Lalo F. Mayo con su mujer y el autor del libro con la suya. Rosas las dos
Discurso de Lalo F.
Mayo en la Presentación de
LA MAGIA DE LO AUTÉNTICO. Una visión lírica de Villajoyosa,
de Mariano Estrada
LA MAGIA DE LO AUTÉNTICO. Una visión lírica de Villajoyosa,
de Mariano Estrada
Buenas
tardes.
Un primo lejano invitado a una celebración familiar y al
que nadie conoce. Alguien así me siento yo esta tarde en Villajoyosa.
Así que mi breve intervención será para responder a dos preguntas que, quizás, ustedes se hayan hecho: ¿Quién es? y ¿Por qué está aquí? Vamos, lo que viene a ser... una presentación.
Así que mi breve intervención será para responder a dos preguntas que, quizás, ustedes se hayan hecho: ¿Quién es? y ¿Por qué está aquí? Vamos, lo que viene a ser... una presentación.
Mi nombre es Lalo
Fernández Mayo, apellidos ambos recibidos en tierras mesetarias y más
concretamente leonesas.
Quizás hayan oído hablar de una comarca del Antiguo Reino de León que se llama La Maragatería. Los maragatos son un grupo social históricamente extraño y desconocido porque apareció, sin saber cuándo, ni cómo, ni de dónde, en el erial donde la meseta empieza a perderse por los montes de Galicia.
Quizás hayan oído hablar de una comarca del Antiguo Reino de León que se llama La Maragatería. Los maragatos son un grupo social históricamente extraño y desconocido porque apareció, sin saber cuándo, ni cómo, ni de dónde, en el erial donde la meseta empieza a perderse por los montes de Galicia.
Aquellas gentes,
como en sus tierras no tenían donde hincar el arado —o sí tenían, pero solo
encontraban piedras— se dedicaron a la arriería, a transportar bienes y
caudales desde Galicia a La Mancha y desde Extremadura hasta Cantabria. No era
fácil arrear los mulos por los caminos apenas dibujados hasta el siglo
diecinueve. Más acá no, porque llegó el ferrocarril y acabó con el oficio.
Las largas
ausencias a que obligaba este oficio originaba peculiares situaciones
domésticas, porque las mujeres, en soledad, eran quienes guardaban la casa,
educaban a sus hijos —siempre muchos— y cultivaban las tierras siempre yermas.
También está publicado y difundido que cuando ellas parían —y ya digo que
parían muchas veces— ellos se metían en la cama a recibir cuidados y tomar
calditos.
Aunque algo tan chocante solo puede ser una postverdad.
Aunque algo tan chocante solo puede ser una postverdad.
Bueno, pues
después de haber nacido por aquellas tierras, y para resumir por no hacerlo
largo, daré un salto hasta antes de ayer, cuando me jubilé tras 35 años en
La Voz de Galicia, un diario del Noroeste del que posiblemente al Levante no
haya llegado ningún eco.
La Voz también
es muy peculiar, porque no pertenece a ningún grupo mediático. Es propiedad
de una única persona cuyos únicos negocios son ese diario y una minicadena de
emisoras de ámbito gallego. Hoy, La Voz de Galicia es el tercer
periódico más importante de España por su difusión, tras El País y El
Mundo, y por delante de La Vanguardia y ABC. Y permítanme que lo diga,
porque estoy muy orgulloso de que sea así. Aunque también es cierto que
el panorama no está para proclamar alardes de este tipo. El periodismo era
aquella profesión tan bella y necesaria de la que apenas quedan restos. Y ya
se está echando de menos.
Durante los 35
años que trabajé en La Voz me ocupé de muchas cosas, pero me pasé decenios
trasnochando y llevando la sección de Cierre, la que apaga la luz en las
Redacciones cuando el mundo se va a dormir. Y, vinculado a esta sección,
otro de mis trabajos fue el de dirigir los dos últimos rediseños para
actualizar la imagen del periódico.
Les he dicho todo
esto para documentar la respuesta a la segunda pregunta que quizás me querían
hacer sobre las razones que me vinculan a este acto.
Como algunos de los presentes ya sabrán ahora, y todos los
demás con el tiempo, un jubilado necesita ocupaciones mientras se le va
frenando la inercia de la vida. Así que para pasar ese tiempo libre de una
forma útil, me ofrecí a mis amigos para ayudarles a sacar a la luz esos
textos que van cumpliendo años escondidos en el fondo de un cajón. A eso
dedico ahora parte de mi tiempo, editor
accidental que habrán visto bajo mi nombre en el cartel anunciador de
este acto, del que también soy culpable. Editor accidental, eso sí, a
coste cero y vigilado por la Seguridad Social, que me impide cobrar ni un euro
por haberme jubilado antes de mi hora.
La primera
llamada que recibí a mi ofrecimiento como editor, hace de esto ocho libros y
medio, fue de Mariano Estrada. Y aquí me veo obligado a insertar de nuevo
una documentación para que tenga sentido mi respuesta a la segunda pregunta.
