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martes, 25 de junio de 2019

En 1975, las bodas aún iban precedidas de la petición de mano


Rosa, 13 de septiembre de 1975


En 1975, las bodas aún iban precedidas de la petición de mano

La petición

Habíamos decidido ir a hablar con tus padres y estábamos un poco nerviosos. Íbamos a decirles que nos queríamos casar. Y a pedirles permiso para hacerlo, naturalmente. ¿Por qué naturalmente? Porque solo tenías 17 años. El 13 de septiembre de 1975, día fijado para la boda, faltarían 7 días para que cumplieras los 18. “Nos queremos casar” –les dije, cogiéndote de la mano-. A lo que tu madre contestó, después de unos segundos: “Es que mi hija es tan joven”… Se abrió un pequeño paréntesis de silencio. Nos miramos. Pero tu padre acudió en nuestro socorro: “No es tan joven, no es tan joven. Con 18 años se sabe perfectamente lo que se quiere”. Tu madre se rio complacida y nos bendijo. El futuro había empezado a correr. Nosotros ya le habíamos puesto las ruedas, pero ellos le soltaron el freno y le dieron un empujón.

La boda

El traje te sentaba muy bien. Tenías los ojos resplandecientes y el pelo ligeramente ondulado. Estabas muy morena y caía sobre ti el brillo de la felicidad,  la elegancia de la sencillez y la deslumbrante belleza de la inocencia. Una voz amiga entonó con muy buen timbre el Ave María de Schubert. El mundo era feliz y nosotros ocupábamos el epicentro. No en vano se estaba celebrando nuestra boda. Era el 13 de septiembre de 1975. Dormimos en casa. Al día siguiente salíamos en coche para Barcelona y en barco para Génova.

Mariano Estrada
Del libro Rosa entre las rosas: cuarenta años de amor (2014)

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