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martes, 1 de febrero de 2011

Pillado por la obsesión

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro


Pillado por la obsesión.

De la serie “poe-canciones”, que tal como entraron en el archivo están saliendo ahora. Nadie las ha visitado en este tiempo de oscuridad y mazmorra, lo que me remite a aquel famoso romance de Gerardo Diego: “Río Duero, río Duero / nadie a acompañarte baja” “Sino los enamorados / que preguntan por sus almas / y siembran en tus espumas / palabras de amor, palabras”. Pues bien, con los enamorados vamos ahora, precisamente.

¿Os imagináis a un tío que, al menos durante un tiempo, no tiene otro oficio en la vida que el de estar plantado como un gladiolo en el balcón de su casa, sólo para ver si se le ocurre pasar por allí a la mujer que le ha reducido absolutamente las miras? Pues parece ser que hay quien lo hace. Yo mismo, por los años setenta, me colgué tanto de una mujer que, siendo el mío un culo intranquilo, no tenía inconveniente en esperarla durante horas cuando ella así me lo pedía: “Espérame en tal sitio a partir de tal hora. Yo llegaré lo antes posible, ya que tengo una reunión y no puedo dejarla cuando quiera, sino cuando pueda ¿Lo harás?”

Vamos que si lo haré, muchacha, lo haré con muchísimo gusto, ya me las maravillaré con el tiempo, ya contaré coches o motos o personas, ya me montaré mis entretenimientos y fantasías y libaré anticipadamente las mieles. Cuando el premio es tan grande como el reguero de tus labios y tan apetecible como el estremecido deseo de tus ojos, bien merece la pena esperar no ya dos horas, sino dos días, dos meses, dos años, dos centurias, una señora eternidad…

Es verdad que, cuando el amor se vuelve obsesión, uno se hace pelele a su servicio, además de estar encantado, por supuesto. Parece hasta mentira, con lo que cuesta esperar a un amigo cuando éste se retrasa tan sólo unos minutos “Joder, ¿es que no valgo siquiera un cuarto de hora?”… En cambio a ella, a la ocupante de tu cuerpo y de tu alma, la esperarás hasta que se cansen los relojes: “¿Se te ha hecho pesado, cariño mío?” “No, no, si sólo han sido tres horitas de nada” “Gracias, amor, tu espera es un estímulo para mí. No sabes hasta qué punto. Aparca el coche, mi vida, que a partir de ahora entramos en una zona de besos”

Pues… si esto es así, muchachas y muchachos, tendré que poneros un cartel con la indicación de prohibido. Y deciros con encarecida seriedad: “Silencio, se rueda”.

Un abrazo

Pillado por la obsesión.

Desde el balcón de mi casa
miro a la gente que pasa
y no la veo pasar.

Lo que veo es la quimera
de tus pasos en la acera
y de tu forma de andar.

Sobre las losas del suelo
tan sólo veo un señuelo
metido en cada tacón.

Como una lava creciente,
con moño, con permanente
con falda o con pantalón.

Y ya me duelen los ojos
de recoger los abrojos
amargos de esta mirada.

Que tiene luz en el día,
que tiene noche, y es fría,
que es llanto de madrugada.

Por más que no estés en nada,
tal como acabas de ver,
estás en todo mi ser.

Como una lluvia constante
que se me pone delante
y no me deja mover.

Aquí me tienes, mujer,
anclado, triste y llorón,
a lomos de una obsesión.

Entre macetas frondosas,
mirando para las losas
por ver si pasa un tacón.

De la serie "poe-canciones"

Mariano Estrada http://www.mestrada.net/ Paisajes Literarios
Blog http://paisajes.blogcindario.com/
Poemas recreados: http://groups.google.com/group/paisajes-literarios

3 comentarios:

  1. Mariano Poeta...Me he deleitado con tu vivencia de los años setenta. Bendita obsesiòn!!!.
    A mì, me produce una deliciosa sensaciòn hacer esperar, porque llegar y encontrar ese corazòn palpitando por la espera, es increiblemente hermoso, ufff delicia infinita.
    Què rico leerte Poeta. Me fascinò!!!.
    Gracias por regalarnos tus sentires poèticos.
    Besito.

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  2. Hola, Celina: esto de hacer esperar, aunque sea entre enamorados, va por países y por culturas. En España se comprende y se acepta, pero no creo que pase lo mismo en Alemania. O sea que debes de tener cuidado, no sea que quedes con un alemán y los pálpitos a los que te refieres se vuelvan estallidos de cólera, jaja.
    ¿Te imaginas a un alemán rojo de ira?
    No creas que no te comprendo, es que quiero chincharte un poquito...
    A mí no me gusta que me esperen, me pongo nervioso. Prefiero ser yo quien espera
    Un beso

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  3. .
    Ay! que miel, que ternura de poema, que romanticismo, eres grande poeta!!!

    Silencio, silencio...

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