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lunes, 28 de marzo de 2011

Del amor y la guerra: a 69 años de la muerte de Miguel Hernández

Miguel Hernández con Josefina Manresa, su mujer

Del amor y la guerra: a 69 años de la muerte de Miguel Hernández


He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.
                               Fragmento de “Canción del esposo soldado”


Queridos amigos:

Hoy hace 69 años que murió el poeta de "Viento del pueblo", que es un canto de libertad, y de "Las nanas de la cebolla", que es un canto de amor. Y al poeta del amor no le gustaban precisamente las guerras:

sábado, 26 de marzo de 2011

In extremis

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

In extremis

Cuando yo era niño, pocas personas había en el mundo, si es que había alguna, que fueran más entrañables que mi abuelo. Luego me hice joven y el abuelo pasó a estar más en un segundo plano, pero entonces apareció Víctor Manuel con el suyo que, si os acordáis, estaba sentado en el quicio de la puerta. Y no se había apagado aún el cigarro al que se aferraba aquel entrañable picador, cuando Alberto Cortez vino a rescatar al suyo a Galicia…

martes, 22 de marzo de 2011

Los caminos de la inocencia


Río Fontirín, Muelas de los Caballeros (Zamora). Agosto 2010


Los caminos de la inocencia

Dos amigos se encuentran después de mucho tiempo sin verse. Ilusionados por el suceso, deciden andar un camino hermoso que ya habían andado muchas veces de niños. En el transcurso del mismo, descubren con sorpresa la gran divergencia de su pensamiento. Se muestran como son, pero saben que ya no son como eran.

…Heme aquí, carne atribulada, monte arriba, piedras arriba, Peñas Arriba. Hacia la cumbre, hacia el pezón redondeado y trémulo, hacia el solar mortificado de la nieve, que se derrite; del agua, que se filtra; de la fuente, que brota en la ladera para hacerse río de sangre y eternidad, río de flora esplendorosa, río de fertilidades multiplicadas, río de belleza, río de gacelas atardecidas, río de baños ateridos y venturosos, río de molinos y amaneceres blancos y crecidas y sones y cánticos y transparencias. Flora no afeitada, flora exuberante y floreciente. Río cercano y entrañable, río del alma que arrastra chorros de vida y bardomera hacia un ocaso de mar y corazones lentos, con mareas de vientre y de ternura. Río de sueños y de amor y de espumas evanescentes y populosas. Río de corrientes atropelladas y de truchas escurridizas. Río de barbos y de carrizos, que son barbas de río. Río elemental. Agua sin espasmos de contaminación, agua de abluciones purificadoras, agua de catarsis, borbotón, agua viva, agua constante, agua constantemente viva.

lunes, 21 de marzo de 2011

La primavera la sangre altera

Flor de brezo (Erica multiflora. Petorrera en valencià). Foto de Fernando Medrano

La primavera la sangre altera

-Dicen –y a lo mejor es verdad- que la primavera altera mucho la sangre. La altera tanto que a menudo la pone como las burgas orensanas.
-Vaya si es verdad. Mi mujer está esperando a que se abran las puertas de El Corte Inglés, donde la primavera es un busto inalcanzable y una pierna larga que la imaginación trata de juntar infructuosamente con su vecina. Porque las piernas son dos, ¿no?, y toda pierna tiene su principio y su fin, su talón de Aquiles y su vital horcajadura. Pues bien, las puertas se abren y mi mujer se pone las botas.

viernes, 18 de marzo de 2011

¿De quién son los ríos? Sentencias del TC

Río Guadalquivir a su paso por Sevilla. Foto tomada de internet sin ánimo de lucro


¿De quién son los ríos? Sentencias del TC


Queridos amigos:

Tras las sentencias del Tribunal Constitucional, anulando los artículos 51 del Estatuto de la Comunidad Autónoma de Andalucía y 75 de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, que hablan de la capacidad normativa sobre el agua y la gestión de la misma, ya tenemos un poco más clara la respuesta a la pregunta: ¿De quién son los ríos?, que nos hacíamos cuando ambas comunidades, de uno u otro modo, se los querían apropiar con la anuencia de los políticos que representan a todos los españoles (Dice Herrera que ellos sólo querían apropiarse de la gestión, pero tanto me da).
Lo bueno de esta sentencia es que no sólo no se ha avenido a la errónea decisión política tomada por el Parlamento de la Nación, sino que se ha pronunciado abiertamente contra ella. Es decir que, por una vez y sin que sirva de precedente, se ha impuesto la independencia de los poderes del Estado y Montesquieu ha sonreído gozosamente desde su tumba. Y hasta puede que Alfonso Guerra haya sentido en sus carnes el alivio.
Lo auténticamente grave de todo esto es que, como queda bien claro en la decisión del Tribunal, el poder político se había pasado por el orto el interés común de los españoles. Y es por el orto, precisamente, por donde los diputados tendrían que meterse ahora esos artículos de los Estatutos ¿O se van a ir de rositas? No sé, ¿usted que cree? ¿Yo? Mucho me temo que sí.

