De derecha a izquierda: Emilio Baldó, Lalo F. Mayo y Mariano Estrada. Foto Rosa G. Palenzuela
Discurso
de Emilio Baldó Pérez en la presentación del libro LA MAGIA DE LO AUTÉNTICO, de
Mariano Estrada
Ante todo quiero agradecer , como persona y vilero, que
Mariano haya confiado en mí para la presentación de su libro LA MAGIA DE LO AUTÉNTICO,
aunque para mí, el verdadero título, donde se encuentra la clave, es el
subtítulo, UNA VISION LÍRICA DE VILLAJOYOSA, porque es la palabra LÍRICA la que
nos indica que se trata de una visión de La Vila desde los sentimientos, la
emoción, el entusiasmo y el amor, que conduce a muchas reflexiones y
pensamientos, de los que le libro está sembrado, sin que se excluyan críticas
combativas y reivindicaciones acerca de nuestro entorno y la realidad social,
sin que falte el humor y con una muy buena dosis de poesía.
En los prolegómenos el autor nos propone, especialmente a
los vileros, un viaje a lo desconocido… y es cierto que a menudo nos pasa
desapercibido aquello con lo que hemos crecido y convivimos cada día y que, si
nos detenemos a mirarlo con algo más que los ojos, descubriremos en lo
cotidiano cosas admirables que se nos antojan nuevas. Esto es en gran parte,
creo yo, el principal interés de este libro, cuyo formato consiste en una
sucesión de más de 220 textos de una página, raramente más, con su
correspondiente fotografía, convertida en dibujo a tinta china por necesidades
de edición, de algún lugar de Villajoyosa, lo que hace que su lectura sea amena
y ágil; puede leerse de un tirón en poco tiempo, pero no lo recomiendo en
absoluto, o puede uno eternizarse leyendo una página cada día, a modo de
aquella consigna, que a los que tenemos ya cierta edad, nos plantaba el maestro
al empezar la clase- las había incluso poéticas, otras no tanto-, ya que cada
pasaje conduce casi ineludiblemente a una reflexión sobre lo que nos rodea y
acontece. Aviso que algún texto hay que releerlo detenidamente para penetrar en
su significado profundo.
El libro se articula en tres grandes capítulos, LO
DOMÉSTICO, LO FANTÁSTICO Y LO MISTERIOSO.
El primer capítulo, LO DOMÉSTICO, se inicia con una
bienvenida a La Vila desde las casas colgantes multicolores del río y es un
recorrido por paisajes y lugares únicos con mucha historia oculta y a la vista:
las casitas de colores de la fachada marítima, el casco antiguo, la calle
Mayor, la misteriosa “baix la Sala” donde muchos hemos jugado a las cuatro
esquinas o a la “vit a amagar o a correr”, las torres del Charco y la
Malladeta, el río y sus puentes, el trenet, el Pantano, las playas y calas
desde el Racó del Conill hasta el Charco, la Cruz de Piedra, la Roca Encantá y
tantos otros lugares… hasta la autopista aparece humanizada por la gracia de
las mimosas amarillas que la bordean. También es un repaso a la vegetación
autóctona y la foránea instalada aquí como propia, desde los familiares
almendros, olivos, algarrobos, a las palmeras, los exóticos ginjols, hasta las
más humildes paleras o chumberas, piteras, cactus, a menudo menospreciados,
cuando no ignorados o incluso arrasados. Hay diálogos con las flores, desde las
bellas rosas a las espinosas buganvillas o las desapercibidas y solitarias
flores de los cactus. Así mismo, aparecen numerosas citas y referencias de
escritores, personajes ilustres como el Doctor Alvaro Esquerdo, como recuerdos
y conversaciones de amigos. A mí me ha emocionado especialmente el dedicado a
Clemente, un sorprendente personaje con alma de vagabundo y un gran corazón que
recaló en la playa de los Estudiantes en los años sesenta, con el que se
reunían algunas de las pocas personas que en La Vila tenían inquietudes
literarias y al que conocí de adolescente. Y, por supuesto, no faltan las alusiones
a las fiestas de Moros y cristianos, al chocolate y al placer de navegar por el
mar, que son algunos de los elementos distintivos de este pueblo. Todo con el
Puig Campana de fondo y la presencia constante del mar hipnotizante ante
nuestros ojos.
En esta primera parte, aunque también en las otras,
aparece abundante información con detalles y curiosidades históricas,
arqueológicas, arquitectónicas, botánicas y de todo tipo sobre muchos de los
lugares descritos -reconozco que hay mucho de ello que ignoraba-, se reivindica
el casco histórico, probablemente con más belleza y autenticidad que otros más
valorados por más cuidados, demandando y proponiendo atención y soluciones que
ayuden a darle vida y realzarlo. También se anima al aprovechamiento de
aquellas viejas construcciones que otrora embellecieron La Vila, como podría
haber sido el caso de Villa Giacomina, la casa de la Malladeta. Repetidamente
se nos advierte del peligro de la progresiva extinción de la vegetación
centenaria, como ya ocurre con los almendros, de la agonía de la huerta y los
cultivos que sucumben ahogados por el olvido y tragados por la hierba seca, la
acción de las plagas o peor, la voracidad del ladrillo. Tampoco falta la
mención a la ausencia de la lluvia y las plegarias, conjuros y consejos para
que llegue. Mariano nos recomienda lavar el coche para que a renglón seguido se
desate algún chubasco, aunque me temo sea de barro.
