Rosa: Barranc de l’Infern. Font
Roja, Alcoy. Año 2015
Interrogantes
Vientos de soledad
es un libro que tiene más poemas de los que yo recordaba, aunque no todos
resulten ahora publicables. Es posible que haya tenido vida por su cuenta en
estos años de oscuridad y mazmorra.
-¿Vida por su cuenta? ¡Ya! ¿Y no será que
un consumado nocherniego le ha ido añadiendo poemas al desgaire: uno hoy, otro
mañana, otro el mes que viene?
-Puede que sí, que haya algún poema
añadido, pero hace tanto tiempo que ya ni lo recuerdo.
-Sí recordarás, no obstante, que te
timaron a cuenta de este libro.
-Claro, los grandes amores no se olvidan
jamás.
-Y que no te devolvieron ni la portada,
que era de tu amigo Ginés.
-Ginés Lloret, es cierto, que fue alumno
de mi amigo José Piqueras.
-Todo libro tiene su historia, este tuvo
un aborto.
-Un aborto que fue muy doloroso para mí.
-¿Por qué no lo publicaste después?
-¿El aborto?
-Si fueras inteligente, como crees, verías
que esta pregunta no tiene gracia ninguna.
-Pues mira, ya que tenía que pagar la
publicación, no quería pagarla dos veces. Además, cuando quise darme cuenta ya
había escrito otro libro y a este se le había pasado el arroz. ¿Comprendes,
inteligencia pura? Pero no es el único libro que he puesto a hibernar en el
cajón de los poco afortunados “por reconocida inutilidad de la lógica”.
-Pues no deja de ser una pena, ya que el
libro tiene poemas muy dignos. Algo clasicotes, eso también es verdad.
-¿Es que un soneto puede ser otra cosa que
clásico?
-Depende, si lo escribe un bilbaíno, sí.
-Ya, y mejor si lo escribe un mastuerzo.
Por favor, ¿cómo puedo librarme de este zoilo que me acompaña a todas partes y
que a todo me replica?
Coda:
A pesar de la conversación precedente, el
soneto que os voy a dejar es completamente serio. Pero no me extrañaría nada
que los lectores lo tomaran a chirigota. Después de todo, el hombre que siempre
va conmigo (no confundir con el que siempre iba con Machado, que era mucho más
respetable), se ha empeñado en crear un clima lo suficientemente propicio. O
sea que los lectores debieran tomarse una pócima para cambiar de sabor.
-Glup, glup, glup…
Ahora sí, ahora ya podemos crear un
ambiente adecuado. Se abre el telón y aparece un hombre completamente desnudo.
¿Completamente? Bueno, solo lleva en la frente un dramático amasijo de
interrogaciones.
13-10-2009
¿A quién le pediré que me sostenga?
¿A quién le pediré que me sostenga
si tú, que eres amor, me das de lado?
¿Adónde habrá otro hielo más helado?
¿Adónde más silencio en tanta lengua?
¿Por qué he de ser molino sin molienda,
latir de corazón no traspasado?
¿Por qué si soy farol voy apagado
y no ha de haber un rayo que me encienda?
Mi boca es oración, mi cuerpo ofrenda,
¿y no ha de haber puñal mal afilado
ni mano temblorosa que lo hienda?
¿A quién le pediré que me sostenga
si no es a ti, amor, que me has cegado
y me has dejado solo con la venda?
¿A quién le pediré que me sostenga
si tú, que eres amor, me das de lado?
¿Adónde habrá otro hielo más helado?
¿Adónde más silencio en tanta lengua?
¿Por qué he de ser molino sin molienda,
latir de corazón no traspasado?
¿Por qué si soy farol voy apagado
y no ha de haber un rayo que me encienda?
Mi boca es oración, mi cuerpo ofrenda,
¿y no ha de haber puñal mal afilado
ni mano temblorosa que lo hienda?
¿A quién le pediré que me sostenga
si no es a ti, amor, que me has cegado
y me has dejado solo con la venda?
Mariano Estrada
Del libro Vientos de
soledad (1984), publicado en 2017
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