José Piqueras, Mariano Estrada y José Carlos Gil
Discurso de José Piqueras en la presentación de los libros LAS ORILLAS DEL MAR y POEMINOS DE AMOR. Villajoyosa, 29-03-2014
CARTEL DEL ACTO
Hace 30 años que nos conocemos...
MARIANO
CON LA ROCA
Hace 30 años que nos conocemos.
Vivíamos cerca del Instituto, donde yo trabajaba
como profesor de Dibujo, en los edificios de color ocre y marrón de la calle
Ferrocarril, cuya dirección técnica había ejercido Mariano Estrada. Él trabajaba
como Arquitecto Técnico en La Vila desde 1973 y desde entonces no había dejado
de escribir y colaborar en periódicos y revistas de la comarca, además de
llevar adelante múltiples actividades de carácter social y reivindicativo junto
a otros ciudadanos. Éramos vecinos y, muy pronto, nos hicimos amigos. Un
aprecio que hemos compartido con otros amigos de La Vila.
Teníamos hijos de edades parecidas. Más que niños
eran como pájaros asilvestrados que jugaban felices en la pequeña urbanización
y que iniciaban sus primeras aventuras por los bancales de alrededor.
PORTADA
DE LLORENÇ, 1984
Han pasado también treinta años desde su primer
libro de poemas: “Mitad de amor, dos cuartos de querencias” (1984), con portada
de nuestro común amigo y también vilero de adopción Llorenç Pizà.
Cansado de la tierra vine al agua
del mar, como a una Tierra Prometida.
Aquí mi corazón volvió a la vida,
al beso de la luz mediterránea.
Además de luz mediterránea, Mariano encontró una
posibilidad de desarrollar su trabajo, colaborando con otros técnicos y
arquitectos –alguno de Madrid– y aquí montó su estudio. De los ladrillos que se
transforman paulatinamente en un vuelo de palomas, metáfora de un conflicto sin
resolver, nos habla precisamente la portada de Llorenç
RÍO DE ZAMORA
Ya entonces, nuestras charlas eran interminables.
Sin atender a relojes ni horarios de cenas. Por mi parte, escuchándole cómo
caían las doradas hojas de los robles y castaños de su Zamora natal, de las
aguas del rio Fontirín o de cómo florecían los almendros en su despertar alicantino.
Hojas de otoño y brisa marina, Zamora y La Vila, como hemos dicho. Contrastes y
similitudes que yo comparaba con mis propias vivencias de vilero nacido en un
pueblo de Albacete.
Nos esperaba el mar,
nos envolvía
el peso de la luz,
nos embriagaba la belleza.
Olía a amanecer y a puerto.
el peso de la luz,
nos embriagaba la belleza.
Olía a amanecer y a puerto.
PLAYA DEL
PARAÍS
Y desde la república independiente de nuestras
casas, más tarde situadas entre el Paraís y el Montiboli, además de contarnos
nuestros proyectos, hemos paseado y hecho excursiones hasta hace tan solo unos
meses. Pero menos de lo que hubiésemos querido. ¡Ay, el trabajo!
BENIMANTELL,
BERNIA, GUADALEST
Con otros amigos de La Vila, también de Benidorm
y Altea, nos hemos acercado con frecuencia a las laderas de Aitana, cerca de Benimantell.
Allí siempre nos esperaba una naturaleza montaraz, un paisaje donde se fundía
el arte (el recuerdo de los óleos de Varela), la literatura (el Gabriel Miró de
Años y Leguas) y nuestra alegría de vivir en los claros días de invierno.
GUITARRA
EN EL TRESTELLADOR
Y siempre, la conversación a varias bandas, animada
con el inevitable trasfondo social y político. Éramos unos excursionistas que
se reconocían en sus diversos intereses culturales, literarios y artísticos…
Pero que no perdonaban la olleta del Trestellador, ni las canciones ni las
bromas.
MARIANO Y
ROSA EN LA PLAYA
Si cierro los ojos para sintetizar algunas ideas
sobre Mariano Estrada, las palabras que surgen y que conforman el primer rasgo
de su personalidad tienen que ver con su decidida voluntad y con la energía
desplegada en todo lo que emprende. Eso siempre tiene un punto de apoyo, claro.
