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sábado, 22 de marzo de 2025

Charla-recital en Benidorm: ¿Para qué sirve la poesía en la sociedad actual?

 

Cartel del acto

 
El próximo martes, día 25 de marzo, haremos una charla-recital en la Casa del Fester de Benidorm. Calle de la Biga, nº 3. Entrada libre.
Título: ¿Para qué sirve la poesía en la sociedad actual?
Ponente: Mariano Estrada
Rapsoda: Miguel Escrig
Hora: 18.30

Dejó aquí uno de los poemas que serán recitados en el acto.

Viaje a la soledad

Ya no sé si los besos
que olían a jazmín
y a lluvia remansada
destilaban azúcar o delirio.

Sólo sé que eran brotes
del alba, tintineos de la luz
en primaveras
recién amanecidas.

Ya no sé si los labios
eran pozos de sed o
territorios de luna y de belleza.

Tampoco estoy seguro
de que un beso de amor
sea en sí mismo una victoria.

Sólo sé que, al marcharte,
escribiste en las lágrimas
un nombre, un tiempo, una frontera.
Y que a mí me dejaste en la memoria
el ansia inagotable del deseo,
el espejismo estéril
de la esperanza y del abrazo.

Pero te quiero, amor, aunque la vida
me pague con tormentas
de atronadora soledad.


Mariano Estrada
Del libro Gotas de hielo (2011)

miércoles, 5 de marzo de 2025

ANTOLOGÍA POÉTICA de Mariano Estrada

 

Foto del libro. Edición y diseño de Lalo F. Mayo


Queridos amigos:
Aquí está por fin la ANTOLOGÍA POÉTICA a la que he dedicado mi tiempo en los últimos meses.
Aún no sé cuándo será la presentación. En cuanto lo sepa os lo comunicaré puntualmente. Un abrazo.

Texto de la contraportada

Cuando nos duele una parte del cuerpo solemos ir al médico. ¿Qué solemos hacer cuando nos duele el alma? Yo confieso que exprimo las neuronas como si fueran naranjas hasta que logro extraer un zumo de dolor que, al desgajarse de la intimidad, va adquiriendo la forma de un poema. De este modo consigo que aquello que me tortura quede fuera de mí, evitando un sufrimiento vano. Cada vez estoy más convencido de la utilidad catártica de la poesía, tanto para el que la escribe y la ofrece a los demás como para el que la recibe, la penetra y la asimila, es decir, para el que la reescribe como lector. Por otra parte, declaro sin ambages que, lejos de la pusilanimidad, la poesía me ha hecho fuerte en los momentos difíciles.

Texto de la solapa

Nací en 1947, en un pueblo de Zamora llamado Justel, cuyo censo debía de arrojar un monto de 300 almas si me contaban a mí. A los 10 años mi familia se trasladó a Muelas de los Caballeros, a solo 6 km. de distancia contados en curva. Entre los libros de estos dos pueblos, no había ninguno que fuera exclusivamente de poesía. Pero la poesía estaba allí con nosotros, en el aire, en el humo de las chimeneas, en el vaivén de las mieses bajo la brisa, en el nido amoroso de los pájaros, en las bardas de los corrales, en las flores cárdenas del brezo...
     De 1960 a 1965 estudié en un internado de dominicos de León, llamado Virgen del Camino, donde se daba una enseñanza humanista que incluía latín, griego, música, poesía y deporte. Allí nacieron, como jugando, mis primeros poemas. De 1965 a 1973 residí en Madrid, donde trabajé lo que pude, estudié menos de lo que debía, me divertí mucho, canté en un coro de folclore ruso y me dieron un Premio de poesía, tras superar una acusación de plagio. Un filólogo de la Universidad sugirió que el mío era un poema perdido de Garcilaso de la Vega o de Calderón de la Barca, lo cual hinchó mi ego de autor.
     A Villajoyosa llegué en un 600 descapotable de color blanco. Era el año 1973. Llevaba conmigo, además de un hatillo de ilusiones, una provisión liviana de dinero, un poco de ropa, los documentos imprescindibles para ser una persona de bien y unos cuantos libros con los que siempre me ha gustado viajar, casi todos autorizados por la censura. Y fue en Villajoyosa donde, en 1984, publiqué mi primer libro, al que siguieron otros 30. Entre ellos están los 19 poemarios de esta Antología que espero que disfruten. ME

 Mariano Estrada 05-03-2025

jueves, 19 de diciembre de 2024

Feliz Nochebuena

 

Chimenea situada en la casa de Ramiro Gómez, Muelas de los Caballeros.
Foto F. Medrano

Con este poema, que tiene tantos años, os quiero desear una Nochebuena feliz. Con una luna clara que ilumine todos los momentos de vuestra vida. Y con un fuerte abrazo

LUNA DE NOCHEBUENA

Por el hueco estrecho
de la chimenea,
se coló la luna
de la Nochebuena.

