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lunes, 14 de noviembre de 2016

El viaje a Londres


 Rosa y Mariano en Carnaby Street, 1979


El viaje a Londres

A Londres viajamos con el recuerdo de la experiencia italiana: nada de coche, nada de barco, nada de equipajes excesivos, nada de cartilla familiar. Desembarcamos en Gatwick sin contratiempos. No obstante, el primer día que fuimos a Hyde Park corner se nos pegó una joven barcelonesa que terminó conviviendo con nosotros durante tres o cuatro días. Nada que ver con el cónsul que se nos había pegado en Venecia, desde luego, ya que la chica era educada y agradable, pero no pudimos evitar recordarlo. Tampoco pudimos evitar el pensamiento de que, pegándose a nosotros, lo que hacía aquella joven era huir de la soledad. Un día se despidió y nosotros seguimos a lo nuestro.

¿Y qué era lo nuestro? Veamos. En Trafalgar Square me tocó empujar a una chica para que pudiera encaramarse en uno de los leones. No me quedó más remedio que plantar mis manos en su culo, que era digno de ver, como tú misma viste. En Picadilly nos quisieron estafar con el cambio de moneda. En el Palacio de  Buckingham estuvimos tres horas de plantón para poder ver el cambio de guardia. En la Torre de Londres me puse a hacer el payaso delante de uno de los miembros de aquella guardia impasible del Tesoro, pero no conseguí que moviera una sola pestaña. En las Casas del Parlamento cogimos un barco que tardó una eternidad en llevarnos a Hampton Court, donde vimos un precioso jardín y recordamos a Ana Bolena y a Enrique VIII. En Kensington Gardens corrí detrás de una ardilla que se estaba riendo de mí. En Harrods compré unas zapatillas deportivas que al parecer encogieron por el camino, ya que después, en Villajoyosa, no podía ponérmelas. En Carnaby Street nos hicimos una foto que es un canto al amor, a la alegría y al optimismo. En un “Coffeehouse” al uso, de los que, sin embargo,  había solo unos pocos,  se te ocurrió pedir un té con limón  y nos echaron la bronca: “Esto es una casa de café, señora”. Y en el hotel en el que nos alojábamos, de nombre Victoria,  se alojaba también un llanito cuya cabeza era tan dura como el Peñón de Gibraltar. 

Pues bien, todas estas cosas y otras que no menciono aquí, como las visitas a los museos, catedrales, iglesias o mercadillos, sin ti no hubieran tenido nada de especiales. Y lo tuvieron, vaya que lo tuvieron. En realidad, aquellos 15 días en Londres se convirtieron en un segundo viaje de novios. Diferente al anterior, pero igual de estimulante y apoteósico. Patricia tenía un año y se había quedado con la abuela, a Daniel le faltaba uno y medio para nacer. Fueron días de rosas. Ni siquiera nos importaba lo mal que se comía, especialmente en los entornos de la City, donde una vez tomamos unos horribles pasteles de carne. Para paliar este infortunio, en ocasiones recurríamos a un restaurante que estaba muy cerca del hotel, en el que podíamos cenar un delicioso plato de melón con jamón. Y para comer, alguna vez recurrimos a la  Casa de Barcelona, donde ofrecían una aceptable paella determinados días de la semana. Al igual que en Italia, echábamos de menos el pan, pero lo cierto es que, a falta de pan, mandábamos que nos hicieran unas tortas. Eso ocurría en los restaurantes hindúes o pakistaníes, que eran los que más abundaban en la ciudad. 

Una ciudad realmente cosmopolita, cuyos personajes autóctonos quedaban diluidos en un impresionante trasiego de extranjeros de lo más populoso y variopinto. Imposible imaginarse a Isacc Newton, por ejemplo, en algún jardín recoleto de los entornos esperando pacientemente  la caída libre de la manzana. Y, sin embargo, en Londres se percibe con meridiana claridad la apasionante gravitación del universo.

Mariano Estrada, del libro Rosa entre las rosas: cuarenta años de amor (2014)

4 comentarios:

  1. ¡Chè Mariano, si no te conocía en la foto que vas con Rosa, tan jóvenes y guapitos por Trafalgar Square! aunque yo creo que en algún momento te despistabas y sin saber donde estabas aparecías en Golfo Square porque no he entendido muy bien lo de la catalana, y que casualidad que cuando yo fui a Londres, me ocurrió casi lo mismo,aunque nosotros íbamos dos chicos , uno catalán y el otro huelveño aunque estudiaba en Barcelona y un pibona catalana (como se dice más en Argentina y Colombia y aquí hoy también) pero de las que quitan el hipo, ahora, yo no sé si está chica era muy recatada o no, pero a mi no me ocurrió nada de lo que tú cuentas de la catalana que se pegó a vosotros. Yo, aquella noche, dormí con 500 personas más, nos metimos en un albergue para jóvenes , no sé si estudiantes qué , pero yo como ya estaba en 3º de bachillerato, que algo era. Dormí toda la noche con la cartera dentro de los calzoncillos con poco dinero que llevaba, pues quién se fiaba , si allí habían , franceses, españoles marroquís , vamos de todas partes , y si me quedaba sin un duro, al siguiente día que tenía que ir a Liverpool en tren, a ver quién era el guapo que compraba el billete si dinero. Pero lo saqué y llegué a Liverpool por la tarde de ese mismo día y no me esperaba nadie, y a pesar de que sabía la dirección donde tenía que dormir - Hospital Children- tuve que preguntar a los bobis : excuseme wuich the number bus go to Hospital. Y ellos muy atentos y serviciales sacaron una libretita y me anotaron el número . Bien no miréis mucho mi inglés que es de un curso que hice en la E.O.I. en el curso del año 1971.

    Y al día siguiente , mi hermano al Hospital y yo - mañana y tarde - a escuchar el órgano que había en la Catedral Católica de Liverpool, igualito qué tú, escuché más órgano que el Arzobispo de Canterbury, pero merecía la pena.


    Y esta vez nos has dicho el día de la presentación del libro, a fecha pasada ¡cómo voy a ir! Ahora aunque fuese mañana ,no podría ir, y ya sabes por qué! Además tú tampoco has venido al mío , es broma yo, aunque hace 10 años que lo empecé , no hay presentación pero ya está terminado, y no será porque la importancia que tienen las personas ídolos de mucha gente , porque la tienen y se merecen toda la del mundo.


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  2. Vaya, José Miguel: has hecho otro artículo. Me alegra verte por estos pagos, por los que antes te asomabas más a menudo. Los tiempos cambian. Los blogs están de capa caída, ahora se llevan muchos más las llamadas redes sociales.
    Presentación del libro: tenemos una el próximo día 5 de mayo, viernes, en el salón de actos del Ayuntamiento de Benidorm, a las 20,30 horas. Por si te apetece dar una vuelta.
    Que te vaya bien con el tuyo. Me alegro de que finalmente lo hayas terminado. Seguro que te ha quedado muy bien. Ya me dirás cuando lo presentas.
    Suerte y un abrazo

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  3. Ya me gustaría ir a Villajoyosa, a Benidorm o a cualquier otro sitio, pero a pesar de mi gran artículo, en cantidad no en calidad, no has entendido mucho lo que te he dicho en el último punto, que no podría ir aunque fuera mañana y tú ya sabes el por qué.

    Desde luego que si hubiera hecho alguna presentación, te hubiera invitado, igual como tú lo has hecho siempre y sigues haciéndolo. Y no será porque no ha quedado bonito, a mí por lo menos me gusta y de lo que trata no es necesario decir nada , ya que no ha salido dos más en iguales en nuestro país.

    Bien , recuerdos a Rosa y tú que tengas muchos éxitos, pues tú lo mereces por cantidad y calidad.

    JMP

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  4. Sí lo había entendido, José Miguel, pero pensaba que a lo mejor no era tan drástico. Ya veo que sí.
    Gracias por tus buenos deseos y un fuerte abrazo

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