Una foto antigua y… curiosa
Antonia Estrada, la misionera que tuvo que ser evacuada de Kiev con otras compañeras en los primeros días de la Invasión de Ucrania, está pasando unos días en Muelas de los Caballeros, Zamora.
La foto que ilustra estas líneas es de los últimos años 60. La burra sobre la que iba montada Antonia probablemente fuera la madre de Platero, aquel burrito que tenía el pelo sedoso y las orejas muy grandes, el que se reía de Charo porque le faltaban dos dientes de los de arriba.
En el año 1963, Antonia se fue a Kamarata, un lugar mágico de Venezuela poblado por los indios pemones, donde establecieron una primera misión. Allí estuvo 8 años. En 1972 llegó al Congo Belga para fundar una segunda misión, en la que estuvo 25 años más. Y en 1997 se fue a Kiev con dos compañeras y acabaron fundando La casa de los niños, una casa de la que han tenido que irse todos sus ocupantes a consecuencia de una estúpida guerra.
Antonia quiere volver a la capital ucraniana para continuar con su obra, pero no sé si
esto será posible. De momento, ella y sus compañeras están colaborando en
labores humanitarias desde España.
Toda una vida dedicada a las misiones. Se fue con 22 años y ahora está a punto
de cumplir 82. Son 60 años los que ha dedicado a poner en práctica una idea
potente y luminosa: la de ayudar a los demás.
En el año 1984, yo publiqué un libro titulado Mitad de amor, dos cuartos de querencias, uno de cuyos poemas estaba dedicado a ella. Podéis leerlo aquí.
Me quedo con la vida
A Antonia Estrada
Me quedo con tu llanto,
que me lava.
Me quedo con tu aliento,
que me limpia.
Me quedo con tu canto,
con tu calma,
con tu risa.
Con tus ojos me quedo.
Me quedo con la flor enternecida,
con la rosa entregada
de mirada sufrida.
Me quedo con el manto
de la carne rasgada,
con el brote sangriento
de la herida.
Me quedo con tu límpido alimento,
con el alma,
con el viento.
Me quedo con la vida.
Mariano Estrada
Del libro El cielo se hizo de amor (1986)
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