Mariano Estrada, año 2000
Una mirada por
el retrovisor. Cuarta parte
Frases y versos: jirones
de la vida 14
1.- Envejecimiento
en pareja:
De unos años acá, se ha hecho imprescindible la aportación de dos sueldos a las necesidades económicas de
la familia, cosa que, paradójicamente, ha contribuido a su disgregación de una
forma abultada. Esta es la razón, supongo, por la que la Poesía no me ha dado
el portante. ¿Cómo iba a hacerlo si, lejos de engordar el procomún, la pobre no
dispone de un mayor beneficio? A estas alturas, y más por el camino que vamos,
casi estoy seguro de envejecer junto a ella, hecho realmente delicioso del que
hoy suelen darse muy salvos ejemplos. (1996)
2.- Cómputo:
En el libro de las penas y
alegrías, tú computa las tuyas, yo las mías. (2008)
3.- Puede uno
llegar a arrepentirse del tiempo dedicado a escribir?
Quizás haya una edad para el arrepentimiento, pero a mí no me ha
alterado aún la disposición originaria de las células. Es más, desde esta edad
de ahora, cuarenta y nueve años cumplidos, yo no puedo sentirla como mía, ni siquiera en un remoto futuro.
Las cosas con las que no me
siento conforme, que son muchas, son también aquellas de las que uno no puede
arrepentirse cuerdamente: la vellosidad excesiva, el riñón único, la necesidad
imperiosa del trabajo, la estatura...
Puede ser que un día me arrepienta de las horas que, por cuenta de vivir,
me he pasado escribiendo. Puede ser,
incluso, que las llore en un poema
íntimo y sentido. Pero no será un recuelo de verdad, o no del todo, pues más verdad es la vida del presente y ahora mismo me ocurre
que, si dejo ahogar la voz en la saliva, soy un hombre infeliz. (1996)
4.- Actualidad versus posteridad:
Cualquier escritor, pensador o
poeta puede apaciguar su ego remitiendo sus trabajos no al arbitrio de un
presente efímero, sino al reposado veredicto de la posteridad, pero debe ser consciente
de que si la posteridad no le recuerda, habrá trabajado en vano.
Tal es el caso de Marie Jeanne
Roland, revolucionaria francesa que encomendó sus memorias a una posteridad
imparcial, pero el tiempo ha impuesto sobre ellas una pesada losa de silencio,
como se encarga de recordarnos Albert Camus en “El mito de Sísifo”. Para Camus,
la posteridad es una eternidad irrisoria.
Tal vez a nosotros nos parezca
que escribir para la posteridad es absurdo. Y lo sería realmente si el hecho en
cuestión pudiera ser despojado de la esperanza. (2012)
5.- Frase de libro:
Tómame en tus manos, ábreme, penétrame, recórreme… Y yo
sabré compensarte con el placer. (2012)
6.- Sexus et
pecunia
No deja de ser curioso, y hasta puede que sea incomprensible, el hecho
de que el hombre se empecine en reducir a dos no los mandamientos divinos, que esos ya habitan los sobrados y las cacharrerías, sino los
nervios vitales que surgen de la tierra del crecimiento. ¿Por qué el amor, que
abarca el erotismo y las flores, ha de recluirse en el bandullo séptico de un
obrador de Vulcano? ¿Por qué la voluntad, definidora y libre, se ha de someter
a los exergos elementales de la moneda? (1996)
7.- Un puente en ruinas,
metáfora de la crisis:
Me ha causado tristeza contemplar los despojos de un viejo
puente de madera por el que yo pasé muchas veces de niño, de joven e incluso de
mayor. Sin embargo, soy consciente de que este derrumbamiento deplorable,
causado por la desidia y el abandono de los hombres, es apenas una metáfora de
algunos otros puentes que lamentablemente ha roto la crisis. Me refiero a los
que ponían en contacto a la pobreza con las orillas del bienestar. (2012)
Mariano Estrada www.mestrada.net
Paisajes Literarios
... "Si la posteridad no le recuerda, habrá trabajado en vano", dices, amigo Mariano, en el cuarto epígrafe. Interesante asunto, digno de discutir con pausa. ¿Estás seguro que sería un trabajo vano? Yo no lo creo en absoluto.
ResponderEliminarMuy sugerentes, como siempre, tus últimas meditaciones y disquisiciones.
Hola, señor Anónimo: me gustaría saber con quién hablo...Digamos que me encontraría más cómodo.
ResponderEliminarVerás, si alguien escribe para la posteridad y la posteridad no le recuerda ¿Para quién ha escrito entonces? Es de suponer que si escribe DECLARADAMENTE para la posteridad, como es el caso de Madam Roland, no lo hace para el presente, tal vez porque en el presente no tenga lectores. ¿Escribirá para sí mismo? ¿Para los amigos, familiares y allegados? Pero en ese caso no tiene sentido que escriba para la posteridad...
Lo que sí ocurre a menudo es lo contrario, que alguien escribe pensando solo en el presente y, mira tú por donde, va la posteridad y lo recuerda.
Un abrazo