Artículos sobre la Navidad: respuestas a determinados comentarios.
No los transcribo, pero quedan sobreentendidos en las contestaciones.
Recuerdos de la niñez
Hola, AM: en una bolsita junto a la ingle o en un recoveco del cerebro, lo
cierto es que los recuerdos de la niñez, que son los recuerdos de la felicidad,
no solo constituyen un valladar contra las adversidades, sino que son un racimo
de verdades consolidadas en las que se alimenta continuamente el espíritu. En
los primeros años ochenta, reflexionando sobre este tema, dejé escrita esta
frase: “Es un hecho notorio que la ilusión se agota en el decurso del tiempo, a
medida que avanzamos hacia la muerte. Por eso volvemos siempre al pasado, a
recrear las ilusiones perdidas. Pero el pasado es recuerdo y el recuerdo es
infancia, sobre todo; es decir, aquello que el descrédito no se ha atrevido a
tocar”.
Un perro en Navidad
1.- Hola, C: cierto: el perro es un animal noble, fiel y cariñoso. En realidad,
podríamos decir que es una persona, una buena persona. Lo da todo por sus
dueños, incluso cuando estos le pagan con palos.
2.- Hola, Chus: ¿A encariñarte de un perro llamas perdición? Entiendo que lo dices en el buen sentido de la palabra. O sea, que los perros te enganchan para toda la vida... En este caso es verdad, y creo que la razón hay que buscarla en el poema. Más aún, en la causa que lo originó, que fue la tristeza de no poder ir a pasar las Navidades con mi familia.
Sobre la sociedad
a.- Hola, L: no sabes hasta qué punto estoy de acuerdo contigo: esta sociedad
es injusta y cruel con los más débiles y necesitados. Y lo peor de todo es que
no tiene la intención de cambiar. Podía parecer que la crisis nos haría
reflexionar a todos, pero no es así. Los que tienen la sartén por el mango van
a seguir teniéndola y van a seguir ahogando al que no puede. Con el agravante
de que el que no puede está cada vez más hundido. Es una lástima.
b.- Hola, A: estoy completamente de acuerdo con tus apreciaciones: uno de los grandes fracasos de nuestra sociedad es que haya tantos niños sin esperanza. Desde esa realidad bochornosa, se me hace difícil hablar de esas fiestas cargadas de pompa y de vacío. Por eso suelo quedarme en los aspectos familiares de la Nochebuena, donde los corazones se quedan por un rato desnudos, mansos y amorosos.
Negocio
Hola, N: a estas alturas, parece claro que la celebración del nacimiento de
Jesús se ha convertido en un negocio. Y sabemos también que fue Jesús el que
echó a los mercaderes del templo. Pero volvieron para quedarse. Y ahí están.
Por la cuenta que les tiene, ni los políticos ni la Iglesia van a echarlos jamás.
Tal como sugieres, la Sociedad necesita desahogarse...
Parafernalia
Hola, I: si despojáramos la Navidad de la infinita parafernalia que la
sostiene, encontraríamos en ella un árbol nevado, esperando a que un mendigo
apoyara en él su hambre, su frio, su cabeza. Lo que tenemos, en cambio, es un
pino artificial con lucecitas y calefacción.
Adenda: bon Nadal, feliz Navidad
En estas dos palabras se encierran un montón de significados y de conceptos:
amor, paz, felicidad, cariño, familia, juguetes, regalos, niños, turrones,
invierno, frío, nieve, lumbre, alegría, fiesta… Pero hay algo que este año
apreciamos especialmente por encima de todas esas cosas: ¡La salud! Cuidémosla
durante todos estos días de celebración en beneficio de nuestro propio futuro.
La buena salud es, sin duda, lo que más nos conviene, el regalo más grande que
les podemos hacer a nuestros niños. Porque la Navidad y el futuro, aunque sean
en parte nuestros, son sobre todo de nuestros niños.
Mariano Estrada, 09-12-2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario