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martes, 12 de noviembre de 2019

El sueño y el árbol, un poema del libro LA MIRADA DE MARTINA


 Martina en el bosque encantado, Muelas de los Caballeros, Zamora


El sueño y el árbol

De un árbol que vi en un bosque,
tan alto como la luna,
colgaba una larga cuerda
con nudos hasta la punta.

Hay alguien ahí –grité,
mirando hacia las alturas.
Pero nadie, desde arriba,
me respondió a la pregunta.

No obstante, una voz hermosa
me interrogó por la espalda.
-¿Cómo has llegado hasta aquí,
quién eres, cómo te llamas?

-Yo soy Martina, una niña
perdida y desorientada,
que se salió de su sueño
cuando más alto soñaba.

Y ahora quiero volver
pero no encuentro el camino.
-¿De qué trataba tu sueño?
-De las andanzas de un niño.

-Y de ese niño, ¿qué sabes,
está muerto o está vivo?
-No lo sé, cuando iba a verlo,
descarrilé en un suspiro.

-Pues ese niño soy yo,
pero tú no te has perdido.
La senda por la que vienes
te la ha marcado el destino.

Mi casa está en ese árbol
al que solo yo he subido.
Yo soy el niño que buscas,
¿lo quieres subir conmigo?

Mariano Estrada, del libro La mirada de Martina (2019)

 
  Martina en el bosque encantado, Muelas de los Caballeros, Zamora

4 comentarios:

  1. Muy bonito y emocionante, Mariano. Cuando las certezas ya se nos van acabando, nos quedan los sueños de jardines y paraísos perdidos. Un abrazo y sigue disfrutando de tu nieta y de tu mundo cercano. Eugenio

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  2. Gracias, Eugenio: menos mal que nos quedan los sueños. Si un día se acabaran, ya sería imposible la recuperación de las certezas.
    Con mi nieta comparto la ilusión que aún tienen los niños. Un abrazo

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  3. Los sueños encantados son el refugio de nuestros deseos reales incumplidos,o al menos,de nuestras utópicas fantasías. Hermoso poema Mariano,en cuyos versos confluyen los lazos oníricos de nieta y abuelo. Va un abrazo argentinísimo. Victoria

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  4. Hola, Victoria: los sueños de los niños debieran de curar el excesivo escepticismo de los mayores. Pero no sé si los mayores estamos por la labor. Yo he vuelto un poco a la infancia, un paraíso que nunca perdí del todo. Gracias y un abrazo

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