Una palanca emocional, un nombre de flor para seguir moviendo las rocas. Y
Mariano lo encontró hace tiempo. Por otra parte, su tesón y su capacidad de
trabajo le vienen, indudablemente, del carácter forjado desde una infancia rural
y sobre todo, de su época de estudiante. Mariano, a veces muy ocupado, ha
peleado siempre por sacar un poco más de tiempo para soñar y escribir.
GUIJARROS
Un escritor incansable, como las olas que mueven
los guijarros, una fuerza de la naturaleza, vitalista, francotirador de la
literatura en circunstancias nada fáciles. Si escribir es llorar y llorar –según
le reconocía Enrique Cerdán Tato cuando coincidían en algún Jurado de Cuentos
en La Vila– escribir y publicar en la periferia de la periferia es tarea de
héroes impermeables al llanto. También me gustaría destacar el rasgo vocacional en Mariano, no sólo como escritor,
sino como militante de todo lo que tiene que ver con lo primigenio, con el
impulso vital.
PORTADA EL
CIELO SE HIZO DE AMOR. FÉLIX RESA, 1986
Como un segundo pilar de Mariano, elegiría estas
otras palabras: Sensibilidad, cuidado de la memoria, la niñez como fuente de la
que brota todo, la amistad, la emoción, la capacidad de disfrute. Sobre todo, el
amor, el amor, el amor…, su familia. También la fusión con el paisaje, el asombro
ante la naturaleza. Mariano rendido ante la belleza de un rostro, ante la
belleza moral y la amistad. Esta delicada ilustración de Félix Resa para su
segundo libro de poemas da cuenta de ello.
PORTADA TIERRA
CONMOVIDA. PIQUERAS, 1987
La tercera columna vertebradora, la que más nos
lo acerca como conciudadano y amigo, tiene que ver con su sociabilidad, su
empatía, la capacidad de conexión y, consecuentemente de convocatoria. Si
Mariano nos dice “Ven”, ya se sabe, lo dejamos todo. Y Mariano nos dijo bien
pronto que fuésemos a su infancia, a las ilusiones vividas en un pueblo de
Zamora “donde aún se da la certeza de que el humo proviene del fuego”. Y así
fuimos a la tierra conmovida, su tercer libro. Me pidió la portada y
confeccioné esta imagen a partir de un grabado, que tiene que ver con algunos
de esos versos:
Se me han secado las ramas,
la savia ya no me corre,
pero hay dolor en mi cuerpo
Muchos de los que estamos aquí, amigos de Mariano, valoramos su apuesta por la sinceridad, la camaradería, la sencillez, su desdén por la doblez. Su apuesta por la comunicación, por compartir, en el caso de este cuarto libro, los mismos sueños de antaño, la enamorada visión de su tierra natal, pero con cambios en la perspectiva adoptada. Me pareció intuir que Estrada estaba construyendo un paisaje simbólico (como en mi Montaña blanca, de la serie “Sobre montañas y vientos circulares”), al que adhería sus emociones:
Mi corazón está atado
al aldabón de la puerta […]
Los fríos no lo entumecen,
los vientos no lo cimbrean.
PORTADA AZUMBRES
DE LA NOCHE. PIQUERAS, 1993
En este 6º libro, prologado por Ángel Luis
Prieto de Paula, se recogen dos conjuntos de poemas. Mi portada, con este
rostro imaginario y multicolor, responde más al segundo: a las Edades del amor, un libro de poesía
amorosa:
Y si es fuego de sol
lo que tu frente acaricia,
heme aquí, palabra tras palabra,
lamiéndote la piel hasta el incendio.
Mariano necesita compartir sus emociones. Compartir:
otra palabra que se ajusta bien a alguien como él acostumbrado a jugar en
equipo. Hasta hace poco, al fútbol. Ahora, los años pesan, juega en otro campo
y con otra red un partido sin límites de espacio ni tiempo, en crecimiento
constante, a través de su blog y no sólo de sus libros. Ahí, sin desmayo, sigue
repartiendo juego y compartiendo sus reflexiones. Y todo ello facilitado con su
gran sentido del humor, del que es una muestra palpable su incansable juego con
las palabras –¡cómo no!– , la amable ironía, su divertida y dilatada conversación.
De la búsqueda de las pequeñas sorpresas, del lado fascinante de las cosas. Mariano
animoso, bromista, generoso, apostando por el sentido positivo de la existencia…
a pesar de los zarpazos, que no son pocos.