Un abrazo

Dejo aquí el artículo mencionado, que fue escrito cuando se estaba gestando el Estatuto de de la Comunidad Autónoma de Andalucía y había un rifirrafe entre los Presidentes autonómicos Chaves e Ibarra.


¿De quién son los ríos?

Los ríos, que desde tiempos inmemoriales han sido lazos de unión, han empezado a ser motivo de discordia, especialmente entre los altos profesionales de la política. “Este río es de mi tierra y mi tierra soy yo. A su lado vivo, de su agua bebo, en él me reconozco y me solazo. Luego este río es mío y de este río me río”. (De la vena fluente de un político apócrifo que llamaba al rioja River-ha).
El Ebro, que antes guardaba silencio al pasar por El Pilar, porque no quería despertar a la Virgen, ahora es motivo de gresca entre las dos grandes fuerzas políticas de España, camisa blanca, como consecuencia del fallido Plan Hidrológico Nacional. En su día, el Cabriel fue motivo de duros enfrentamientos entre las Comunidades de Valencia y de Castilla-La Mancha, en el punto concreto de sus Hoces. Unos, aparentemente, por preservar la belleza; otros, aparentemente, por mejorar la comunicación. Y ahora le toca al Guadalquivir, al que parece que quieren meter en un Estatuto, tal vez en una Realidad Nacional, lo que tiene mucha minga, Dominga. Pero ya les ha dicho Ibarra que son un poco chorlitos o cabezabuques, porque algunos afluentes del Guadalquivir nacen precisamente en sus tierras. Además, ¿quién puede asegurar que un día Sevilla no pida anexionarse voluntariamente a Extremadura? ¿Ein? No sé, pero tal como andan las cosas…
Antiguamente, los ríos pasaban por aquí y por allá y los ciudadanos aprovechaban sus aguas para regar sus tomates y cebollas, para moler sus cebadas y centenos, para darse un chapuzón o para pescar algún que otro barbo, pero luego se desentendían de ellos y los olvidaban porque alguien había sentado un precedente muy sensato que, si no sentaba cátedra, servía al menos de jurisprudencia: “agua que no has de beber / déjala correr”. Había ríos que, al menos en alguna de sus partes, corrían tan olvidados que un prestigioso poeta se vio obligado a cantar: “Río Duero, río Duero / nadie a acompañarte baja”. Bien es verdad que Gerardo Diego hacía la salvedad de los enamorados, ya que estos ponían a los ríos como testigos de sus grandes amores.
Y hemos de hacer también la salvedad de algún pájaro de cuenta que, con la nocturnidad requerida, bajó a borrar las huellas de un odioso crimen: “Amor mío, si te vas / no bebas agua del Duero / que lavaron el puñal / con que mataron a Diego”. De hecho, había ríos tan libres y tan respetados que, aun siendo muy modestos en su caudal y en su recorrido, la gente les pedía permiso para pasar, tal es el caso del Manzanares, que, a su paso por Madrid, bien podía haberse hecho colchonero de pro. Discurrían tan libres y tan limpios que, cuando algo se interponía en su camino y los perturbaba, enseguida se hacía público y notorio. Este es el caso del Nervión, por el que un día dijeron que bajaba un bicho extraño…
Que yo sepa, nunca antes los ríos habían tenido un carácter particular, como el patio de mi casa, sino que siempre habían sido bienes comunes y públicos. Daba igual dónde naciera o por dónde pasaran, porque eran igualmente de todos. Miños y geniles, tajos y bernesgas, mundos y jalones, eslas y guadianas, fontirines y júcares, arlanzas y cuervos, jaramas y seguras. Bueno, en un momento dado, el Jarama fue un poco de Ferlosio, pero sólo en un plano simbólico y honorífico. De manera que todos eran ríos de todos. Todos eran ríos de nadie. Y en Andalucía, particularmente. De hecho, el famoso Río de Miguel Ríos no se sabe cual es, porque ni siquiera tiene nombre. Es más, los autores de la universal Macarena son “Los del río”, pero ¿de qué río?
Solo usted, señor Chaves, pretende que el Guadalquivir tenga dueño. Y que este sea un sujeto jurídico llamado Realidad Nacional Andaluza. O algo así. Que vaya si tiene cojones. No me extraña que Ibarra se cabree, aunque yo ha he descubierto que Ibarra se cabrea solamente de boquilla, justamente por donde suele morir el pez. Luego se tragará el Guadalquivir con todas sus poluciones como un día no lejano se tragó el Estatuto de Cataluña, que ese sí que es un río, pero de tinta. Y tiene asimetrías como sapos. Y monstruos de lesa financiación.
Si empezamos a pegarnos por los ríos ¿qué será de nosotros y de nuestras vidas? Todos sabemos que “Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir”. Nos lo dijo Jorge Manrique, ya hace muchos años. Yo estoy de acuerdo con él, y no me gustaría nada que el pequeño río de mi vida fuera esclavo de ningún politicastro con ambiciones ni de ninguna entidad jurídica con rango de eufemismo nacional.
La prueba más contundente de que los ríos no son de nadie es que, en realidad, nadie los ha podido nunca hacer suyos. Ya lo dijo Heráclito, el filósofo de Éfeso: “No te bañarás dos veces en el mismo río”. Señor Chaves: el Guadalquivir no es un río, sino muchos ríos, infinitos ríos. Cuando usted quiera apropiarse de uno de ellos, este empezará a sonreírle desde las proximidades de la costa, que es donde los ríos remansan. Y luego desde el mar, que es al que voluntariamente se entregan.

