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viernes, 15 de enero de 2021

Un silencio de nieve

 

Foto tomada de internet sin ánimo de lucro
 

 Un silencio de nieve 

Inspirado en la realidad,
pero completamente imaginado.

Los responsables
de nuestro bienestar

aparecen muy dignos en la tele
para cantar sus infinitas

cualidades como gestores.
Tal vez el adjetivo es excesivo,

pero hay que atribuirles, por lo menos,
la excelsitud en la que envuelven

la propaganda.

Son pinochos que se difunden
con efectividad y maestría.
Nos acarician de tal modo

que apenas percibimos
hasta dónde les llega la nariz.

Mientras tanto, en un barrio
de la siempre lejana periferia,
donde la tele llega

por un cable de plomo,
un enfermo de frío

y de desesperanza
muere por falta de electricidad.

Es invierno y hay nieve, mucha nieve.
A los vecinos de la izquierda,

el techo se les ha venido encima.
Igual que a los vecinos

de la derecha.

Ahora están al raso.

Los parlanchines de la tele,
alejados de toda realidad,

prosiguen informando a los oyentes
-y a aquellos que de pronto

han dejado de oír-
acerca de sus muchas, casi

interminables,
cualidades como gestores:
 

“Desplegados los medios
de los que disponemos,
podemos afirmar que

todo está controlado.
Nadie se debe preocupar por nada,

puesto que nada hemos dejado
a la improvisación”.

Un mensaje de aliento
que, por desgracia,

en un punto determinado
de la lejana periferia,

volaba como un buitre
sobre una oscura mancha

de humillación
que sepultaba, copo a copo,

un silencio de nieve.

Mariano Estrada, enero 2021

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