Daniel Estrada Corrales, Dani
Este poema no está publicado en ninguna revista o periódico ni forma parte de ningún libro. Desde un punto de vista técnico, no es que sea una cosa del otro jueves, al contrario, es más bien del montón. Sin embargo, desde el ángulo de los sentimientos, es un poema realmente entrañable. De hecho, a mí me ha hecho revivir unos tiempos que fueron extraordinariamente felices. Un padre a cuatro patas, haciendo el perro, desmelenándose, desgañitándose a ladridos, arriesgándose incluso a la eventualidad de una que otra patada: “Qué jodío, me quería morder”.
Realmente un gustazo. Quien haya estado en una situación parecida me entenderá perfectamente ¿Y qué padre o madre no ha estado alguna vez en una situación parecida? O sea, que cuento con la seguridad de que seré perfectamente entendido ¿Avez-vous comprís, monsieur? Of course, amic meu, todos los padres hacen las mismas monadas y todos los hijos las mismas perrerías.
Ni que decir tiene que los hijos son siempre adorables, pero a cierta edad resultan incluso comestibles. Más aún, yo declaro que en algunos momentos de la evolución amorosa mantenida con mi hijo, estuve muy a punto de hacerme un consumado antropófago.
Un abrazo
Cumpleaños feliz
Daniel
1
Erizo de mil púas,
pequeño bicho,
tú pones mis cimientos
en entredicho.
Conoces mi secreto,
tirano imberbe,
pequeño renacuajo,
cagón de leche.
A ver, sanguijuelilla,
trocito de hombre,
persona chiquitita,
capullo en brote.
A ver si te reportas
y me respetas,
que aquí soy yo quien manda
y no a la inversa.
Que siempre en esta casa
yo he sido el jefe,
y tú ni te das cuenta
ni me obedeces.
¿O no tienes bastante
con dar la lata:
los mocos, las llantinas,
el pis, la caca...?
¿Qué quieres, taponcito,
aparte de eso,
que me hinque de rodillas
y te haga el perro?
¿Qué te haga mil zalemas
a cuatro patas,
en tanto me echas huesos
si tienes ganas?
Pues no verás tal cosa,
dictadorzuelo,
por más que tus ojillos
me miren tiernos.
De modo que no me hagas
más pucheritos,
ni me eches más el ojo
por el rabillo.
2
Así, respetuoso,
tranquilo y bueno,
callado, quietecito
y obedeciendo.
Si quieres, un poquito
podrás moverte,
o hacer alguna gracia
como haces siempre.
¿Y ahora qué te ocurre
que tanto callas?
¿No quieres que juguemos
ni dices nada?
No vayas a enfadarte
por lo que he dicho,
que aquí tú eres el jefe,
yo soy el niño.
Yo soy tu niño, niño,
yo soy tu siervo,
y te hago una jauría
no sólo un perro.
Mariano Estrada
Cuando Dani tenía ¿3 años?
http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios
Cumpleaños feliz
El amor más puro y más fuerte es el que nos une a los hijos y no hay tiempo que lo destruya, al contrario de otros quereres.
ResponderEliminarEntrañables las fotos de los chiquitines en familia y guapote el niño ya hecho un hombre.
!Salud y concordia por siempre!
Un abrazo. Ascensión
Todos tenemos un niño dentro. Y nuestros hijos, y luego nuestros nietos, nos lo sacan a pasear:
ResponderEliminarComo tú fui niño, niño,
como tú tenía
cara de ángel bueno.
Y era igual de rubio,
rizo sobre rizo,
todo mi cabello.
Como tú tenía
ojos inocentes,
pícaros y bellos.
¡Cómo tú, pequeño!
Como tú tenía
la caricia honda
de unos padres buenos.
Me cuidaban ellos.
Sé que me querían
como yo te quiero...
Fragmento del poema "Como tú", que también le escribí a Dani.
Completamente de acuerdo con lo que dices, querida Ascensión. No hay tiempo ni problema ni vicisitud que lo destruya.
Gracias de nuevo por tus precisos y preciosos comentarios.
Un abrazo