Mariano Estrada http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios
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Poemas recreados: http://groups.google.com/group/paisajes-literarios

Río Duero, a su paso por Zamora. Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

miércoles, 16 de marzo de 2011

Maldita libertad

Fotografía tomada de internet sin ánimo de lucro

Ver abajo la traducción de este poema al portugués. Lo ha hecho Fátima Sipahi, en un comentario del Facebook.


Maldita libertad

Maldita libertad la de mirarte
con ojo santurrón y admirativo,
si ver tu corazón me está prohibido
y estás en realidad en otra parte.

lunes, 14 de marzo de 2011

Lobos: del miedo a la admiración

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

Lobos: del miedo a la admiración

La primera noticia directa que yo tuve del lobo fue una tarde de nubes y olor reciente de lluvia. Según calculo ahora, basándome en acontecimientos familiares de muy difícil olvido, habrían pasado siete años desde el día de mi nacimiento. Por un asunto de tratos en ganadería, de los que a mí me llegaba únicamente el enternecedor balido de los corderos, mi padre había ido a un pueblo de lo que para mí era entonces la ultramontana Cabrera, más allá de Velilla, donde había un lago azul, un pico muy alto, llamado Vizcodillo -que en agosto conservaba intacta la nieve-, y un lejano tufillo de supersticiones y fantasmagorías, no muy bien definidas, entre las que estaban las historias espeluznantes del lobo y los mágicos ululares de ciertas almas en pena, a cuya sombra se cobijaban los forajidos y malhechores.

sábado, 12 de marzo de 2011

Pecado

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro

Ver PPS de Mar:


Pecado

Amiga mía,
Me arrodillo ante ti para exclamar
en voluntaria confesión:

Yo no estoy libre de pecado.

(En terminología más acorde
con nuestro pensamiento, al pecado
lo llamaríamos error,
pero un error consciente y
repetido de forma pertinaz
¿no equivale a un pecado?)

Pues bien, no sólo no estoy libre
de pecado, sino que a veces creo
que el pecado soy yo.
(Pronombre personal en
manifiesto pecado de soberbia).

Y puestos a decir,
confieso que he pecado
de todas las maneras
posibles: de palabra,
de obra, de omisión, de pensamiento...

Tan sólo hay un pecado
que nunca he cometido y nunca
jamás cometeré,
que es dejar de quererte.

Es pecado mayor, sería
categóricamente imperdonable.

Del libro "Amores colaterales"

Mariano Estrada http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios
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jueves, 10 de marzo de 2011

Accidentes

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro


Accidentes

Las curvas de tu cuerpo
son claros desafíos
a la velocidad,
y yo derrapo en ellas
con la frecuencia de tus
interminables devaneos.

