Río Fontirin, Muelas de los Caballeros, Zamora
Preámbulo
Preámbulo
Heme aquí, carne atribulada, monte arriba, piedras arriba, Peñas Arriba.
Hacia la cumbre, hacia el pezón redondeado y trémulo, hacia el solar
mortificado de la nieve, que se derrite; del agua, que se filtra; de la
fuente, que brota en la ladera para hacerse río de sangre y eternidad,
río de flora esplendorosa, río de fertilidades multiplicadas, río de
belleza, río de gacelas atardecidas, río de baños ateridos y venturosos,
río de molinos y amaneceres blancos y crecidas y sones y cánticos y
transparencias. Flora no afeitada, flora exuberante y floreciente. Río
cercano y entrañable, río del alma que arrastra chorros de vida y
bardomera hacia un ocaso de mar y corazones lentos, con mareas de
vientre y de ternura. Río de sueños y de amor y de espumas evanescentes y
populosas. Río de corrientes atropelladas y de truchas escurridizas.
Río de barbos y de carrizos, que son barbas de río. Río elemental. Agua
sin espasmos de contaminación, agua de abluciones purificadoras, agua de
catarsis, borbotón, agua viva, agua constante, agua constantemente
viva.
Río Fontirin, Muelas de los Caballeros, Zamora
Río Fontirín
A Patricia y Daniel,
porque en el río han amado a
la naturaleza.
-¿Adónde vas, Fontirín,
por esa hondura tan fresca?
-Voy a prestarle las aguas
al Negro, al Tera y al Esla.
-¿Y ese ropaje que luces,
oscuro verde de humero?
-Es mi vestido de gala
para soñar con el Duero.
-El Duero, agua inocente,
no es río para soñar.
No tiene ya enamorados
que quieran irlo a mirar.
Es haragán, está sucio
y no se quiere enmendar.
-Mis aguas van a un destino
que yo no puedo burlar.
Si el Duero es mi purgatorio
es que mi cielo es el mar.
De Trozos de Cazuela Compartida (1991)
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
Qué bonito, Mariano, y qué cantidad de recuerdos despierta!! Ya lo conocía, tú sabes, y siempre me ha hecho gracia esa gran verdad de que el Duero no está para enamorados. Tampoco el Tajo para los ojos de Garcilaso. Pero el Fontirín... Ay, que no puedo hablar de él ni leer tu poema sin emocionarme. Gracias por su relectura. Un beso
ResponderEliminarEs cierto, Emi: qué montón de recuerdos, todos ellos bonitos. La última vez que vi el Tajo estaba lleno de espuma. La última vez que vi el Duero estaba en proceso de recuperación. La última vez que vi el Fontirín estaba con la pureza de siempre, como puede verse en la foto. No me extraña que te emociones. Con la lectura del poema recuperas el río, donde la niñez y la inocencia se bañaban. Un fuerte abrazo
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