Rosa en Guadalest
He despojado tu hierro
He despojado tu hierro
de pátinas y herrumbres.
He sometido tu tronco
a una lenta gubia.
He llegado, en fin, a la verdad,
tu estricta esencia.
de pátinas y herrumbres.
He sometido tu tronco
a una lenta gubia.
He llegado, en fin, a la verdad,
tu estricta esencia.
Permíteme, pues, que me acomode
en el surco acanalado de tu vientre,
que profundice tu entraña
para hacerla mía.
Yo fui purificado en el camino
que conduce a tu desnuda madera.
Como tú, estoy desposeído de corteza aleve,
de engañoso azúcar.
Mis manos, sin agobio de mudanza,
te han tomado a ti
para poblarse de vida.
Mariano Estrada
Del libro “Azumbres de la noche” (1993)
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