Rosa, empinando los codos
Cuando en los viñedos
te miré a los ojos,
en las uvas verdes
maduraba el mosto.
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Vino de Vidriales
Cuando salimos a cenar por ahí, a Rosa le gusta acompañarse de un
vino. El origen de esta costumbre, si así puede llamarse, no hay que buscarlo en
una foto, pero es verdad que esta foto nos puede inducir a la sospecha.
Por otro lado, y sin que tenga nada que ver, en la casa de mis padres
-que por entonces ya habían vendido las
viñas-, se consumía un vino de mesa que llegaba del Valle de Vidriales en
pellejos. Dicho vino gozaba de cierta fama en la zona, donde era bien aceptado.
Rosa lo tomó algunas veces en las comidas y yo, que soy astemio, le acabé
escribiendo un pequeño poema…
El Valle de Vidriales se ubica en la provincia de Zamora y no está
lejos de Muelas de los Caballeros, que es mi pueblo y el vuestro. Incluso se
puede ir andando. Ahora bien, lo que se tarda no está cuantificado exactamente,
depende del pueblo al que te dirijas. Y también de lo que hayas bebido. Los
garabatos pueden hacer los viajes eternos…
Por cierto, dependiendo del medio de transporte que se utilice, hay un
pueblo cuyo nombre no puede ser pronunciado: Brime de Sog. Dicen que se para la
burra.
Salud, Rosa: ese trago tiene ya 36 años. ¡Tanta vida y tantos
recuerdos!
Un abrazo
Vino de Vidriales
-Vino de Vidriales
que a tragos bebí,
si el suelo era llano
¿por qué me caí?
-¿A quién le preguntas,
hermano infeliz;
yo soy una cuba,
un odre, un barril,
un jarro, una bota,
un trago sin fin...
-Ya sé que eres uva
de espléndida vid,
de atávica cepa,
de noble raíz.
Por eso, compadre,
me cabe decir:
Vuecencia, don Vino,
¿qué has hecho de mí?
Del libro “Trozos de cazuela compartida”
Mariano
Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios