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jueves, 21 de febrero de 2013

Palabras de Marta Llinares en la presentación de Animales en el corazón


Marta Llinares, en la presentación de Animales en el corazón. Foto Fernando Medrano


Palabras de Marta Llinares en la presentación de Animales en el corazón

Señoras y señores: muy buenas noches...

Van a perdonar mi atrevimiento pero Mariano Estrada lo ha querido  así. Ni soy filóloga, ni  experta en análisis literarios  y seguro que muchos de ustedes pueden hablarnos más y mejor de Mariano, pero ya ven, los caminos del señor son inescrutables...

No soy la persona adecuada, lo sé, pero lo intentaré.

Hoy este Centro Social acoge la presentación de su nuevo libro,   “Animales en el corazón”. A primera vista una recopilación de textos y poemas con un denominador común: los animales como protagonistas de las historias.

 
Sin embargo, escudriñando un poco más entre estas líneas, nos zambullimos en un mar de palabras que nos hablan de amor, de amor a la vida, de amor al recuerdo, de amor a la familia... En definitiva un mar de letras, de palabras apasionadas, que son sin duda alguna la poesía de Mariano Estrada.

Animales en el corazón nos ofrece  la  combinación perfecta entre verso y prosa, poniéndose ésta última,  en la mayoría de ocasiones, al servicio del poema, entendiendo esa narrativa como prólogo o anexo  al verso. Son relatos cortos que complementan  el poema... Porque aunque el libro que hoy presentamos conjuga prosa y poesía,  permítanme que les diga, aunque sé que nada descubro,  que  Mariano es un poeta,  un buen poeta.

Bien es cierto que todos hemos leído artículos suyos, reflexiones... pero donde encontramos al verdadero escultor de la palabra es en sus poemas... su verdadera pasión.. su auténtica pasión. Y es que la poesía como decía García Lorca no quiere adeptos sino amantes... Y Mariano ama la poesía... Es a través de los versos cuando cincela delicadamente la palabra. Escribe  apasionado por las palabras y sus significados, le apasiona el mundo y los universos que crea mediante ese maravilloso instrumento que es la palabra poética, le apasiona ver reverdecer el lenguaje y sus miradas, porque el poeta es el que con su mirada nos descubre un mundo maravilloso y distinto. La poesía dicen que es como la alquimia de la palabra y el poeta es el alquimista del verbo, transforma las palabras en poesía como el alquimista soñó en transformar los metales en oro.

Aunque  el propio Mariano en su primera obra (de poesía) publicada en 1984, Mitad de amor, dos cuartos de querencias,  ya explicaba  que había cultivado varios géneros literarios...que estaba trabajando en la ejecución de una novela y tenía en proyecto una edición de cuentos y narraciones cortas... es la poesía, son los poemas... los que han llenado las páginas de la mayoría de sus libros, que con el que hoy presentamos alcanza la docena.

Su amor por la poesía le ha dado significado a parte de su vida, porque la poesía no es su válvula de escape sino una pasión. La pasión de escribir.

Una pasión, que no afición, presente en Mariano desde bien pequeño... Una pasión que le acompañó en su infancia, adolescencia y juventud... pero una pasión latente, en segundo plano,  que tuvo que  esperar su momento... Según él tuvo que esperar a que “sentara la cabeza” porque antes lo importante para él era vivir.
Y tan importante, porque la poesía de Mariano Estrada no sería la misma sin sus experiencias vitales. Cada momento vivido, exprimido, es el jugo que macera sus ideas, sus recuerdos... y hace fluir sus palabras desde el corazón que es desde donde, según él, sale “la auténtica poesía”.

Animales en el corazón es un reencuentro del autor con su infancia. Con aquellos colores, sabores y olores que quedaron encerrados en su retina de niño. Si bien en cada historia del libro nos habla de un animal,  entrelíneas descubrimos otras “cosas” que también lleva en el corazón. Porque como  indicaba Ángel Prieto de Paula en el prólogo de Azumbres en la noche, el sexto libro publicado de  Mariano, “...rara vez  se sale este poeta del círculo personal para componer un poema que no se apoye, evidentemente al menos, en la experiencia concreta e inmediata. Lo que nos atrae de la obra de mariano estrada es lo que llamaría nostalgia de plenitud, que él apunta al edén de una infancia apurada y aldeana y, también, la abundancia de la vida, verdadera y cabal, que se manifiesta en sus versos...”

Animales en el corazón, al igual que el resto de la obra de Mariano Estrada nos abre las puertas del corazón del autor. En este caso vivencias que huelen a roble y brezo, a miel, a flor primaveral... a Muelas de los Caballeros, Zamora... de la que en  el libro Aguablanca, caminos de ida y vuelta  dice saber que “no  es un pueblo, sino un pálpito, una constante de vida y de memoria, una proyección, una infancia atrapada, una necesidad, casi un vino, casi un opio, casi el amor, casi la pureza. Un paraíso perdido, un punto lejano, un imposible. Muchos derroteros, muchas fuentes, muchos pájaros, un río, una calle, una familia, un exilio, una emigración, un abandono, una fatalidad, una raíz, un hilo de tiempo que te ata, que te estimula, que te libera”.

En cada página de Animales en el corazón el autor nos ofrece un pellizco de su vida, de su pasión, de su amor a la vida. Por eso hoy hablamos de animales pero  volviendo a las palabras de  Prieto de Paula: 

Quizás no sea tan importante, en la poesía de Mariano Estrada, el tema de un poema o de un libro, como la contundencia vital de su expresión poética, que no conoce ni la reserva sentimental ni la frialdad aséptica. Aunque los poemas de este autor  no son siempre poemas de amor, son, en todos los casos, poemas amorosos.”

Gracias Mariano por compartir con tus lectores  tus sentimientos, tus recuerdos... tu felicidad. Yo me quedo con estas líneas de “la historia de Platero” en la que dices:

“Tener   en casa un burrito como Platero era un privilegio del que uno, entonces, no se daba ni cuenta. Y tener una preciosa hermanita desdentada que jugaba con él y con nosotros, sus hermanos mayores, con los perros recién nacidos, con los gatos que merodeaban junto al fuego, es algo que se aproxima a la felicidad. Tal vez la felicidad no sea otra cosa que el hecho de gozar intensamente de lo que tienes y de no desear más de lo que tienes”.

Marta Llinares Zaragoza
La Vila Joiosa, 16-02-2013         


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