Roble en Muelas de los Caballeros
Quiero ser árbol
Antes de que
los llantos
incontenibles
de mis seres
queridos
recorran por
mi causa
los caminos
de la amargura
y caigan
como ríos
por sus
mejillas desoladas
hasta mojar
la tierra,
ya estaré yo
fundido
Ningún otro
lugar
me ofrece un
parabién
más oportuno
y atractivo
ni unas
vistas más amplias
ni una mejor
respiración.
Que sepan
las futuras
generaciones
de los sueños,
de las aves
y de las mariposas,
que ahí voy
a esperar, sin prisas,
el tiempo
necesario
para poder
formar un bosque
de hermosos
ejemplares vegetales
y de perenne
humanidad.
Y, siendo
más preciso,
quiero ser
insertado
en la
frondosidad
salvaje de
los robles
cuando la
hoja es tierna
y en la
feraz exuberancia
de los
almendros cuando
la desnudez
florece.
Pero quiero
también
ser rama del
otoño,
para
vestirme de belleza
y de
esplendor, para sembrar
los montes
de colores vivos
y recibir después
-ya en el
tronco desnudo-
los callados
rigores del invierno:
esos potros
de nieve.
Deseo
percibir en las futuras
miradas que
recaigan sobre mí,
alegrías y gozos
en lugar de
lamentos y tristezas
Y que mis
seres más queridos
abandonen
los gestos apenados
en beneficio
de las
sonrisas
animosas.
Y ya cuando
la pena se mitigue
y quede en
la trastienda
una memoria
sin dolor,
yo estaré en
el principio
de mi propio
deseo.
Quiero ser
árbol
para poder
ser bosque.
Quiero
llegar al corazón
de la
madera, donde está
-como
alimento irrenunciable-
la procelosa
fuente de la lluvia.
Y quiero,
finalmente,
pertenecer a
una familia
humana y
vegetal,
con la vejez
dorada
y los
retoños trémulos.
Del libro Poemas huérfanos (2016)
Mariano
Estrada www.mestrada.net
Paisajes Literarios
Que tal Mariano! un hermoso poema y un bello contenido: trascender! mas soy apenas una sencilla flor nutriendose de la savia de usted
ResponderEliminar( poeta ) arbol... y ya ha trascendido! gracias por compartirla, un abrazo!
isella valencia
Entrando en el surrealismo de una forma certera y buena. Bien por estos versos. Te felicito.
ResponderEliminarUn placer leerte. Saludos.
Una sencilla flor nutriéndose de la savia de un árbol. Una preciosa expresión poética. Me ha remitido a una fotografía de mi amigo el fotógrafo Fernando Medrano, aunque no es exactamente una flor, sino una pequeña rama nutriéndose de un tronco seco. Dejaré la foto en tu muro.
ResponderEliminarGracias y un fuerte abrazo
Gracias, Salvador: un surrealismo bastante comprensible, como sugieres. Sin que por ello haya una contradicción insalvable en los términos que lo definen: automatismo psíquico, superración de lo real...
ResponderEliminarGracias por las flores (para seguir con la jerga).
Un abrazo
Después de haber dado lectura en voz alta a este magnífico poema, percibí algo intenso, la innegable metamorfosis del poeta.
ResponderEliminarHermoso en verdad.
Un abrazo.
¿Sabes, María? Me hubiera gustado oírte leer el poema. Y percibir la metamorfosis en tus golpes de voz.
ResponderEliminarGracias por tus generosas palabras.
Un abrazo
Casi me hace llorar Mariano,cuanta belleza ,es el poema que yo quisiera saber escribir ,lo entiendo como mi deseo de cuando llegue mi adios ser incinerada y ser parte de un árbol ,en mi caso un olivo ...gracias por compartir esta belleza de palabras..me llega hasta los tobillos ,si.no suena muy poetico pero así me nace ,besos
ResponderEliminarBueno, María Luisa, los tobillos son parte de nuestro cuerpo, una parte que, por cierto, puede ser bien bonita...Y no todas las palabras que utilizamos para expresarnos tienen que ser poéticas, basta con que que digan claramente lo que quieren decir.
ResponderEliminarGracias por este comentario tan sentido. Un fuerte abrazo
Muda...
ResponderEliminarMis lágrimas son lluvia torrencial,
Hola, Sillercita:
ResponderEliminarYa desde niño, los árboles han ejercido sobre mí una gran atracción. El roble es el árbol al que yo me subía de niño con frecuencia, casi como "El Barón rampante" de Italo Calvino. Y digo casi porque aquel se subió un día a los árboles y no volvió a bajar...
Un abrazo
Sin palabras !!! En tus hombros a distancia...
ResponderEliminarQue bueno qué: "casi"
ResponderEliminarSi me hubiera quedado en los árboles sería un pájaro. Tampoco estaría mal. Lo que pasa es que me dan miedo las escopetas...
ResponderEliminarCon este poema yo me siento "Sauce Llorón"!Es un poema precioso Mariano.
EliminarAh! te brotan esos sueños y deseos porque eres un hombre, un poeta de corazón enorme y la sensibilidad a flor de piel.... Sí de la piel que se me enchina....
Como dice la canción: Gracias por Coincidir en éste mundo! Lo que no me acuerdo es cómo te localicé en la red,jamás había entrado a un blog. Desde entonces te leo, aunque al principio no me atrevía a ponerte algún comentario sabes? Un abrazo que llegue con el cariño que te lo envio.
Pues los sauces llorones son bien bonitos. En realidad son bonitos todos los árboles. La naturaleza, en general, es realmente hermosa, solo nosotros la hacemos fea a veces.
EliminarGracias por tus generosas y cariñosas palabras.
Soy poco amigo de "navegar". Esta vez no me resisto. Me ha entusiasmado tu poema. Precisamente esta tarde caminé entre hayas, robles, abedules y castaños, algunos centenarios:
ResponderEliminarCastaño, viejo Castaño
agotado de subir
los peldaños de los años.
Huérfano el pájaro lleva
la tristeza en su canto.
Y me emocionaba la policromía del paisaje.
En otoño se despide
la savia de primavera
sin lágrimas en los ojos
y con colores de fiesta.
Después de leerte, quisiera que mis cenizas se mezclen con la tierra para asomarme con las rosas para veros.
Perdona, me he vuelto un poco tontorrón.
Soy poco amigo de "navegar". Esta vez no me resisto. Me ha entusiasmado tu poema. Precisamente esta tarde caminé entre hayas, robles, abedules y castaños, algunos centenarios:
ResponderEliminarCastaño, viejo Castaño
agotado de subir
los peldaños de los años.
Huérfano el pájaro lleva
la tristeza en su canto.
Y me emocionaba la policromía del paisaje.
En otoño se despide
la savia de primavera
sin lágrimas en los ojos
y con colores de fiesta.
Después de leerte, quisiera que mis cenizas se mezclen con la tierra para asomarme con las rosas para veros.
Perdona, me he vuelto un poco tontorrón.
Hola, José Luis: profundos sentimientos los tuyos. A mí, en tu caso, me hubiera pasado lo mismo. Pasear entre todos esos árboles añosos y otoñañes... ¿Habrá mayor delicia en la tierra? Ahí es donde las cenizas adquieren su mayor sentido: abonando las raíces de los árboles y de las rosas. Hermosas reflexiones, bonitos poemas. Un fuerte abrazo desde la suave brisa del mar. Mariano
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