Elegancia
Mientras tú te dirigías al lavabo, un amigo me dijo entre admiraciones elocuentes: “¡qué elegante es Rosa!”. Yo le dije que sí, naturalmente. ¿Cómo negar esa evidencia? Fue en la cafetería Miami, de Villajoyosa, en 1975. Treinta y cuatro años después, en la cafetería Brisa, aprovechando otra ausencia de lavabo, una pareja de amigos incidió así en el elogio: “Lo que más me gusta de Rosa es la elegancia”. –dijo él-. “Completamente de acuerdo” –apostilló ella-. Yo asentí con gusto y añadí: “Lo mejor de todo es que en su porte no hay ninguna impostura”. Y es que, lo miremos como lo miremos, en la vida hay ciertas cosas que no se pueden comprar. La elegancia es una de ellas. Tú la recibiste en un lote, con la bondad, la honestidad y la belleza. Y todo lo que te dieron en agraz, a mí me llegó un día maduro, obsecuente y sazonado. Así subí al olimpo de los elegidos.
Mariano Estrada, del libro Rosa entre las rosas: cuarenta años de amor (2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario