¿Mariano Estrada? ¡Oui, c'est moi!
La voz
Te sigue una voz, una forma,
sus ojos te hieren, te matan.
¿Por qué no te marchas? -le dices-
La huyes, la olvidas y callas.
Así desvanece tu frente
los sueños más hondos del alma.
De día, los días te duelen.
De noche, las noches de matan.
Los días te duelen,
las noches te matan.
Te sigue una voz en susurros,
te llega muy dulce, muy agria.
La oyes, la quieres, la mimas,
la odias, la ignoras, la apartas.
De luz te emborracha los ojos,
de sombra te embriaga la casa.
De luz y de sombra,
los ojos, la casa.
Te sigue una voz, te persigue,
de cielo, de dicha, de rabia.
Te grita, la sientes, la ignoras,
te llama, la quieres, la apartas.
Te duermes, despiertas, te aburres
y encuentras que es vano ignorarla.
Despiertas y sabes
que es vano ignorarla.
Entiendes que incluso los perros
conocen sus días de caza.
Los perros lo saben
y esperan la caza.
Mariano Estrada
Del libro Mitad de amor, dos cuartos de querencias (1984)
Del libro Mitad de amor, dos cuartos de querencias (1984)

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