Rosa, en el pantano de Guadalest. Año 2011
La risa, un ingrediente necesario
1.* La llave
A
veces no comprendo por qué te enamoraste de mí. Entonces cierro los ojos y me
digo: menos mal que hay cosas que ocurren sin atender a razones. “Algo
tendrías” –remuga por debajo la conciencia- Y es cierto: tenía el corazón
enamorado, tenía una lengua irrefrenable, tenía unos ojos chispeantes y
prometedores… Y, en el último rincón de las pertenencias, tenía la llave de la
risa. ¿Serían esas cosas las que me hicieron un galán a tus ojos?
2.* Una observación
Una vez oí por accidente que una
de tus amigas te decía: “Con Mariano no te aburrirás nunca. Entiendo que no
tengas televisión”. Y yo te digo ahora: es verdad que siempre me ha gustado
hacer reír a la gente. Pero a ti quería hacerte llorar. De risa, por supuesto.
Con esa observación rocambolesca, tu
amiga dejó bien clara una cosa: que la
postura contra la televisión no había calado ni entre las personas
cercanas.
3.* La comunicación
Algo que no nos ha fallado nunca
es la lengua, tampoco el interés por escucharnos. “No sé de qué podéis hablar
tanto tiempo” –te dijo un día una amiga.- “Entre vosotros no se acaba nunca la
conversación”. Ambos sabemos que yo ponía la lengua en un 70%, el mismo
porcentaje en que ponías tú el oído. Si estos dos capitales no se cansaban,
tampoco se cansaría el interés. Y hay que tener en cuenta la risa, que ocupaba
una parte importante de nuestra comunicación. De hecho, a mí me recomendaban
controlarla. Por las arrugas. Como si las patas de gallo fueran a arruinarme la
belleza.
4.* Una luz prodigiosa
En las tardes primaverales de
1978, paseábamos a menudo por aquella
vieja playa de Villajoyosa que, además de ser de cantos redondeados, tenía una
barandilla verde. Tu cara de embarazada no perdía nunca el acordeón mágico de
la risa. Y yo, embarazado consorte, me
reía simplemente de felicidad. Un hijo ensancha mucho los horizontes y, como el alba, ofrece a los que
esperan una luz prodigiosa que nace abierta al mundo. Finalmente, la luz se concretó. Y fue niña.
Mariano
Estrada, del libro Rosa entre las rosas:
cuarenta años de amor (2014)
¡Y...sí ! La risa y/o la sonrisa son una importante carta de presentación y generan un vínculo interpersonal muy atractivo. Y si además, hay un sentimiento de amor que obra como condimento, el resultado es una ecuación perfecta para un vínculo sostenido a largo plazo. Me surge escribir esto luego de la alegoría a la risa que me has hecho llegar,mi estimado Mariano. Como siempre, leerte es siempre grato y me mueve a una reflexión inesperada. Un abrazo argentino...¡ Y a seguir riendo ! Victoria
ResponderEliminarPues bien, Victoria, has reflexionado de una forma excelente. Me alegro de haberte incitado a la reflexión. Por cierto, me siento identificado con ella porque he visto que coincide sustancialmente con nuestro caso. Te dejo aquí una frase que escribí hace mucho tiempo: La risa es necesaria para que el alma respire. Donde hay hombres que ríen, aunque falte el pan, hay vida. Un fuerte abrazo.
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