Lalo y Mariano
A punta de tenedor. Lalo F. Mayo y M. Estrada
Vino desde Málaga con su mujer -y también con una
perra preciosa y un coche de altura- a presentar el libro La magia de lo auténtico, de cuya edición es responsable. Se llama Lalo Fernández Mayo. Es
leonés, como Ordoño II, y, al igual que este –aunque de una forma pacífica-, ha sido rey en Galicia durante mucho tiempo.
Y allí, en la patria de Rosalía de Castro y de Álvaro Cunqueiro, ha dejado su
impronta en el periódico La Voz, que es el tercero de España en lo que a difusión
se refiere.
Ahora vive en Málaga porque a su mujer, que es médico
y andaluza, le han concedido el traslado después de las peripecias y azacaneos correspondientes.
Como está prejubilado y dispone de tiempo, ha decidido invertirlo -y realmente
lo invierte- en lo que más le ilusiona y más le tira, que es la zanahoria de la
edición. Él dice que es editor ocasional a título gratuito, ya que el Estado
prohíbe expresamente los complementos dinerarios a los que un día se han de
jubilar con todos los derechos y con todos los honores, incluida la decadencia
corporal y el cien por cien de la paga.
En Villajoyosa se encontró con Mariano, el autor de
ese libro que vino a presentar y que él diseñó con tanta brillantez y tan
exquisito gusto. Y ahí están los dos, en primera línea de playa, en el bar
Madrid, con el tenedor en la mano y la sonrisa en los ojos y en la boca, a
punto de hincarle el diente a esa tentadora paella que asoma tímidamente la
patita. Ellas, las dos Rosas, estaban enfrente con la batuta en la mano y a
punto de dar el pistoletazo de salida. Empiecen,
por favor, coman y no dejen ni un grano, ni siquiera los que suelen reservarse
para la siembra, porque esos ya están depositados en los frondosos territorios
de la amistad, que tienen sede en el alma.
Bon profit a tothom
Mariano Estrada, Villajoyosa, 01-11-2017
Momentos eternizados en tu bellísimo relato. Abrazote.
ResponderEliminarEfectivamente, Sofía, son momentos que la memoria de algún modo eterniza para que siempre los recordemos. Gracias y un abrazo
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