Mariano a mitad del afeitado
De
barbas, de besos y de afeitados
Estaba afeitándome esta tarde fría de noviembre y, al
llegar al punto que puede verse en la foto, me acordé de una persona conocida que,
por una enfermedad pasajera de la piel, durante un tiempo solo pudo afeitarse
la mitad de la cara, cosa que hacía todos los días. Yo no lo entendía muy bien porque, a mi modo de ver,
hubiera sido más fácil dejarse barba, ¿no? Pues no, señor, él se afeitaba la
mitad sana de la cara.
De pronto se me fue esa imagen de la cabeza y se me
puso delante la de Martina, mi nieta, que se resiste a darme besos si no estoy
afeitado. Así que, cambiando radicalmente de opinión, declaro solemnemente que si
yo estuviera ahora en el caso de aquel hombre semibarbado o semiafeitado, no me
dejaría la barba completa, sino que, como él, me afeitaría religiosamente la
mitad sana de la cara. ¿Cómo iba a vivir yo sin los besos de Martina?
Mi barba y los
besos de Martina
Mi
barba tiene tres pelos
por
milímetro cuadrado.
Y
todos ellos te pinchan
cuando
no estoy afeitado.
En
mi cara hay un rastrojo
de
alambres muy afilados
y
en sus raíces se ahogan
los
besos que no me has dado.
Voy
a afeitarme ahora mismo
para
ofrecerme a tus labios
hasta
que cieguen mis poros
con
los besos atrasados.
Esto es amor puro de abuelo 😍
ResponderEliminarGracias, MochuELIn: ¿se nota mucho? Comparto con ella los sueños de los niños, que son los que mantienen el fuego. Un abrazo
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