Esparció sus rayos
por la casa entera,
pero nadie había
que pudiera verla.

Recaló en los cuartos,
traspasó las puertas;
pero no vio nada,
nada, sino pena.

Polvo en los escaños,
polvo en la alacena,
polvo en la tarima
del hogar sin leña.

Y la luna triste
de la Nochebuena
preguntó a las cosas
la razón cuál era.

Pero ¡ay! las cosas,
tan calladas ellas,
se quedaron mudas
tras su polvoriencia.

En la luz difusa
de la aurora, mientras,
se perdió la luna
de la Nochebuena.

Y quedó en la casa
su constante piedra;
fría, como siempre;
sola, pero bella.

Mariano Estrada
Del libro Tierra conmovida (1987)

viernes, 8 de noviembre de 2024

Mementos

 

María Vázquez, mi madre


Hoy es el 30º aniversario de la muerte de mi madre.
Un amoroso recuerdo para ella. Y también para mi padre y mi hermano.

El poema capta el momento en el que el féretro salía de la Iglesia para dirigirse al cementerio. El suelo del exterior estaba cubierto de hojas secas de otoño que se habían desprendido de los nogales. Las campanas sonaban a dolor y a muerte.


Mementos

Los altos cirios, las coronas
nimbadas de los ángeles,
las músicas de Bach y Palestrina,
los trémulos sollozos, la oración,
el negro catafalco...

Van cayendo las hojas
sobre el barro vencido del crepúsculo,
en tanto que el dolor,
entrecortado y lento,
responde a un interludio de campanas
gravitadas en muerte.

Los mementos se agolpan en los labios
callados de la piedra, y en el polvo
desnudo de esta carne última
que huye de la luz
por torrenteras de ceniza.

El grillo de las hojas adelgaza
los cantos gregorianos
y el hisopo rocía los barnices
asépticos que cubren la memoria...

Confines del otoño. "Requiem
 aeternam dona eis, Domine".
La cruz, el mármol, los inciensos...
Misereres de amor, sobrepellices
de cera derretida, llantos, penas,
crisantemos de luz y de granito...

Como gotas de paz,
como estertores ácidos de lluvia,
van cayendo las hojas del dolor,
las de la savia interferida,
las que miran el barro desde un
velo de luz desesperada.

Mariano Estrada
Del libro Hojas lentas de otoño (1997)

martes, 5 de noviembre de 2024

Naturaleza

 

Tomada de internet sin ánimo de lucro

 

NATURALEZA

¿Por dónde he de cruzar
este arenal de sombras, este
duro carámbano de lirios?

¿Y cómo alcanzaré la plenitud
para vaciar los odres
penosos de las malvas?

No sé..., la casa es un dolor
de soledad y piedra.
Azota el vendaval, las hojas
caen, los árboles se inclinan,
el invierno cabalga por los fríos
con sus potros de nieve...

Y yo, ¿qué azote sufro
que huele a oscuridad y a crisantemo?
¿Tendré que recluirme ahora
en esta flor de llanto, en esta
clonación íntima de ruinas?

Mariano Estrada
Del libro Hojas lentas de otoño (Premio Ciudad de Torrevieja 1997)

viernes, 13 de septiembre de 2024

12 cartas a los 12 años de Martina

 

Portada del libro cuya edición y diseño es de Lalo F. Mayo

 

12 cartas a los 12 años de Martina.
El libro que nació con un destino: el regalo

El día siete de septiembre del año 2012, en el Hospital de Villajoyosa, nació una niña llamada Martina que alborotó el gallinero familiar de una forma ostensible y manifiestamente jubilosa, especialmente en la parte concerniente a sus padres, Patricia Estrada y Pablo Climent. Ese mismo día, por la noche, yo escribí una nota en la que daba la noticia del entrañable suceso. Dicha nota, que incluía un pequeño poema de celebración, fue el germen del que surgieron las 12 cartas anunciadas en el título de este libro, una por cada año que iba cumpliendo Martina. Y, al igual que todas ellas, fue publicada en uno de mis blogs que, no por casualidad, se titula El futuro está en las rosas. (Fragmento del Prólogo)

El poema citado

Para un alma de abuelo
que cree en el amor,
como verdad profunda
y humilde de la vida,
Martina es un asomo de esperanza,
una aurora que viene
a iluminar el mundo.
                           Rosa y Mariano. Abuelos.