Amistad y Llaneza
Vosotros, jóvenes amigos, estáis en posesión de lo que más envidian los dioses.
Quizás el mejor canto que yo pueda
rendir a la amistad en este instante preciso de mi vida, sea proclamarla
públicamente. Y lo hago sin reservas pudorosas, con la satisfacción que
me produce evocar una alegría sedimentada, y también con el anuncio de
que esta declaración, en la que está implicado seriamente el espíritu,
ya ha sido hecha convenientemente en privado. De su fondo, acaso se
trasluzca un deseable reflejo. Ésta es enteramente su forma:
Queridos Paco y Maruja:
Después de tantos años de conocimiento, hoy he percibido que mi
amistad con vosotros me precede, pues, con gran complacencia por mi
parte, ésta ha brillado de pronto en un sencillo poema, escrito hacia
el año 23, por el que yo había pasado otras veces sin ensimismación y
sin conciencia de ser fotografía. Se trata de un poema de Borges del que fluye una llaneza esencial y otra de título. Con ambas he entrado en vuestra casa, donde, para mí, “Se
abre la verja del jardín / con la docilidad de la página / que una
frecuente devoción interroga / y adentro las miradas / no precisan
fijarse en los objetos / que ya están cabalmente en la memoria”.
¿Necesito decir que la memoria antecede a nuestros hijos y alcanza la intemporalidad de los primeros objetos?
El mérito, tal vez compartido, es menos
mío que vuestro, pues vosotros me habéis dado la forma de la
naturalidad, necesaria para ganar la confianza y asumir
imperceptiblemente la esencialidad de las cosas: las palabras, los
hechos, los silencios, los sobrentendidos…. “Conozco las costumbres
y las almas / y ese dialecto de alusiones / que toda agrupación humana
va urdiendo / No necesito hablar / ni mentir privilegios / bien me
conocen quienes aquí me rodean / bien saben mis congojas y mi flaqueza”.
Por lo tanto, amics meus, me
reconozco deudor ante vosotros. Y aunque sé que esta deuda solamente es
pagable con lealtad y agradecimiento, cosa que hay que ir sellando poco
a poco en la vida, la quiero mentar en este escrito para que quede
constancia de que “Eso es alcanzar lo más alto / lo que tal vez nos
dará el Cielo / no admiraciones ni victorias / sino sencillamente ser
admitidos / como parte de una Realidad innegable /como las piedras y los
árboles”.
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