El Paraíso, Villajoyosa
El banco del parque
Estabas en un banco del parque. Yo llegué por sorpresa y te tapé los ojos con las manos. “Con tal de estar contigo –me dijiste- no me importaría estar así toda la tarde, sintiendo tu corazón en mis espaldas, percibiendo tu aliento en mi cabeza, acariciándote con las yemas de mis dedos hasta alcanzar los humedales de tu boca”.
Finalmente, la tarde fue una balsa de amor y la noche un huracán de besos.
Mariano Estrada
Del libro Rosa entre las rosas: cuarenta años de amor (2014)
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