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sábado, 7 de agosto de 2021

La bruja y Durero, un poema del libro LA MIRADA DE MARTINA

 

La bruja montando una cabra, Alberto Durero

 La bruja y Durero

Un día cayó del cielo
una bola de cristal,

que se rompió contra el suelo
como es normal.

 

Del suelo surgió un caballo,
alado y monumental,
que se deshizo en relinchos,

como es normal.

Sobre el caballo, una bruja
-con un aspecto infernal-
exhibía una baraja,

como es normal.

Se bajó de su montura
y se metió en un portal.

Y subió por la escalera,
como es normal.

Se instaló en una oficina
de la planta principal,

y se anunció por la tele,
como es normal.

El negocio fue creciendo
de forma espectacular

y la gente se agolpaba
como es normal.

Por eso las estructuras
empezaron a temblar

y se cayó el edificio,
como es normal.

Pero no murió ni el Tato,
porque la bruja era tal

que los llevó en una escoba,
como es normal.

-¿Y a dónde fueron, abuelo?

-Cada uno a su lugar.
Pero la bruja fue a Londres,

como es normal.

-¿Por qué es normal?

-Porque allí tiene un museo
y una bola de cristal.

Y una baraja de naipes,
como es normal.

-¿Y también tiene un caballo?

-Una cabra sideral,
en la que vuela a las nubes

mirando siempre hacia atrás.

-¿Por qué hacia atrás?

Porque lo quiso Durero,
que no era un tipo normal,

sino un artista con duende.
Un pintor universal.

Mariano Estrada, del libro La mirada de Martina (2019)

 

Martina, foto Patricia Estrada

 

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