Mariano, fotografiándose
La foto en el espejo
El Coronel de García Márquez no tenía
quien le escribiera, como todo el mundo sabe a estas alturas de la
temporada en las que el Barcelona le saca ocho puntos al Madrid. No sé
si el Coronel pensó alguna vez en escribirse a sí mismo, pero no creo
que recurrir a esa argucia hubiera calmado las ansias de su espíritu,
sobre todo sabiendo que la carta que él esperaba no podía ser sustituida
por ninguna otra.
Pues bien, mirando la fotografía que os
dejo hoy aquí, por un instante he pensado en el famoso personaje de
Gabo. Y he dicho para mí: “Mariano no tiene quien le fotografíe”. Pero
dos minutos más tarde me estaba diciendo mi hija: “Papá, coge a Martina,
que quiero hacerte una foto con ella”. Y el Coronel se desvaneció en la
lontananza del mar Mediterráneo, que estaba justo enfrente, aunque no
todo, por supuesto, en primer lugar porque los toldos estaban bajados
para protegernos del sol, en segundo lugar porque el ficus ha vuelto a
hacerse un árbol enorme, y en tercer lugar porque el Mediterráneo no cabe en
una fotografía hecha desde el jardín de mi casa. O sea que el Coronel
se diluyó en la franja del Mediterráneo que apunta directamente a
Colombia y, concretamente, a un rincón llamado Macondo, donde le
esperaban Cien años de soledad, contados a partir de Los funerales de la
Mamá Grande. Nunca recibiría aquella carta. Nunca cobraría la pensión
por los servicios prestados a las órdenes de Aureliano Buendía.
Aquí, en el Montiboli, la cosa pintó
mucho mejor, porque, con centro en una niña de poco más de un mes,
llamada Martina, había una reunión familiar de las que calman el hambre
de los hambrientos, la sed de los sedientos, el espíritu de los ávidos
de conversación y el sueño de los que no han dormido bastante por la
noche, aunque esto último se produjo después de que el aroma del café
persiguiera la estela del Coronel , que había llegado a Colombia justo
antes de que su mujer vendiera el gallo que, heredado de su hijo, les
hubiera servido para comer durante unos cuantos días, ya que la penuria
era grande.
La comida fue buena, como no podía ser
de otro modo comiendo en el Montiboli. En cuanto a la bebida… No sé,
¡qué queréis que os diga! Yo mantengo que solo bebí agua, pero la
benemérita me paró cuando salí a llevar la basura y se empeñó en que
iba haciendo eses. “Claro –les dije- ¿no se catan ustedes de que el
camino está encharcado y yo voy evitando precisamente los charcos?”.
Pero no me creyeron, porque los Civiles han perdido la fe. Me trajeron a
casa por las orejas y le dijeron a mi mujer en presencia de toda la
familia: ¿Es suya esta piltrafa de ruiseñor? Porque iba por ahí,
cantando la mona y creando ciertos peligros”. Mi mujer, que me conoce
desde los tiempos del cólera, trató de calmarles de este modo: “No se
preocupen, amigos. Mi marido no bebe alcoholes ni fenoles, pero le gusta
hacerse fotografías en el espejo y luego las manda por ahí, a llevar la
basura, a perseguir musarañas enamoradas o a engañar, si se dejan, a
unos seres curiosos a los que él les da el nombre de perigonios
verdes”.
Ante la cara de incredulidad y de recelo
que mostraron los aludidos, mi mujer les invitó a tomar un zumo de
flores decomisadas y finalmente les indicó: “Miren, ahí está mi
marido, con Martina en los brazos y la baba en las comisuras de los
ojos, como abuelo recién entrado en el club. Ustedes han cazado a un
heterónimo de los que a él le gusta crear, pero créanme ustedes a mí,
son sombras tan solo, son fantasmas, son espejismos que se desvanecen”.
Ahora bien, que sepan, en honor a la verdad, que yo sí tomo un vinito
con la comida…
En ese momento los Guardias se miraron a
los ojos, desorientados, confundidos, exhumando cierta vergüenza por
los aleros del tricornio, porque sus manos se ocupaban en sujetar unas
orejas imaginarias que no habían tomado un trago desde las Crónicas de
una muerte anunciada.
Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios
Un gusto encontrar su blog y también la lectura.
ResponderEliminarsaludos.
g
Gracias, Gabriela:
ResponderEliminarTe informo de que, al margen de este blog, está reciente la renovación de Paisajes Literarios, una página con varias secciones y que tiene también un Blog insertado (la dirección es ésta: www.mestrada.net
Un abrazo
Estupendo relato Mariano. ¡Gracias por compartirlo!
ResponderEliminarAtte.
Morena Sv
Literatura y buena letra
Grupo Facebook.
Gracias, Morena Sv: compartir lo que se escribe es siempre un placer, como sabes. Y si tiene buena acogida, el placer se multiplica.
EliminarGracias y un abrazo