Fotografía: limón con el mar de fondo. Villajoyosa, Alicante.
El limonazo
Esta
es la primera estrofa de un conocido soneto de Miguel Hernández:
Me
tiraste un limón, y tan amargo,
con una mano cálida, y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura sin embargo.
con una mano cálida, y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura sin embargo.
Es
público y notorio que su mujer, Josefina, le tiró un limón a la cabeza por
haberle robado un beso un día que estaban en el huerto. Pero, claro, estando en
el huerto, ¿qué otra cosa podía esperar Josefina? Y no fue la única vez que el
poeta oriolano se vio en la tesitura de tener que robar los besos, lo cual se
deduce de otros poemas suyos en los que habla de besos “delincuentes”.
En fin, que a Josefina le hizo
gracia el “limonado hecho” y se reía sin
compasión de aquel “golpe amarillo” que le asestó a su querido Miguel.
Lorca,
en cambio, solía llevárselas al río creyendo que eran mozuelas, pero tenían
marido…Y no sé qué es peor, que te tiren un limón a la cabeza o que te persiga
un marido rabioso y ofendido con un garrote en la mano.
Mariano
Estrada
Del
libro La magia de lo auténtico. Una
visión lírica de Villajoyosa (2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario