Un mal recuerdo
En un restaurante de Venecia se nos pegaron dos hombres
desconocidos. Uno de ellos dijo ser cónsul de Perú o de Chile, no recuerdo
bien. El otro era mucho más joven. Al día siguiente se hicieron los
encontradizos, se sentaron de nuevo con nosotros y pretendían que nos
siguiéramos viendo. Finalmente, como no nos gustaba su conversación ni las
extrañas preguntas que nos hacían, les acabamos dando esquinazo. Nos dejaron un
sabor de boca desagradable.
Tiempo después, cuando supe las cosas que les habían sucedido a otros en Italia
–a nosotros nos robaron las maletas-, me vino a las mientes la idea de un
posible secuestro. Me entraron verdaderos escalofríos. ¿Cómo interiorizar una
tortura semejante? ¿Qué hubiera sido de ti? ¿Y de mí? ¿Qué hubiera sido de
nosotros y de nuestras familias? Sin que viniera mucho a cuento, me asaltó la
figura de Dirk Bogarde, protagonista de Muerte
en Venecia.
Pero el recuerdo era lúgubre, así que lo intenté rebajar con
unas dosis de humor y me hice la siguiente pregunta: ¿Qué hubiera sido de Venecia
sin ti? Entonces se me puso delante el afilado rostro de Charles Aznavour, que
sumía el ambiente en un estado general de soledad y de tristeza.
Del libro Rosa entre las rosas, cuarenta años de amor (2014)
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