Creo que este poema recoge los sentimientos de toda la familia, ya que, de uno u otro modo, todos hemos estado atados al aldabón de esta puerta
Mi corazón
Mi corazón está atado
al aldabón de la puerta;
paciente como una mula,
callado como una piedra
¿A quién espera?
A nadie.
Tan sólo sueña.
Los fríos no lo entumecen,
los vientos no lo cimbrean.
Está montado en sus años
y no le duelen las piernas.
¿De qué se nutre?
Del aire.
De la más pura inclemencia.
De los templados calores
de la inocencia.
Mi corazón es el sueño
de una verdad de las buenas:
la juventud sin dinero,
la cuna, la adolescencia,
el hombre con la palabra
y no tan sólo la lengua.
Por eso tengo amarrado
mi corazón a la puerta.
Aquí viví con los hombres
una verdad sin caretas.
¿Y qué hay más cierto que el sueño
de una verdad que es eterna?
Mariano Estrada
Del libro Trozos de cazuela compartida (1991)
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