LA VIRGEN
DEL CAMINO
Y el cuarto pilar que sustenta su forma de ser, según me parece, me sugiere otras palabras en relación a Mariano: una de ellas es tekné, que en su sentido original griego aunaba nuestros conceptos de Técnica y de Arte. Mariano siempre ha experimentado la fricción entre esos dos polos. Un hombre de ciencias y, al mismo tiempo, de letras (Arquitecto técnico y escritor), forjado su bachiller con los dominicos en La Virgen del Camino, León. Espiritualidad, canto gregoriano, lecturas humanistas, revistas murales y práctica de las matemáticas. Más tarde, como antesala de sus estudios en la Escuela de Aparejadores, práctica del dibujo en el estudio en Madrid de Fray Coello de Portugal, uno de los artífices de la nueva arquitectura religiosa desde su primera obra, justamente el santuario de la Virgen del Camino, con modernas esculturas de Subirachs, vidrieras de Ràfols Casamada y murales de Lapayese. Veo a Mariano como un jinete que va al galope detrás de una idea poética, de la expresión de la belleza, de las infinitas formas del amor, pero también ha tenido que correr sin descanso para ganarse la vida y el respeto de su entorno social. Todo lo cual le ha otorgado independencia, aunque le haya supuesto más trabajo.
Esta profesionalidad la ha extendido al cuidado
de su propia obra poética. Siempre ha tenido interés por la obra bien hecha,
cuidando todo lo que hace –frecuentemente, con medios limitados–, incluido el
envoltorio de sus libros de poesía, que es de lo que me pide que hable, pero
también de las presentaciones de sus libros en público, que siempre se
convierten en un acto social y cultural de relevancia.
De la misma manera que ha recurrido a amigos
pintores (y falta aquí una nonata portada a partir de un grabado abstracto y
colorista de Ginés Lloret), Mariano eligió también imágenes del excelente
fotógrafo y amigo, Fernando Medrano, que tiene unas series extraordinarias, para
alguno de sus libros. Esta fotografía es como una ventana abierta al contenido
del mismo.
Este libro fue prologado por Miguel Ángel Lozano
y en él se parte de Gabriel Miró: “Caía una lumbre mojada en las copas de los
almendros…” Es un libro muy visual, luminoso, y en él Mariano cae rendido ante nuestro
paisaje mediterráneo. Zamora queda lejos:
Cuando la luz se multiplica en los almendros
Y éstos miran al mar desde una flor profusa,
Un humilde silencio se apodera de la lengua.
PORTADA HOJAS
LENTAS DE OTOÑO. Ed. Aguaclara, 1997
PORTADA AMORES
COLATERALES. Ed Maikalili, 2006. Foto Fernando Medrano
De la serie de fotografías de Fernando sobre el
Carnaval de Venecia, por aquello del juego de miradas, de la máscara, del
desvelamiento de las emociones. De las ediciones digitales al libro impreso,
camino de ida y vuelta. Imprimir y colgar en la red. Cómo afecta a la tarea de
escritor. Mariano, en ese sentido, no ha rehuido la disyuntiva y, de hecho, más
de un poema ha tenido una difusión virtual antes de ser llevado a la imprenta.
Pero sigue prefiriendo deslizar los dedos sobre el papel
PORTADA ANIMALES
EN EL CORAZÓN. Ed Obra Propia, 2012. Foto de Mariano Estrada.
Miscelánea de trabajos ya publicados con un
denominador común, el tema de los animales.
Y llegamos a los últimos libros, de cuyo
contenido hablará el profesor José Carlos Gil.
PORTADA POECANCIONES
DE AMOR. 2013. Diseño, edición y
portada: Lalo F. Mayo
En su presentación, Ramón Arcusa (Dúo Dinámico),
dice de su/nuestro amigo:
“Mariano es una fuente indestructible.
Seguro que a pesar de casi cada día te envía algo nuevo para leer, por cada
poesía habrá hecho otras cinco que descansan en el sueño de los justos de su
papelera, sacando a la luz y dándonos solo lo mejor de sí mismo”.
Aquí hay un salto cualitativo en cuanto al
diseño del libro. Impreso en Viveiro, para editorial Aguaclara. No es
casualidad que Lalo Mayo haya sido editor de la Voz de Galicia y que tenga un
buen criterio y gusto estético, además de conocer el campo del diseño gráfico y
entender el libro como un conjunto.
LAS
ORILLAS DEL MAR. 2013. Diseño, edición y
portada: Lalo F. Mayo. Foto de Fernando Medrano.
El libro, con un aspecto formal muy sugerente
gracias a la fotografía a doble página de Fernando Medrano, de una serie con
una puesta en escena de construcciones de juguete sobre la arena de la playa (como en el cartel de este acto) fue presentado inicialmente en septiembre de
2013 en La Virgen del Camino, en León, con concierto coral incluido. He
accedido al recomendable Blog de sus antiguos alumnos, y en él hay un vídeo de
la presentación del libro de Marianito, con algunas intervenciones muy
simpáticas, como aquella en la que se advierte a los allí presentes –amigos de
la adolescencia y la primera juventud entre los dominicos– de que todos están
viviendo en la edad del mono... Allí se les inculcaban valores religiosos para
que se olvidaran del amor humano. Que renunciaran a lo placentero. Pretendían
hacerles de acero los cuerpos y de oro las almas.
Mariano se quedó con aquello de que Sin amistad, la vida no es nada. Y que
mejor no olvidarse del amor humano. Y esto me lleva a unas palabras (supuestamente
de Picasso) que ayer copié mientras estaba en la sala de espera de una clínica: “Di a aquellos que amas que realmente los amas y en todas
las oportunidades. Y recuerda siempre que la vida no se mide por la cantidad
que respiraste, sino los momentos que tu corazón palpitó fuerte: de tanto reir…
de sorpresa… de éxtasis… de felicidad… sobre todo de querer sin medida”.
POEMINOS
DE AMOR. 2013. Diseño, edición y
portada: Lalo F. Mayo. Acuarela de Jesús Herrero Marcos, unos árboles
solitarios impresos sobre una sobrecubierta grisácea. Sigue el excelente diseño
y cuidado de edición de los anteriores libros. Foto de contracubierta de
Patricia Estrada.
El día 27 de
octubre de 2013, Jesús Herrero Marcos –atendiendo amablemente a una previa
solicitud– me envió tres preciosas acuarelas de las que sólo una iba a ser la
portada de estos Poeminos de amor. Al día siguiente le contesté, confesándole,
entre otras coas, que los árboles que habían motivado su acuarela, con el fondo
del mar, me habían trasladado inconscientemente a unos tamarindos que había en
la playa del Torres de Villajoyosa. A lo que él me contestó ese mismo día: “Por
cierto, lo de los dos arbolitos es una historia real y asombrosa. Existen en la
realidad. Están en Palencia, en medio del campo. Uno de ellos tiene grabada en
el tronco una inscripción con el consabido corazón atravesado y un texto que
dice: Merche, amor, te quiero, leñe,
14-VI, 1999, y firma un tal Félix. En el segundo árbol hay otra
inscripción, también con corazón, aunque este sin flecha, que dice: Pues a ver si espabilas, majo, 15-VI-1999,
y lo firma una tal Luisa, la hermana de Merche. ¿No te parece genial? A estos
dos árboles les falta uno de tus poemas”. Lalo terció: Mariano: ya tienes un texto para una de las solapas. Incluso una
dedicatoria: A Félix, Merche y Luisa, que en el verano de 1999 quisieron ser
felices”. Y así ha quedado exactamente.
Esa dedicatoria debe extenderse a los aquí presentes: Que seamos felices nosotros también. Muchas gracias.
(Al menos, hasta el próximo libro de Mariano, Los Territorios de la Inocencia
José Piqueras, 29-03-2014
José Piqueras, 29-03-2014
Con este maravilloso discurso de seguro me hubiera quedado boquiabierta de estar presente con todas estas preciosas palabras hacia tu trabajo y hacia tí demuestra lo valioso que es para muchos ,entre quienes me incluyo tu trabajo y tu persona ,he disfrutado mucho leyendo este precioso discurso de José Piqueras que si me ha emocionado a mí ,cómo te habras sentido tú ? enhorabuena de nuevo ,besos
ResponderEliminarHola, Maria Luisa: es normal que en las presentaciones de libros los intervinientes elogien al autor presentado, ya que suelen ser amigos. En este caso lo son, desde luego.
ResponderEliminarEllo no significa que las cosas que dicen no se ajusten a la verdad, porque eso no creo que ocurra en ningún caso. Lo que sí es cierto es que endulzan un poco los méritos.
.
Por lo tanto, a los elogios que hagan hay que aplicarles el "pi minus erre", del que habló el poeta Gabriel y Galán.
Gracias por tus generosas palabras.
Un abrazo