Foto tomada de internet sin ánimo de lucro
A Jade, que removió la luna.
Hace
unos días, en una noche de frío y de recogimiento, una chica joven que
viajaba por algún lugar de Madrid se sintió atraída fuertemente por una
hermosa luna. Dice que estaba allí, quieta y alta, sobre un fondo de
oscuridad, misterioso y azul, y
con una luz blanca y rebosante en la que se apagaban todas las
estrellas, sobre todo las estrellas de la televisión. Llegó a casa y,
pletórica de emociones, encendió el ordenador e introdujo en Google las
mágicas palabras “poesía” y “luna”. Y hete aquí que, entre otros muchos
hallazgos, le salió un poema que se llamaba precisamente “La luna” y que
estaba dedicado a Federico García Lorca. El autor, un tal Mariano
Estrada, le era totalmente desconocido.