La bruja y Durero
Un
día cayó del cielo
una
bola de cristal,
que
se rompió contra el suelo
como
es normal.
Del
suelo surgió un caballo,
alado
y monumental,
que
se deshizo en relinchos,
como
es normal.
Sobre
el caballo, una bruja
-con
un aspecto infernal-
exhibía
una baraja,
como
es normal.
Se
bajó de su montura
y
se metió en un portal.
Y
subió por la escalera,
como
es normal.
Se
instaló en una oficina
de
la planta principal,
y
se anunció por la tele,
como
es normal.
El
negocio fue creciendo
de
forma espectacular
y
la gente se agolpaba
como
es normal.
Por
eso las estructuras
empezaron
a temblar
y
se cayó el edificio,
como
es normal.
Pero
no murió ni el Tato,
porque
la bruja era tal
que
los llevó en una escoba,
como
es normal.
-¿Y a dónde fueron, abuelo?
-Cada
uno a su lugar.
Pero
la bruja fue a Londres,
como
es normal.
-¿Por qué es normal?
-Porque
allí tiene un museo
y
una bola de cristal.
Y
una baraja de naipes,
como
es normal.
-¿Y también tiene un caballo?
-Una
cabra sideral,
en
la que vuela a las nubes
mirando
siempre hacia atrás.
-¿Por qué hacia atrás?
Porque
lo quiso Durero,
que
no era un tipo normal,
sino
un artista con duende.
Un
pintor universal.
Mariano Estrada, del libro La mirada de Martina (2019)
Martina, foto Patricia Estrada
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