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miércoles, 5 de marzo de 2025

ANTOLOGÍA POÉTICA de Mariano Estrada

 

Foto del libro. Edición y diseño de Lalo F. Mayo


Queridos amigos:
Aquí está por fin la ANTOLOGÍA POÉTICA a la que he dedicado mi tiempo en los últimos meses.
Aún no sé cuándo será la presentación. En cuanto lo sepa os lo comunicaré puntualmente. Un abrazo.

Texto de la contraportada

Cuando nos duele una parte del cuerpo solemos ir al médico. ¿Qué solemos hacer cuando nos duele el alma? Yo confieso que exprimo las neuronas como si fueran naranjas hasta que logro extraer un zumo de dolor que, al desgajarse de la intimidad, va adquiriendo la forma de un poema. De este modo consigo que aquello que me tortura quede fuera de mí, evitando un sufrimiento vano. Cada vez estoy más convencido de la utilidad catártica de la poesía, tanto para el que la escribe y la ofrece a los demás como para el que la recibe, la penetra y la asimila, es decir, para el que la reescribe como lector. Por otra parte, declaro sin ambages que, lejos de la pusilanimidad, la poesía me ha hecho fuerte en los momentos difíciles.

Texto de la solapa

Nací en 1947, en un pueblo de Zamora llamado Justel, cuyo censo debía de arrojar un monto de 300 almas si me contaban a mí. A los 10 años mi familia se trasladó a Muelas de los Caballeros, a solo 6 km. de distancia contados en curva. Entre los libros de estos dos pueblos, no había ninguno que fuera exclusivamente de poesía. Pero la poesía estaba allí con nosotros, en el aire, en el humo de las chimeneas, en el vaivén de las mieses bajo la brisa, en el nido amoroso de los pájaros, en las bardas de los corrales, en las flores cárdenas del brezo...
     De 1960 a 1965 estudié en un internado de dominicos de León, llamado Virgen del Camino, donde se daba una enseñanza humanista que incluía latín, griego, música, poesía y deporte. Allí nacieron, como jugando, mis primeros poemas. De 1965 a 1973 residí en Madrid, donde trabajé lo que pude, estudié menos de lo que debía, me divertí mucho, canté en un coro de folclore ruso y me dieron un Premio de poesía, tras superar una acusación de plagio. Un filólogo de la Universidad sugirió que el mío era un poema perdido de Garcilaso de la Vega o de Calderón de la Barca, lo cual hinchó mi ego de autor.
     A Villajoyosa llegué en un 600 descapotable de color blanco. Era el año 1973. Llevaba conmigo, además de un hatillo de ilusiones, una provisión liviana de dinero, un poco de ropa, los documentos imprescindibles para ser una persona de bien y unos cuantos libros con los que siempre me ha gustado viajar, casi todos autorizados por la censura. Y fue en Villajoyosa donde, en 1984, publiqué mi primer libro, al que siguieron otros 30. Entre ellos están los 19 poemarios de esta Antología que espero que disfruten. ME

 Mariano Estrada 05-03-2025