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viernes, 13 de septiembre de 2024

12 cartas a los 12 años de Martina

 

Portada del libro cuya edición y diseño es de Lalo F. Mayo

 

12 cartas a los 12 años de Martina.
El libro que nació con un destino: el regalo

El día siete de septiembre del año 2012, en el Hospital de Villajoyosa, nació una niña llamada Martina que alborotó el gallinero familiar de una forma ostensible y manifiestamente jubilosa, especialmente en la parte concerniente a sus padres, Patricia Estrada y Pablo Climent. Ese mismo día, por la noche, yo escribí una nota en la que daba la noticia del entrañable suceso. Dicha nota, que incluía un pequeño poema de celebración, fue el germen del que surgieron las 12 cartas anunciadas en el título de este libro, una por cada año que iba cumpliendo Martina. Y, al igual que todas ellas, fue publicada en uno de mis blogs que, no por casualidad, se titula El futuro está en las rosas. (Fragmento del Prólogo)

El poema citado

Para un alma de abuelo
que cree en el amor,
como verdad profunda
y humilde de la vida,
Martina es un asomo de esperanza,
una aurora que viene
a iluminar el mundo.

Rosa y Mariano. Abuelos.

Martina, en el hospital de la Vila

A partir de ahí, las cartas a Martina se sucedieron sin interrupción hasta alcanzar la nº 12, con la que este año la felicito. Todas ellas incluían en sus respectivas publicaciones en el Blog unas cuantas fotografías que reproducimos fielmente en el libro, porque en ellas se reflejan los progresivos cambios de Martina y se cumple así el deseo de irla viendo crecer que Rosa y yo tuvimos el mismo día de su nacimiento. Un deseo ferviente que ahora renovamos con mayor intensidad, si cabe, hasta agotar nuestras posibilidades vitales más optimistas, especialmente las mías, que son al menos 10 años más cortas que las de Rosa. (Fragmentos del Prólogo)

El libro contiene 65 fotografías, aquí dejo 10 en total.

Los 8 meses de Martina

Modelo en la playa del Bol Nou, Villajoyosa

Saliendo del mar en la playa del Paraíso
En la playa del Paraíso, Villajoyosa
 

Dejo aquí un pequeño texto que pertenece a la carta nº 11 y que figura en la solapa del libro:

La poesía

Hace unos días, cuando ibas a acostarte, me pediste que te acompañara a la cama. Pero antes abriste uno de los cajones de tu mesita de noche y cogiste un libro de poesía.
-¿Vas a leerme poemas? -te dije.
-No, me los vas a leer tú a mí.
Te leí unos cuantos y luego unos cuantos más, pero no eran bastantes. De manera que te advertí:
-Bueno, te leo otro poema y ya está…
-Otro no, otros dos por lo menos. O tres.
Te leí seis. Y cuando creí que ya estabas dormida, me dijiste:
-Sigue leyendo, abuelito, aunque veas que tengo los ojos cerrados y la mente en el país de las aventuras.
Fueron unos veinte poemas los que te leí… Bien es verdad que, en general, no son muy largos. Pero veinte poemas es un libro completo. Cuando creí que estabas dormida me incorporé para salir sigilosamente de la habitación. Pero detrás de mí se oyó una vocecita que decía:
-Apaga la luz, abuelito, que yo ya estoy dormida hace dos años.
-Vaya… ¿Me hablas desde el inconsciente colectivo?
-No, te hablo desde los acantilados de la luna, que caen sobre alguna parte del mar.
-¿Del mar?
-Sí, del mar, ¿no oyes cómo chocan las olas?
Cuando pronunciaste esta frase yo estaba a punto de salir de la habitación, pero no podía hacerlo porque la satisfacción que sentía era más grande que la puerta.


En Muelas de los Caballeros, mirando por la ventana

En la calle Colón, Villajoyosa

En el AVE, camino de Madrid
 
Martina, Patricia y Rosa. En la Gran Vía, Madrid
 
Mariano Estrada
Si alguien quiere adquirir este libro que se ponga en contacto el autor.

sábado, 7 de septiembre de 2024

Felicidades, Martina: ¿quién por fin te reconoce? El doce

 