Soy un fiel inquilino
de tu soberanía, un amante
del muy accidentado
ordenamiento de tus territorios
y la vertiginosa
naturaleza de sus precipicios.

Me gusta recorrerte
con la delectación
profusa del sometimiento.

Del libro “Amores colaterales”

Mariano Estrada http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios
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martes, 8 de marzo de 2011

Tijeras y trasquilón: el esquileo de las ovejas

Esquilado a tijera. Foto de Fernando Medrano


Tijeras y trasquilón: el esquileo de las ovejas


Ya sé que el oficio de esquilador, en general, es muy poco atractivo, y mucho menos para acomodarlo en los altos aposentos de la lírica. Total, se trata de quitarles los pelos a las ovejas. Unos pelos que están enrevesados, sucios, sudados y grasientos, ya que las ovejas no se lavan jamás, salvo después del esquileo, precisamente, por razones sanitarias... O si llueve. Pero si llueve tampoco es que se laven demasiado, porque la lluvia resbala sobre la lana apelmazada y sebosa.
-¿Y para qué se los quitan?

domingo, 6 de marzo de 2011

Amor un poco, soledad el resto


Fotografía tomada de internet sin ánimo de lucro


Amor un poco, soledad el resto.

De un modo o de otro, el amor es una constante en nuestra vida. Lo que no deja de ser una tremenda paradoja, ya que se trata de una constante muy variable y esto es una pura contradicción en los términos. ¿La explicación? No sé, lo único que se me ocurre decir es que el sentimiento amoroso no cabe en una explicación matemática del tipo: dos por dos, cuatro. ¿Por qué? Porque ella debería estar aquí, pero no viene. Y yo me quedo a dos velas, compuesto y sin lograr que funcione adecuadamente la lógica ¿Por qué no viene? ¡Ah! La eternidad del amor es de una duración relativa, porque no es de tiempo sino de voluntad y de deseo, porque siempre hay un tercero que se interpone en el camino de las flechas de Cupido o una mirada que se atraviesa, provocando el descarrilamiento de los cargamentos de azúcar. Ayer te dije que sí, pero hoy hay otro. ¿Qué quieres? Y percibes el frío en los cristales del corazón, donde se estrellan las alas de los sueños.

Lo que quiero decir es que la soledad está siempre a la vuelta de la esquina, como una charca helada. De hecho, yo creo que la soledad es el estado más probable del hombre, por mucho que nos empeñemos en correr detrás de quien es esencialmente otro, con idea de transmutarlo en uno mismo mediante la operación mágica del amor, que cada día se sustenta más en el principio de la levedad de las cosas, que es más o menos así: “amor mío, me comprometo a quererte hasta que la claridad del alba nos separe”

El soneto que dejo aquí colgado, salvo en los breves momentos de su alumbramiento, ha vivido siempre en la oscuridad de un cajón. O sea veintitantos años. Pertenece a una época escéptica que, sin embargo, paradójicamente, no ha servido nunca para robarme la fe, ya que a mí se me han cargado siempre las pilas con la aparición en el frente de unos ojos bonitos.

A decir verdad, yo siempre he creído que al amor se va por los ojos, ya que “El cielo se hizo de amor y sus puertas hay que abrirlas con la mirada”.

Un abrazo


Amor un poco, soledad el resto


Creía que el amor bajo la luna
tenía en el cansancio una ventana,
con un rayo de sol y una mañana
de ingrávidos arrullos en la espuma.

Creía en ese pacto de los besos,
en esa eternidad, en esa nube,
en ese dulce pájaro que sube
al cielo con el soplo de los vientos.

Creía que el amor nos descansaba
de tanta soledad, de tanto tedio.
Mas sólo es un instante, no hay remedio.

Detrás de cada vida enamorada
está la soledad, delante el sueño.
Tan sólo hay un respiro por el medio.

Del libro “Vientos de soledad”

Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios

jueves, 3 de marzo de 2011

Reflexiones ingenuas sobre los premios literarios

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro


Reflexiones ingenuas sobre los premios literarios


Hace unos días, hablando de un importante premio literario con algunos amigos, uno de ellos, no sé si ingenua o maliciosamente, dejó caer en el aire esta pregunta:

-¿Están dados los premios de antemano?

Pero no nos metimos en harina porque alguien, que se unía al grupo en ese momento, interrumpió con efusivos saludos la recién iniciada conversación. Sólo nos había dado tiempo de crucificar al Planeta, que, como saben hasta los ágrafos, es la madre de todos los premios literarios que se dan en España.