Representación de la TRAGEDIA DE UN AVARO en Villajoyosa, el día 4-11-2016
TRAGEDIA DE UN AVARO
La obra se volverá a
leer el 16 de marzo, a las ocho de la tarde, en la Llar del pensionista de La
Vila, con motivo del Fallo del Certamen de Cuentos Ciudad de Villajoyosa 2017.
Sinopsis
La “Tragedia de un avaro” es un breve texto dramático en
verso romance escrito por el poeta Mariano Estrada hace ya unos cuantos lustros,
que formaba parte de un libro titulado “El limón hespérico”. Ha sido
representada varias veces (lectura dramatizada) en Benidorm y en La Vila,
siempre en las voces de Miguel Escrig (el esclavo), Manuel Palazón (el avaro) y
Nicolás Pardo (el narrador). En 2016, el autor lo entregó al público en forma
de “cuadernillo” durante la presentación de su poemario “Poemas huérfanos”.
Como el propio Mariano escribe, es un “texto extemporáneo y
anacrónico, fondón y añejo”. Y yo añado que atrevido, duro e, incluso, por
momentos, escatológico. El avaro es un rico señor de otros tiempos a cuyo
servicio está un esclavo-criado, que obedece sin rechistar y le sigue la
corriente pero con rabia en su fuero interno. El contenido de la obra es un
ataque del avaro y su criado contra la gente pobre, que aparece como un cómputo
de miserias, aprovechando que el gran Señor quiere dar una fiesta, a la cual no
asisten los pobres, porque no son invitados, ni los ricos, con los que el Señor
está querellado de continuo.
Al final -y esto lo cuenta el narrador, que sirve de prólogo
y epílogo- el avaro perece en su miseria moral, tras una muerte lenta que le da
el esclavo, por fin emancipado de su ciega y obligada obediencia. Texto, como
decíamos, atemporal, no lejos de la dura realidad del pasado y que,
afortunadamente, ya no encontramos en la actualidad.
La obra se volverá a leer el 16 de marzo, a las ocho de la
tarde, en la Llar del pensionista de La Vila, con motivo del Fallo del Certamen
de Cuentos Ciudad de Villajoyosa 2017.
Manuel Palazón Martí, director de teatro y catedrático de literatura jubilado
marzo 2018
marzo 2018
Prólogo
En una punta del pueblo,
donde la gente no llega
sino a sacar los rebaños
y abono para las tierras,
un hombre gasta la vida
como se gasta la vela:
con una luz mortecina
que va matando la cera.
En una punta del pueblo,
donde la gente no llega
sino a sacar los rebaños
y abono para las tierras,
un hombre gasta la vida
como se gasta la vela:
con una luz mortecina
que va matando la cera.
Tan sólo tiene en la casa
el tronco donde se sienta,
el suelo donde pernocta
y un fuego escaso de leña.
En la pared, un remiendo
desvencijado: la puerta,
en la techumbre carcomas
y telarañas y grietas.
Detrás del fuego una chapa
de forja antigua, bien hecha,
con un criado en relieve
que está sirviendo la mesa.
Sobre la mesa, manjares
diversos, buena presencia;
los comensales ausentes,
quizás cruzando la puerta.
El hombre mira al relieve,
se da a los sueños y... sueña;
el siervo sale del cuadro,
la casa ya no es pequeña...
Mariano
Estrada www.mestrada.net Paisajes
Literarios
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