La Maragatería de que les hablé se extiende bajo la sombra
del Teleno. Este monte, no muy alto pero mítico, con leyendas de dioses y con
historias de minas de oro de los romanos, tiene como sobrenombre popular La Moza. Era lógico, por lo
tanto, que los pueblos nacidos por el este y bajo las faldas de esta
Moza se apellidaran, administrativamente hablando, de Somoza. Y si
saltamos desde la cumbre del Teleno al otro lado, en dirección oeste, caeremos
en la comarca de la Sanabria. Pero antes, a medio camino, veremos un
pueblo hermoso, de piedra y corredores de madera, que se llama Muelas de los
Caballeros, patria chica de nuestro autor Mariano, caballero por nacimiento y
por categoría humana. Qué les voy a decir al respecto que ustedes no sepan.
Pues los padres
de él desde Muelas, y los míos desde Astorga, un buen día de hace más de
medio siglo nos llevaron a nosotros, tiernos infantes con apenas nueve años
cumplidos, a un internado a dos pasos de León que se llamaba Fundación Virgen
del Camino y que también tiene una buena historia pero que no se la voy a
contar.
En aquel colegio, esa era la intención, nos quisieron hacer
frailes dominicos. A la vista está que no lo consiguieron, pero después
de seis años de convivencia intensa, 24 horas cada día y 330 días al año,
se estableció entre los que por allí pasamos una relación tan poderosa que
aún perdura, pese al paréntesis de 40 años en que no volvimos a saber unos
de otros. Y es que como escribió Max Aub, autor más levantino que de
cualquier otro lugar, uno es de donde hace el Bachillerato. Haciendo
verdad la frase, 500 de nosotros nos reencontramos hace 10 años en el colegio
de La Virgen del Camino y aquella intensa convivencia de los años sesenta
está contada en tres libros y un blog con tres millones de visitas. Así
que, cuando en la primavera del 2013 me llamó Mariano para enviarme su primer nuevo
libro (no recuerdo si Poecanciones de amor o Las orillas del mar)
se reinició una relación perdida durante medio siglo que no sabíamos que
conservábamos.
Ahora he
respondido a la generosa invitación de mi amigo y compañero. Después de ocho
libros ha conseguido que, desde Málaga a Villajoyosa, viniera por toda esta
orilla mediterránea para ayudarle a presentar ante ustedes su Magia de lo auténtico.
Por todo esto, y con el permiso de ustedes, estoy hoy aquí.
Por todo esto, y con el permiso de ustedes, estoy hoy aquí.
Muchas
gracias
Lalo F. Mayo es
editor del libro y diseñador del cartel que anuncia su Presentación
Cartel de la Presentación
Hermoso el contenido y muy bien detallado lo que ha expresado el editor y presentador de tu libro, ex compañero y amigo Lalo Mayo. Y según pude entrever en esta exposición,también por poco, haciendo dupla contigo,ser convertidos ambos en frailes dominicos.
ResponderEliminarPero está visto que la vida los ha llevado a acercarlos más a la literatura que a vestir la túnica.Y es así como ambos, congenian y complementan maravillosamente en esto de los libros.
Felicitaciones a ambos, mi estimado Mariano, y gracias por compartir estos episodios de tu vida.
Un gran abrazo transoceánico.
Victoria
Hola, Victoria:
EliminarHace tiempo que no tenía noticias tuyas. Me alegra mucho saber de ti.
Todos los elogios que le hagamos a Lalo son pocos. Mis libros y yo tenemos la suerte de ser sus amigos, de lo cual nos sentimos orgullosos. Fue un lujo tenerlo en la presentación, máxime viniendo de Málaga, que está a 500 km. de Villajoyosa.
En el Colegio que compartimos no nos hicieron frailes, es cierto, pero la formación que nos dieron nos ha ayudado mucho en la vida. Siempre la hemos agradecido.
Gracias por tus felicitaciones y por tu abrazo transoceánico. El mío va de vuelta con un hatillo de luz mediterránea.
Bellísimo el cartel, y el relato del por qué fue Lalo el escogido es maraviloso. Una delicia leerlo, como lo es todo lo escrito por autores españoles; y lo mejor... comprendemos su picardía. Muy bien escogido Lalo, Mariano.
ResponderEliminarHola, Sofía:
EliminarLalo tiene una gran parté del mérito de este libro. Él es el culpable de su magnífica presencia y de la magnífica presencia del cartel.
Todos los presentadores estuvieron muy bien, el libro y yo nos sentimos realmente afortunados.
Gracias por tus generosas palabras.
Un fuerte abrazo
Mis felicitaciones a Mariano y mi abrazo más cordial al "Gran Lalo", maragato-leonés-gallego-malagueño y gran amigo.
ResponderEliminarJulio Correas
Muchas gracias, Julito: en el ambiente de la sala flotaba esta pregunta: ¿dónde está Julio Correas?. Y conste que no es algo retórico. Era impepinable que Lalo y yo habláramos de ti. Y no solo nosotros, lo hicieron también nuestras Rosas. Pero no te pongas ufano, también hablamos de otros compañeros, como te puedes imaginar.
EliminarEn esta ocasión tuvimos con nosotros a Leandro Panera, con su mujer.
Te esperamos en la próxima
Un abrazo