La segunda parte, LO FANTÁSTICO, es más poética y
personal y, aunque sigue arrojando datos sobre lugares y paisajes, está más
escorada hacia las sensaciones, reflexiones y pensamientos surgidos de los
paseos y la contemplación del entorno más próximo del autor, el Montiboli y sus
aledaños: el Charco, su torre y su mar, la playa de la Caleta y sus piedras,
las playas del Esparrelló, el Bol Nou o el Paradís, también sus flores, sus
rosas y sobre todo su Rosa.
Aquí nos obsequia con frecuentes poemas y
referencias a escritores y poetas, de las que me quedo con la de Gabriel Miró y
su libro
que tan bien refleja las sensaciones
producidas por la contemplación del interior de nuestra comarca, la Marina
Baixa. Como Mariano, recomiendo vivamente su lectura, tanto a los nativos para
reencontrarnos con nuestras raíces, como a los de otros lugares para palpar la
vida atesorada en estos territorios trillados por el paso de numerosas culturas
y gentes y a menudo olvidados si alguien no los nombra de interés turístico.
En este segundo capítulo se hace un elogio
del caminar, sobre todo como vía para dar rienda suelta a los pensamientos y
ensoñaciones. El autor nos lleva frente al mar y las olas por las que se deja acariciar
y zarandear, y es en la orilla del mar, con su atracción sedante e
hipnotizante, donde surgen los mejores poemas, los más bellos pensamientos y
las más serenas reflexiones. También nos pasea por el vuelo de las gaviotas o
el canto de las tórtolas y nos acerca al placer de los pescadores con caña, los
almendros en flor… siempre cantando a la belleza, el amor, el enamoramiento,
reivindicando el paisaje como bien común de la Humanidad. Es en esta parte
donde más patente se hace la dualidad, siempre presente en el autor, entre la
montaña y el mar, fiel a sus orígenes de la tierra adentro, Zamora, Muelas de
los Caballeros, y al lugar que eligió para ser acogido, La Vila Joiosa y su
mar. Las referencias a Gabriel Miró, la tierra y a Rafael Alberti, la mar, el
mar, así lo atestiguan.
El tercer y último capítulo, el más
corto, LO MISTERIOSO, es para mí un dialogo con las piedras, concretamente con
los acantilados, farallones, escollos y demás rocalla de la playa de La Caleta.
Mariano ve estas piedras transformadas en monstruos por la acción del sol, el
viento, el mar y sobre todo el tiempo, mucho tiempo. Se trata de monstruos
benévolos y amables con los que entabla conversaciones, algunas de carácter
poético, otras son historias o diálogos imposibles abordados con humor y mucho
amor. Algunas versan sobre la relación de estos monstruos con el mar y las
olas, indagada a través de la mitología- Nereo y las Nereidas -, otras sobre el
misterio de las costas y los acantilados solitarios y su idilio con los
marineros y los náufragos, con la vida y la muerte al fin y al cabo. Otras
relatan divertidas peleas con las gaviotas. Todas, translucen el hechizo,
el encantamiento que el mar puede ejercer sobre quien lo observa, lo huele, lo
respira…
En fin, no sé si he llegado a
mostrar, siquiera un poquito, el verdadero sentido de estos textos, vosotros lo
diréis, pero si me atrevo a decir que, si con la lectura de alguno de ellos
conseguimos contemplar nuestro alrededor de otras maneras que destierren la
prisa, la inmediatez, el utilitarismo… el libro de Mariano habrá obtenido su
objetivo: que podamos ver con nuestros sentidos y nuestra mente lo que solo con
nuestros ojos no alcanzamos a apreciar.
La Vila Joiosa, 7-10-2017
Emilio Baldó Pérez, médico
cardiólogo
Estimadísimo Mariano:
ResponderEliminarLa lectura de los discursos de cada uno de los presentadores de la edición de tu reciente libro, aporta un ameno y certero comentario a modo de anticipo de lo que, seguramente,podrá el lector apreciar en las páginas de esta nueva criatura literaria de tu autoría.
Mis felicitaciones para todos y cada uno de los participantes en tan significativo acto.
Un abrazo afectuoso a la distancia, Atlántico de por medio.
Victoria
Gracias, Victoria: siempre tan amable y tan atenta. En este caso, el discurso es de un colega tuyo, un médico. No recuerdo tu especialidad, él es un eminente cardiólogo. Creo que todos han entendido muy bien el libro. Y en cierto modo lo han desnudado. Lo que pasa es que no es fácil meter en cuatro pequeños discursos un libro de 304 páginas. Pero lo han hecho muy bien y yo he quedado muy satisfecho.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios.
Un abrazo desde este lado del Charco.