 Martina, en la Avda. del País Valencià, la Vila Joiosa


Felicidades, Martina: ¿quién por fin te reconoce? El doce

¿Por qué digo que el 12 te reconoce, Martina?
-No lo sé, abuelito, ¿lo dijiste al buen tuntún?
-Claro que sí, pero luego he tenido que pensarlo. Verás, el 12 te reconoce y te felicita porque hoy se cumple el ciclo de tu niñez y queda inaugurada tu adolescencia.
-Vaya, ¿eso es como matar dos pájaros de un tiro?
-No exactamente, en realidad solo matamos a uno de ellos, que es el pájaro de la niñez, pero no lo matamos del todo, solo lo dejamos aletargado en nuestro corazón y ahí se mantendrá toda la vida. Ahora bien, despertará de vez en cuando para sentarse junto a nosotros en determinados momentos y echarnos una mano. Porque él siempre mirará las cosas con los ojos limpios.
-¡Qué bien, abuelo! Yo lo cuidaré para mirar siempre con esos ojos. ¿Tú sigues mirando con esos ojos a tus 77 años?
-No sé, Martina. ¿Tú qué crees?
-Yo creo que sí, que eres un abuelo transparente y miras con los ojos de un niño. Claro que a veces te salen fogonazos de mayor…
-Sí, de mayor… domo, porque ese es el oficio que tú me has asignado.
-Es que lo haces muy bien. Se nota que te gusta y que quieres mantener el trabajo. Yo me aprovecho de ello, naturalmente.
- ¡Serás carótida!
-¿Carótida? Querrás decir cariátide… Y no me mires así, tú me has enseñado esas palabras.
-¿Me estás diciendo que eres una columna?
-Pues claro, soy la columna que sostiene la cúpula del cielo.
-Ya… ¿y qué más?
-Res més, Marianito.
-De acuerdo, aquí se cierra entonces el grifo de la infancia.  Si quieres hablamos de la adolescencia, que es el pájaro que se nos ha escapado del tiro.
-No sé, abuelo, a la adolescencia acabo de llegar, así que en eso no soy experta. La que venga a partir de ahora es otra Martina, que apenas acaba de nacer. ¿Cómo podría hablar de experiencias que aún no tiene? Ella solo sabe que no sabe nada.
-Eso ya lo dijo alguien de cuyo nombre no quiero acordarme.
-¿Cervantes?
-Noooo… Sócrates, que es un poco más viejo.
-¿Ves? ¡Me has confundido!
-Desde luego, Confucio no lo haría mejor.
-Pues eso está mal, muy mal. Mereces un severo castigo: serás mi mayordomo durante toda la vida.

Con sus compañeros, haciendo rafting en el Noguera Pallaresa


El instituto te espera

-Ya está, Martina, has terminado sexto. Y el sexto también te reconoce, porque es la mitad del doce.
-No me digas, que se me caen las ligas.
-¿Tú sabes lo que son las ligas, muchacha?
-¿Qué ligas, las que gana el Real Madrid o las que antiguamente oprimían los muslos de las damas?
-Ambas dos, si cabe.
-Las de los muslos son antiestéticas, además de perjudiciales para la salud, porque cortan el flujo de la sangre.
-Lo has aprendido bien, Martina. ¿Y las ligas del Madrid?
-Esas no las conozco ni las entiendo porque yo soy del Barça.
-Entonces hablemos de tus viajes, porque este ha sido un año viajero. ¿Me Kiboco?
-Según adónde vayas…
-A Teruel, por ejemplo, porque allí retozaste unos días en la nieve. O a Madrid, donde viste El Rey León y volviste a enamorarte de Simba. ¿Cuál es el viaje que más te ha gustado?
-El de fin de curso, que fue una auténtica maravilla: Les coves de la Vall d’Uixó, el Pont del Diable, el llac de sant Maurici, el riu Noguera Pallaresa, Portaventura…
-Por eso llegaste derrotada y no fuiste al cole al día siguiente. De hecho, dormiste 12 horas seguidas y enlazaste con el fin de semana… Claro que eso no fue inconveniente para que el viernes por la noche celebraras un fiestuki de padre y muy señor mío. Lógicamente, al irte a la cama no tenías sueño, así que me pediste que te leyera un poema. Te leí tres. Y cuando iba a darte un beso de despedida, me hiciste la siguiente pregunta:
-Mariano, ¿Cuántos años tenía la abuelita cuando te enamoraste de ella?
-Dieciséis.
-¿Tantos? ¡Qué mayor! Yo creo que a esa edad las chicas de hoy ya han ido más allá de la luna.
-¿Qué quieres decir con eso, muchacha?
-Mañana te lo explico. Ahora voy a dormir otras 12 horas seguidas.
-Bona nit, preciosa, que te acompañe la última generación de los ángeles.
-¿Y cómo son esos ángeles?
-Son los mismos de siempre, solo que cantan reggaetón.
-¿Te gusta el reggaetón?
-No mucho, ya lo sabes, pero me gustas tú y hoy cumples esos 12 años a los que voluntariamente me someto.
-¿Cómo buen mayordomo?
-No, como abuelo complaciente y rendido.

Con Patricia, en la escalinata de la Biblioteca Nacional, Madrid

Que tus días se cuenten por galaxias de alegría y tus años por constelaciones de felicidad.

Rosa y Mariano, abuelos vitalicios.
Del libro 12 cartas a los 12 años de Martina (2024)


domingo, 1 de septiembre de 2024

Estilo

 

Rosa, 1990
 

Estilo   

El negro le sentaba bien a tu piel, a tu pelo, a tu cara, a la excelsa esbeltez de tu figura. Pero también le iba bien a mis ojos que, subyugados, admiraban ese estilo sencillo y elegante que solo puede ser emulado por los juncos, los flamencos y las libélulas. Yo tengo en el santuario de la memoria algunas de tus más bellas imágenes, tal vez la mejor sea la de un álamo negro agitado por la brisa del mar.

Mariano Estrada
Del libro Rosa entre las rosas (2014)

Nota:
Tanto en la flora como en la fauna hay numerosos elementos que sirven para establecer analogías con la belleza humana.