en los cuartos,
traspasó las puertas;
pero no vio nada,
nada, sino pena.

Polvo en los escaños,
polvo en la alacena,
polvo en la tarima
del hogar sin leña.

Y la luna triste
de la Nochebuena
preguntó a las cosas
la razón cuál era.

Pero ¡ay! las cosas,
tan calladas ellas,
se quedaron mudas
tras su polvoriencia.

En la luz difusa
de la aurora, mientras,
se perdió la luna
de la Nochebuena.

Y quedó en la casa
su constante piedra;
fría, como siempre;
sola, pero bella.

Del libro "Tierra conmovida" (1987)

Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

domingo, 20 de diciembre de 2009

Trozos de cazuela compartida


Cocina del horno de la cas familiar

Trozos de cazuela compartida

La estampa nocturna de la vieja cocina de la casa era un pote negro y barrigón, alrededor del cuál, depositadas en el suelo, se juntaban hasta nueve cazuelas de barro (algunas de Pereruela), a cuyos fondos se habían adherido las finas rebanadas de pan que las sopas de unto requieren.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Hálitos. La Navidad del recuerdo














Casa familiar, en Muelas de los Caballeros (Zamora)



Hálitos. La Navidad del recuerdo

Para mí, las auténticas Navidades son las del recuerdo imborrable de la niñez: una casa cuya forma no han logrado cambiar las rehabilitaciones, una cocina caldeada por un fuego bajo de leña y por el profuso calor de una familia humilde, amante y numerosa; unos escaños oscuros de madera para sentarse al fuego; el hogar, donde se calentaban las palabras y la risa y la comida de la familia, incluidos los animales; la duermevela de los gatos en los entornos del resplandor de las llamaradas; las brasas rojizas y acogedoras en que éstas acababan convirtiéndose, la campana gigante que sujetaba el calor en sus paredes íntimas, el humo que ennegrecía las caramilleras y multiplicaba el hollín de la chimenea: la misma chimenea por la que años después se coló la Luna para encontrar una doliente soledad desperdigada.

jueves, 17 de diciembre de 2009

El amor, el sueño, la fe




















El amor, el sueño, la fe

-Hoy me siento naíf, querida Ausentia.
-¿Naíf? ¿Y no querrás decir otra cosa?
-¿Por ejemplo?
-Nostálgico, mimoso, tontorrón, necesitado de caricias y de ternura.
-No, no, hoy me siento naíf porque me siento elemental, sencillo y simple. Hoy quiero volver a las hermosas praderas de la inocencia.
-No puedes, muchacho.
-¿Que no puedo? ¿Por qué motivo?
- Porque uno no puede ir donde ya está: tú no has bajado nunca de esa nube blanca. Y, en efecto, eres un ingenuo constitutivo, casi patológico.
-¿Pato lógico? ¿Quieres decir tonto sin remedio? Pues hoy me siento más ingenuo que nunca y voy a abrir las puertas del amor para que corran por sus cauces incorruptos mis aguas más limpias. Mírame, soy un sueño puro. Los años no han logrado herirme. Tampoco me han herido los hombres. Conservo la fe que me fue dada en un cofre sin llaves donde están las esencias del pensamiento.

Un abrazo

El amor, el sueño, la fe.

-¿Cuál es el secreto de tus ojos claros?
-El amor.
-¿Cuál es el secreto de tu amor?
-La fe.
-¿Cuál es el secreto de tu fe?
-El exacto presentimiento de tu existencia.
-Es decir, ¿el sueño?
-El sueño.
-¿Soy como tú me soñabas?
-En absoluto.
-¿Cómo, pues, me reconociste?
-Con tu ayuda.
-¿Y qué ha sido de aquel del que procedo?
-Se ha ido.
-¿Y si vuelve?
-No lo reconocerían mis ojos, que son claros de amor, y tú me has ocupado totalmente el sueño y la fe.

Mariano Estrada http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios
Blog http://paisajes.blogcindario.com/

Posdata:

El día que se calle el amor habrá un terrible silencio. O acaso empiecen a oírse los tambores sordos del vacío, de la noche recurrente y repetida y ciega, de la jungla inabarcable, la soledad frente a Dios, la nada. Por fortuna, el amor es una savia que se renueva y, mezclada en el barro, siempre habrá una gota que resista los embates de los tiempos secos. Un lágrima, una risa, una mirada...Esas cosas nos salvarán de la química o la muerte.

Tanto el poema como este pequeño texto de la posdata pertenecen al libro “El cielo se hizo de amor” (1986)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Viaje a la soledad




Viaje a la soledad

Si hablamos de la soledad tendremos que poner algún que otro adjetivo, ya que a la soledad le pasa como al colesterol, que hay una mala y otra buena, una amada y otra temida, una de cárcel y otra de libertad. Ello no es óbice para que puedan convivir simultáneamente en una misma persona. De hecho, yo viví un tiempo en el que creí beneficiarme de una a la vez que me sentía lacerado por la otra. Quedó expresado así:

Tengo dos soledades,
una es de muerte,
otra de vida.
Por las dos, solitaria,
corre mi sangre.
Yo soy la herida.

De todos modos, el poema que dejo hoy aquí no entra a analizar la soledad, sino que se limita a describir un camino, tal vez un proceso, por el que vamos justamente hasta su puerta. Eso sí, queda claro que la soledad a la que se refiere es precisamente aquella de la que queremos huir. Y da a entender que es fría y amarga.

Es obvio, no obstante, que a la soledad se puede llegar de otras formas y por otros caminos. Al que aquí nos referimos es al camino del amor. Y, más concretamente, del amor que llamamos de pareja, ése en el que aún nos empeñamos en creer, a pesar del abrumador desmentido de las estadísticas.

Un abrazo

Leer "Gotas de hielo" en Kindle

Ver PPS de Mar:
 http://cid-b9547652472c3167.skydrive.live.com/self.aspx/.Documents/Mar%5E_Viajealasoledad%5E_C.pps


Viaje a la soledad

Ya no sé si los besos
que olían a jazmín
y a lluvia remansada
destilaban azúcar o delirio.

Sólo sé que eran brotes
del alba, tintineos de la luz
en primaveras
recién amanecidas.

Ya no sé si los labios
eran pozos de sed o
territorios de luna y de belleza.

Tampoco estoy seguro
de que un beso de amor
sea en sí mismo una victoria.

Sólo sé que, al marcharte,
escribiste en las lágrimas
un nombre, un tiempo, una frontera.
Y que a mí me dejaste en la memoria
el ansia inagotable del deseo,
el espejismo estéril
de la esperanza y del abrazo.

Pero te quiero, amor, aunque la vida
me pague con tormentas
de atronadora soledad.

Del libro "Gotas de hielo"

Mariano Estrada, 18-11-2007
PL http://www.mestrada.net/
Blog: http://paisajes.blogcindario.com/

martes, 15 de diciembre de 2009

Te buscaré



Rosa, en Chamonix, en elevador a teleférico Aiguille du Midi

Te buscaré.

1

Perseguiré tu sombra.
Vagaré por ahí, por los suburbios
inhóspitos del desconsuelo.
Oleré tus perfumes
en la espesura íntima
de los escombros, esas
flores depositadas
en los fermentos
finales de la noche.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ausencia... o dolor


Rosa, entre las flores y la niebla

Ausencia… o dolor

Echada casi la suerte
miré hacia atrás y entendí
que ausencia vale por muerte
cuando la ausencia es de ti…
                    Del poema Mi vida contigo