Foto tomada en el Charco, Villajoyosa.
Un tronco seco
El Charco,
Villajoyosa
Debo decir que he pasado mil veces junto a este árbol
seco, al que podemos llamar también naturaleza muerta. Sin embargo, nunca me había parado a mirarlo con detenimiento. Pero era inevitable que un día u
otro lo hiciera. Estaba tan a mano… Me
acerqué, pues, y le dije:
-¿Qué pasa, tronco?
-Ya ves, amigo, resistiendo.
- Como el Dúo Dinámico, ¿eh?
-Más o menos, pero el Dúo Dinámico sigue cantando.
-¿Y tú no lo haces ya?
-¿No ves que no tengo ramas? Eran ellas las que cantaban
por mí, con el viento.
-Ah, los ululares… Mágicos, líricos… y ahora
melancólicos. ¿Estás triste?
-Si así lo quieres decir…
-¿Por qué no lloras un poco y te desahogas?
-Porque no tengo savia, ¿no ves que estoy seco?
-Sí veo, sí, seco como un palo.
-No me rebajes la categoría.
-Vale, tronco.
-Tampoco seas burlón, todavía no se ha acabado mi tiempo.
-¿Ah, no? ¿A qué aspiras ahora? ¿Qué caminos te quedan
por recorrer? ¿Qué sueños te quedan por cumplir?
-Espero a que se acerque por aquí un hacha grande, necesitada
y misericordiosa.
-¿Un hacha? ¿Para qué quieres un hacha?
-Para que me trocee y haga leña de mí.
-¿Eso quieres?
-Sí, exactamente eso. De este modo podré consumirme en un
fuego y trascender. ¿Comprendes? El humo, la brasa, la ceniza…
-¿Tú quoque, fili mi?
-¿Qué insinúas con esa retrospección de mal gusto, hombre
de poca fe? ¿Es que no crees en la reencarnación de los árboles? ¿Es que no
crees en los bosques de un nuevo paraíso donde todos nos volvamos a ver?
-Pues no sé, yo me inclino a creer que todo se acaba con
la incineración o con los gusanos.
-Haces mal, muy mal. Tú mismo puedes ser árbol en una
próxima vida. ¿Te imaginas ser roble o
almendro?
-¿Y cómo sabes que esos son mis árboles preferidos?
-Porque hace mucho tiempo que tus pensamientos me rozan.
¿O no eres consciente de que pasas junto a mí todos los días a la caída de la
tarde? Además, desde mi muerte consumada estoy viendo ya tu cuerpo sin vida.
Pero veo también que tiene un germen dentro que no se conforma con haber sido.
En realidad ya hace tiempo que tienes labrado un porvenir en la raíz de esos
árboles hermosos, bienaventurados e imperecederos.
-Bueno, tronco: de momento me dejo llevar por estos pies
carnales que aún andan de prisa. Nos veremos mañana…
-De acuerdo, amigo. Yo seguiré aquí, esperando a Godot y
deseando que venga con el hacha más filosa del mundo. Llegará un día en que no
nos veamos, porque ya seremos del fuego, y luego nos volveremos a ver, pero entonces ya seremos del aire.
-Se me hace raro, a la vez que me enternece, que los
muertos puedan tener esperanzas e ilusiones. Yo creí que esas cosas eran
patrimonio de los vivos…
-Nunca es tarde para aprender algo nuevo, querido
transeúnte. Dentro de un tiempo sabrás que la muerte solo es un punto de inflexión.
Dejarás a los vivos entre dudas y tú entrarás en territorios de certidumbre. En
ellos nos veremos. Pero no te preocupes demasiado, no va a ser mañana ni pasado
mañana, antes tendrá que alzarse el sol por el horizonte muchos días
consecutivos…
Mariano Estrada, 09-10-2016
Publicado en el libro "LA MAGIA DE LO AUTÉNTICO. Una visión lírica de Villajoyosa" (2017)
Mariano Estrada, 09-10-2016
Publicado en el libro "LA MAGIA DE LO AUTÉNTICO. Una visión lírica de Villajoyosa" (2017)
¡ Y sí ! Quien tiene pensamientos, imaginación y arte poéticos, como es tu caso estimado Mariano,tiene la facultad de cantarle loas hasta a un árbol seco e incluso, dialogar con él.
ResponderEliminarEstupendo lo que has logrado como resultado de tus extraordinarias cualidades.
¡ Un deleite leerte !
Va el abrazo argentino,como siempre.
Victoria
Hola, Victoria: recibo el abrazo con mucho gusto, máxime cuando viene entre flores. Me alegra que te hayas deleitado con este diálogo que, más allá de la prosopopeya, deja ver los recursos que tenemos para contraponer nuestros propios pensamientos, que suelen ser variados, contradictorios y multidireccionales.
ResponderEliminarGracias y un abrazo desde el Mediterráneo.
Muy guapo, Mariano,, la foto y el texto.
ResponderEliminarGracias, Pedro: mi interlocutor es el tronco, tenía que sacarlo guapo, como tú dices. Un abrazo
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