Ya no hay claros de
luna
Ya no hay claros de luna ni
lejanos
espejos de melancolía,
sino frenéticas carreras
por barrancos de
desesperación.
¿Por qué corremos tanto, si
la vida
persiste en su constante
magnitud
de tiempo acompasado,
y el pulso de la luz se
atiene
al movimiento insobornable
de las constelaciones?
Yo echo en falta la lumbre
de la conversación, los
lentos
tizones del ocaso,
el beso de la noche
y su pausada consunción
de eternidad, de sombra.
Echo en falta los lazos
pacientes del amor, los
embelesos
constituidos sobre bancos
de pedernal y carne
reposada.
Y echo en falta un trasfondo
laxo de intemporalidad
para esparcirlo por el mundo
en espesos matojos
de siempreviva.
Mariano Estrada, del libro Poemas huérfanos
No hay comentarios:
Publicar un comentario